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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Nos queda grande el mundo?

La clamorosa ausencia de lo internacional en el debate electoral español resulta alarmante

Francisco G. Basterra

El mundo, la política exterior, la definición de nuestra ambición internacional, lamentablemente, no aparecieron en el primer debate electoral organizado esta semana por EL PAÍS. No soy tan iluso de pensar que lo internacional mande en unas elecciones generales, pero su clamorosa ausencia es alarmante. Confirman la imagen de una España política reconcentrada sobre sí misma, abstraída en sus cuitas interiores, con unos dirigentes que refuerzan el ombliguismo que destila la vida pública.

Los líderes empresariales construyen empresas globales y nuestra juventud más preparada se desparrama por el mundo por falta de oportunidades en España, mientras nuestra clase política mira al campanario. Esta malsana tendencia, ya detectada con Zapatero, que sin embargo consiguió nuestra inclusión en el G20, se ha acentuado con Rajoy: dos presidentes domésticos, que no habían viajado antes de llegar al poder y que una vez en él lo han hecho lo justo ensimismados en los debates interiores, como si el mundo les quemara. Además, no se han manejado con los idiomas.

Esto no siempre ha sido así. Hace 30 años firmamos el Tratado de Adhesión a la UE, con un presidente, Felipe González, activista y ambicioso en Europa. Durante una larga década jugamos en una liga superior a nuestro peso específico. Solana fue secretario general de la OTAN y Alto Representante de la política exterior europea. Aznar, con otra visión, más atlantista, también fue un presidente internacional.

En los últimos años nos hemos replegado. Sin voz propia ni visibilidad, ni siquiera en Latinoamérica o el Mediterráneo. Arrastramos una política exterior a remolque de una Europa en crisis y debilitada. Combinado con el colapso económico y social perpetrado por la Gran Recesión, España ha perdido peso en Europa, que el nuevo Gobierno deberá recuperar. No hace tanto se hablaba del milagro español. España, hoy, está detenida como historia de éxito.

Los comicios son el examen, cuando los aspirantes debieran responder a qué harían enfrentados a una crisis internacional, o a un nuevo ataque terrorista en una gran capital europea. Precisamente porque estamos inmersos en unas elecciones, los ciudadanos merecen conocer sus propuestas concretas sobre Siria, qué grado de implicación debe tener España, que aportaríamos. No esperar agazapados, Sánchez detrás de Rajoy, a que Francia nos haga la lista. Alemania y el Reino Unido ya nos han dejado atrás.

¿Y qué hacer en Cuba ante la nueva época abierta por Estados Unidos? ¿El nuevo presidente viajaría a La Habana en el primer trimestre de 2016? Latinoamérica vive un momento crucial. Brasil se tambalea, Venezuela puede cambiar, Argentina abandona el peronismo. ¿Qué propugnan para construir una política común de inmigración ante el éxodo masivo de refugiados hacia Europa?

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Ninguno de los tres nuevos jóvenes líderes en los que podría recaer la gobernación de España tiene un perfil internacional. Y Rajoy se define y actúa como un señor de Pontevedra. Los programas internacionales de los cuatro partidos abundan en generalidades. Habíamos superado nuestro aislamiento, la sociedad no está replegada, pero a los políticos parece que les queda grande el mundo.

fgbasterra@gmail.com

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