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Macri retrasa la apertura cambiaria a la espera de los dólares del campo

El futuro gobierno argentino negocia que los agricultores exporten y los bancos le presten

Alejandro Rebossio
Los 'silos bolsa' guardan granos de soja en un campo de Chivilcoy, a 153 kilómetros de Buenos Aires.
Los 'silos bolsa' guardan granos de soja en un campo de Chivilcoy, a 153 kilómetros de Buenos Aires.Ricardo Ceppi

En la historia de Argentina muchos han repetido que este país puede salvar el año “con una buena cosecha”. Y esa esperanza está depositada también en el inicio del Gobierno de Mauricio Macri. El político liberal asumirá el poder este jueves y había prometido que al día siguiente liberalizaría el cepo (control) cambiario que rige desde 2011. Para evitar una devaluación del peso descontrolada, negocia créditos de otros países y bancos de inversión, pero también espera que los agricultores comiencen a vender parte de la cosecha de soja (principal cultivo de Argentina), que finalizó hace siete meses pero que en una porción nada despreciable permanece guardada en los 'silos bolsa' (bolsas de plástico que reemplazaron a los silos de metal) a la espera de un mejor precio. El Gobierno saliente de Cristina Fernández de Kirchner calcula que quedan 11.300 millones de dólares en granos por liquidar, pero el futuro ministro de Agricultura de Macri, el dirigente rural Ricardo Buryaile, dice que son solo 4.500 millones.

Pero no le está siendo fácil al futuro ministro de Hacienda argentino, Alfonso Prat-Gay, el acceso a esos fondos y por eso este domingo, en una entrevista con el periódico 'La Nación', admitió que se retrasaría un poco la eliminación del cepo cambiario: "Vamos a cumplir con esa promesa lo más rápido. Si podemos hacerlo el 14, lo haremos el 14, y si no, cuando veamos que estén dadas las condiciones. (Hay que) asegurarnos de que tenemos una buena oferta de dólares para estar tranquilos. Están las toneladas de soja y de maíz, y en menor medida, de trigo, que no fueron liquidadas. También otra fuente de aporte de reservas que cuando lo tengamos, si Dios quiere la semana que viene, antes de asumir (el poder), lo diremos".

En Suipacha (121 kilómetros al oeste de Buenos Aires), la ganadería vacuna fue cediendo terreno a la soja en los últimos años porque, según los agricultores, era el único cultivo que les aseguraba rentabilidad. “El campo estuvo mal estos ochos años de Cristina y creó que va a apoyar a Macri”, reflexiona el presidente de la Sociedad Rural de Suipacha, Eduardo Lawler, en su todo terreno, de camino a sus tierras, donde aún guarda algunos ‘porotos’ (granos) de soja para ir pagando los gastos mensuales hasta la próxima cosecha. Lawler opina que las cuatro patronales rurales, que representan a agricultores de diverso tamaño, deberían proponer que todos sus socios liquiden la cosecha apenas se libere el cepo cambiario, pero admite que no sería un acuerdo de cumplimiento obligatorio: “La gente se maneja con su bosillo, va a ir estudiando el terreno”. Es decir, cada uno verá a qué precio se estabiliza el dólar después de la devaluación. Por ahora cuesta 9,73 pesos, pero se desconoce si llegará a 13, 14, 15 o incluso 20, según los comentarios de diversos economistas y banqueros que aparecen en los medios de comunicación. “Van a venir 30 o 60 días de turbulencia”, pronostica Lawler.

Los agricultores esperan que la devaluación se estabilice antes de vender sus granos

“Si 'sabés' que el dólar va a estar a 20 pesos, no vas a vender (los granos) cuando esté a 15”, comenta César Alassia, técnico agrónomo que gestiona tierras de un empresario de Suipacha. “Cuando se estabiliece bien el dólar y se defina la eliminación de retenciones (impuestos a la exportación), la gente va a vender porque necesita ‘plata’ (dinero) para sembrar ahora la soja, para comprar semillas, herbicidas, insecticidas. Pero no sé si venderá ahora en diciembre”, continúa Alassia, vestido como gaucho, con camisa blanca, cinturón decorados con monedas, ‘bombacha’ (pantalón) y alpargatas.

Las exportaciones agrícolas se han reducido a la mitad desde que el 25 de octubre pasado Macri, con su promesa de liberar el cepo cambiario, logró un buen resultado en la primera vuelta electoral y quedó como favorito para el balotaje del 22 de noviembre. “Pero el productor (agrícola) puede esperar como máximo 20 o 30 días sin liquidar granos, pero no más porque tiene compromisos cada mes, en diciembre, enero, febrero… Va liquidando de a poco porque es su capital, pero entre las inundaciones de agosto (pasado) y los aumentos (de precio) de los insumos este año tenemos menos granos en silos bolsa que otros años”, advierte Lawler. Tanto él como Alassia están entusiasmados con Macri porque liberalizará no solo el mercado cambiario sino las restricciones que el kirchnerismo impuso a la exportación de carne vacuna, maíz y trigo con el argumento de bajar los precios internos de los alimentos. Uno y otro planean reducir la proporción de tierras destinadas a la soja y apostar otra vez por una mayor diversificación productiva.

Lawler dice que los agricultores ya debieron vender la mayor parte de la cosecha a acopiadores, que a su vez la entregan a las grandes empresas exportadoras y fabricantes de aceites y harinas, como Cargill, Bunge, Deheza, Dreyfus, Vicentín, Nidera y Glencore. Fuentes de la cámara que reúne a estas compañías niegan que ellas retengan la cosecha y dicen que el Gobierno de Kirchner se equivoca en el cálculo de 11.300 millones de dólares. Comentan que son 7.000 u 8.000 millones. También desmienten que estén negociando con el futuro Gobierno de Macri el ingreso de divisas. Pero en dos bancos internacionales calculan que hay 9.000 millones de dólares por vender y aseguran que el equipo del futuro presidente les ha pedido a las exportadoras que lo financien con 6.000 millones, una cifra que en ese mundillo financiero consideran difícil de conseguir.

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