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Motivos de un secuestro extraordinario en México

El levantón de 27 personas hace semana y media en el Estado de Guerrero ilumina la lucha de las bandas criminales por hacerse con centro de poder, plazas y corredores

Pablo Ferri
El Ejército recorre un poblado cercano a donde hallaron muerto a uno de los maestros secuestrados.
El Ejército recorre un poblado cercano a donde hallaron muerto a uno de los maestros secuestrados.Pablo Ferri

Hace una semana y media, un comando criminal secuestró a 27 personas en el estado mexicano de Guerrero, en la región de Tierra Caliente, a cinco horas de la capital del país. El sábado 9 de enero, los criminales interceptaban la comitiva de invitados de una boda que se iba a celebrar en la comunidad de Las Palmas, a 40 minutos del municipio de Arcelia, de donde eran la mayoría. Se llevaron a 22 y mataron a otras tres personas. La mayoría de las familias denunció el secuestro, pero cinco evitaron hacerlo por temor.

Al lunes siguiente, el comando irrumpía en una escuela secundaria de una comunidad rural del municipio de Ajuchitlán, vecino de Arcelia. Levantaron a cinco maestros. Ese mismo lunes aparecía el cadáver de uno de los 22 que habían secuestrado el sábado. Se llamaba José Eutimio Tinoco, tenía 50 años y los vecinos de Arcelia le llamaban el rey de la tortilla por los negocios que regentaba en la localidad.

A lo largo de la semana pasada, los secuestradores pidieron rescates por los maestros y por alguno de los invitados a la boda. El jueves 14 de enero, durante el entierro del rey de la tortilla en Arcelia, sus hijos y amigos pidieron a los asistentes que rezaran por los secuestrados. Mientras tanto, familiares de los maestros, alcancía en mano, paraban a los autos en la carretera que cruza Tierra Caliente, y pedían una colaboración a los conductores. Necesitaban juntar varios millones de pesos que los secuestradores pedían como rescate.

La madrugada del viernes, el operativo de búsqueda, conformado por autoridades estatales, militares y policías federales, encontraba a 21 secuestrados. Se trataba de los invitados de la boda que habían desaparecido el sábado anterior. Horas más tarde las autoridades daban con cuatro de los cinco maestros. El cadáver del quinto, Joaquín Real Toledo, apareció el sábado cerca de la escuela donde trabajaba. El fiscal de Guerrero, Xavier Olea, informó que el cadáver presentaba un avanzado estado de descomposición. Olea confirmó además que el mismo grupo andaba detrás de de ambos secuestros. En Arcelia, vecinos, funcionarios y comerciantes mencionaban un solo nombre: “El Tequilero”. Eran él y su grupo, decían, quienes estaban detrás.

El viernes trascendió un vídeo de los presuntos secuestradores. Las imágenes de un grupo de hombres amordazados, con los ojos tapados, ilustraban la voz de otro hombre, el secuestrador. Con tono desafiante, éste increpaba a las autoridades estatales y justificaba las acciones de su grupo. Decía que habían secuestrado a la gente de Arcelia por culpa de “El Pescado”. Se refería a Johnny Hurtado Olascoaga, alias El Pescado, jefe del cartel de La Familia en Arcelia. Según la voz del video, El Pescado era el culpable de muchos de los delitos que se cometen en la región y, además –sobre todo-, su mera existencia, decía, había motivado el cierre de una importante explotación minera en Arcelia. El secuestrador, que se refirió a su banda como grupo de autodefensas, exigía al Gobierno estatal la captura de El Pescado para evitar nuevos problemas. En el video no dice su nombre, ni su apodo, ni nada que pueda identificarle más allá del tono de voz. Olea confirmó este lunes en el programa de radio Atando Cabos que el secuestro fue obra del grupo de El Tequilero, antiguo sicario de El Pescado, que disputa la plaza de Arcelia al segundo.

Se trata a todas luces de un caso inusual. Hace menos de años y medio, la sociedad mexicana atestiguaba el drama del secuestro y la desaparición de 43 estudiantes en el cercano pueblo de Iguala. Aunque el Gobierno mexicano ha defendido la mayor parte del tiempo que fueron asesinados, sus familiares y parte de la ciudadanía no lo creen. Al menos por ahora, su esperanza pasa por demostrar que siguen desaparecidos.

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Cuando secuestraron a los 27, familiares y vecinos de Arcelia marcharon por las calles de la localidad. Una de las pancartas exigía a las instituciones que actuaran para que no se repitiera la tragedia de Iguala. En un Estado que cuenta 1.000 denuncias por desaparición desde 2001 y que pelea por el triste podio de casos de secuestro reportados a las autoridades -119 sólo en 2014-, parecía difícil que la historia de los 27 acabase bien. En un país como México, cuyo Gobierno asume 200 secuestros al mes, encontrar con vida a 25 de 27 levantados parece un éxito rotundo.

La mina y El Pescado

En el video, el secuestrador coloca el cierre de una mina como motivo principal del secuestro de los 27. Se refiere a la explotación de Campo Morado, concesión de la empresa belga Nyrstar, que en noviembre de 2014 anunciaba el cese temporal de las actividades por motivos de seguridad. Hasta la fecha, apenas ha trascendido información sobre los motivos de Nyrstar. En 2014 y 2015, el Gobierno de Guerrero aseguró que no existían tales problemas de seguridad y apuntaba a un conflicto entre la empresa minera y transportistas locales, que exigían el pago de un adeudo de 14 millones de pesos, 760.000 dólares.

En julio de 2014, autoridades federales aprehendieron en Guanajuato a José María Chávez Magaña, alias El Pony, socio de El Pescado en Tierra Caliente. En sus declaraciones ante la fiscalía nacional, mencionadas por los periodistas Raymundo Riva Palacio y Roberto Zamarripa en sendas columnas, El Pony decía que El Pescado imponía su flota de camiones a Nyrstar y que por ello no se metía con las actividades de la empresa.

En todo caso, resulta sencillo concluir que la industrial belga lidió como pudo con el crimen organizado en Tierra Caliente, costumbre que habría compartido con gobernantes locales y otras empresas que funcionan o funcionaban en la zona. En 2014, la filial local de Coca-cola cesó sus actividades en Arcelia por la inseguridad. En 2012, el alcalde electo del vecino pueblo de Teloloapan, adscrito al PRD, la izquierda tradicional mexicana, aparecía en un video comprometiéndose a ayudar al cártel de La Familia durante su mandato. El año pasado, el alcalde electo de San Miguel Totolapan, Juan Mendoza Acosta, también del PRD, aparecía en otro video en que aseguraba que ayudaría a El Tequilero y su grupo. Solo en 2015, al menos 10 candidatos, concejales o servidores públicos de los pueblos de San Miguel y del vecino Ajuchitlán sufrieron las iras de los grupos delictivos de la zona. Algunos murieron.

La pelea por lucrar con la explotación minera de Campo Morado y otras minas importantes en Tierra Caliente; las rutas del opio y la marihuana que unen los campos de cultivo de la sierra de Guerrero y del vecino estado de Michoacán con los puertos de Manzanillo y Lázaro Cárdenas, en el océano Pacífico, podrían explicar la situación. El Pescado es uno de los delincuentes en el punto de mira del Gobierno Federal. Carente de la atención mediática de los narcos norteños o michoacanos, Johnny Hurtado Olascoaga ha escapado de las garras de la Secretaría de Marina en varias ocasiones.

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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