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El colegio de un suicida de París había advertido de su radicalización

El Comité P, que vigila a la Policía belga, investiga por qué la información no trascendió

Se abre un capítulo más en las investigaciones que rodean a los atentados terroristas yihadistas del 13 de noviembre en París (Francia). El colegio de Bruselas donde estudiaba Bilal Hadfi, uno de los suicidas que perpetraron la matanza, alertó en abril pasado a las autoridades educativas de su radicalización islamista, según la prensa local belga. La información no se trasladó a las autoridades judiciales del país y ahora el denominado Comité P —un órgano independiente que vigila la actividad policial "por el interés de los ciudadanos", según su página web— investiga qué pasó y por qué esta información nunca trascendió.

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"[Bilal Hadfi] expresaba regularmente opiniones radicales en clase y había sido invitado varias veces a hablar con el director", revela una información de los diarios flamencos De Morgen y Het Laatste Nieuws basada en documentos internos del centro educativo. La madre de este joven de 20 años y nacionalidad francesa ya había comentado en una entrevista diez días antes de la masacre en París que su hijo era una "olla a presión" y temía que fuera a "hacerse estallar de un día para otro", informa Efe.

"Los docentes del colegio Anneessens-Funck, al que acudía Bilal Hadfi justo antes de haber marchado a Siria [en febrero], están siendo interrogados por las autoridades", explica De Morgen. Los trabajadores del centro, que se encuentra en pleno núcleo de la capital belga, a tan solo 350 metros del emblemático Manneken Pis, habían informado a las autoridades educativas en abril (siete meses antes de la masacre de París) sobre la radicalización de Hadfi porque tras los atentados contra el semanario francés Charlie Hebdo, el pasado 7 de enero, su actitud les "había llamado la atención". 

Hadfi fue uno de los suicidas de las inmediaciones del estadio de Saint Denis, a las afueras de París. Previamente (en febrero) había viajado a Siria para combatir en las filas del autoproclamado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés). Aunque las autoridades europeas están especialmente preocupadas por los combatientes retornados a la Unión Europea (UE) —tan solo en Bélgica hay unos 400, según las últimas estimaciones—, la advertencia de su colegio no trascendió.

Austria alerta de ataques

REUTERS

La policía de Viena señaló ayer que servicios de inteligencia “amigos” han alertado a las capitales europeas de la posibilidad de tiroteos o ataques con bomba antes de Año Nuevo.

Según la policía austriaca se mencionaron “varios nombres de posibles atacantes, que fueron comprobados” si bien no condujeron a “ningún resultado concreto”.

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Además, este sábado se ha conocido que el joven Hadfi estaba fichado en las bases del Órgano de Coordinación para el Análisis de las Amenazas (OCAM, por sus siglas en francés) de Bélgica.

Críticas a Bélgica

Este episodio se suma a una lista de críticas a la gestión antiterrorista de Bélgica en torno a los atentados de París el pasado 13 de noviembre. Uno de los terroristas más buscados y en paradero desconocido desde entonces, el belga Salah Abdeslam, superó hasta tres controles policiales en su huida de París a Bruselas la noche de la matanza. No se le detuvo porque aún no se había incluido su identidad en el SIS II (el Sistema de Información de Schengen), fichero en el que se inserta la información de los sospechosos de terrorismo y otros crímenes dentro de los 26 países que conforman el área de libre circulación de personas en la UE.

Además, el ministro de justicia belga, Koen Geens, dio a entender en una entrevista a un medio local que las autoridades lo tenían localizado en el barrio de Molenbeek tras la masacre, en la noche del 15 al 16 de noviembre, pero que no podían detenerlo porque la ley no permitía hacer redadas en plena noche.

La burgomaestre de Molenbeek —barrio bruselense con el que tenían vínculos no solo los terroristas de París sino de Charlie Hebdo, el tren Thalys y el Museo Judío de Bruselas— admitió en una entrevista con EL PAÍS que los hermanos Brahim y Salah Abdeslam (el primer muerto en París y el otro, prófugo) estaban fichados por la policía local, pero que al no tener competencias de detención —facultad que solo tiene la policía federal— no se les pudo apresar.

Tras los ataques y al conocerse que la mayoría de los terroristas estaban vinculados con Molenbeek, en Bruselas, las autoridades francesas criticaron duramente la gestión del país vecino, que respondió elevando la máxima alerta por atentado terrorista "inminente" y paralizando toda la capital cerrando colegios y universidades y sugiriendo a los adultos trabajar desde casa durante dos días.

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