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La locura de las botas de Marco Rubio

Políticos y medios se pronuncian sobre el calzado que exhibió el aspirante republicano

Luis Barbero
Marco Rubio se dispone a subir al autobús de su gira electoral.
Marco Rubio se dispone a subir al autobús de su gira electoral.M. SCHWALM (ap)

Desde hace más de medio año, políticos republicanos y demócratas y los medios de comunicación de Estados Unidos están en una vorágine causada por el fenómeno Donald Trump, el magnate que aspira a ser nominado candidato conservador en las elecciones presidenciales que se celebrarán en noviembre. Su impacto en la carrera electoral está siendo tan impresionante que muchos llevan tiempo dándole vueltas a cómo escapar de una espiral en la que todos están atrapados. Lo que haga o diga Trump, con sus escandalosas soflamas contra los inmigrantes como bandera, es analizado y valorado hasta la fatiga. Nada o casi nada ha podido romper esta dinámica de la larguísima precampaña electoral estadounidense. Y será por ese cansancio, pero a veces ocurren episodios menores, anécdotas, que abren debates imprevistos y desvían el foco sobre el multimillonario, algo que apenas han conseguido los estrategas de los demás aspirantes.

En los últimos días, con el país pendiente de las medidas que el presidente Barack Obama quiere impulsar en el final de su mandato para aumentar el control sobre la venta de armas, uno de esos episodios menores ha acaparado la atención de políticos y periodistas: las botas con un llamativo tacón que Marco Rubio, senador por Florida y aspirante republicano, vistió en un acto de campaña.

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Sobre las botas de Rubio, de origen cubano y que a sus 44 años es el más joven de los aspirantes presidenciales, se han pronunciado varios de sus rivales en las primarias republicanas, se han escrito especulaciones sobre la marca y el precio del calzado y se ha debatido en programas televisivos. El sorprendente fenómeno empezó, como ocurre a menudo en los últimos tiempos, en las redes sociales. Un reportero de The New York Times colgó un tuit en el que llamaba la atención sobre las brillantes botas negras que Rubio vistió el pasado lunes en un acto de campaña en la localidad de Atkinson, en New Hampshire, donde el mes que viene empieza el proceso de primarias para elegir a los candidatos a la presidencia de EE UU.

A partir de ese momento, se desató todo. El equipo de campaña del senador Ted Cruz, uno de los republicanos con más posibilidades de ser nominado candidato junto a Trump y el propio Rubio, puso el acento en los tacones del político de Florida y en que el calzado parecía de origen italiano. El también senador y aspirante Rand Paul apareció poco después en un vídeo en una tienda portando en las manos un vistoso zapato dorado y negro y aseguró que Rubio tenía unas “lindas” botas nuevas y que él no quería ser menos. El omnipresente Trump, como no podía ser de otra manera, también se ha sumado a las voces que se han pronunciado sobre las botas de Rubio, afirmando que él, desde luego, no se las pondría. Y como quien no quiere la cosa, añadió que el calzado ayuda al senador de Florida, que mide 1,78, a parecer más alto. Trump mide casi 1,90.

Tal ha sido el interés suscitado que el equipo de campaña de Rubio ha tenido que aclarar que las botas son de la marca Florsheims, que se pueden encontrar por unos 100 dólares (92 euros), después de que la revista Vanity Fair especulara con la posibilidad de que fueran de una firma de lujo por las que se llegan a pagar 995 dólares (915 euros).

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Rubio ha intentado permanecer al margen de una polémica que se le ha ido de las manos, pero finalmente ha tenido que responder. En otro acto de campaña en New Hampshire, fue preguntado por sus botas. Micrófono en mano, sin perder la sonrisa, pero un tanto molesto, el senador comenzó a hablar de problemas políticos de primer orden como el Estado Islámico, el desafío nuclear de Corea del Norte, las turbulencias sobre la economía mundial… para llegar a la conclusión de que hablar de sus botas era “una locura”.

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Sobre la firma

Luis Barbero
Es subdirector de Actualidad de EL PAÍS, donde ha desarrollado toda su carrera profesional. Ha sido delegado en Andalucía, corresponsal en Miami, redactor jefe de Edición y ha tenido puestos de responsabilidad en distintas secciones del periódico.

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