_
_
_
_
_

Argentina amenaza con importar carne para bajar el precio

La inflación inquieta al Gobierno y la vicepresidenta apunta a medidas drásticas

Carlos E. Cué
Buenos Aires -
Una carnicería exhibe los precios de antes y con el incremento.
Una carnicería exhibe los precios de antes y con el incremento.ricardo ceppi

El Gobierno argentino está muy inquieto con la inflación que no logra controlar, al contrario, ha aumentado desde que llegó. “Es nuestra principal preocupación”, señaló el ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, en un reciente encuentro con los corresponsales extranjeros. El Ejecutivo está presionando a los empresarios para que frenen la escalada de precios y en una cuestión básica como la carne, especialmente disparada en el verano austral, ha decidido pasar a la acción y amenazar con abrir la importación desde Uruguay para forzar una bajada de precios. La importación se cerró con el Gobierno de los Kirchner por lo que los empresarios locales no tienen competencia. Una apertura sería una declaración de guerra, pero está casi decidida.

La vicepresidenta, Gabriela Michetti, fue muy clara en un encuentro con corresponsales en el Senado el miércoles: “Se está considerando seriamente la apertura de la importación de carne, porque es una de las que más se disparó. Hubo negociaciones con el sector y la cosa sigue, hay mucha preocupación en el Gobierno. Hemos decidido no hacer un ajuste neoliberal como el que se hizo en otros momentos en la Argentina que caiga sobre la población, vamos a hacer un ordenamiento gradual y por eso estamos muy cerca de la decisión de abrir la importación en el tema de la carne. Había un acuerdo de no subir el precio que no se está cumpliendo”. La carne subió un 13% en diciembre, según las mediciones de la ciudad de Buenos Aires. Fue el peor mes en dos años.

La carne es el alimento básico en cualquier casa argentina. En este país inmenso (octavo del planeta) y con miles de kilómetros cuadrados de praderas llenas de vacas, es inconcebible no tener carne en casa para invitar a la familia el domingo en el tradicional asado. Y sin embargo, la carne se ha convertido ya casi en un producto de lujo en Argentina. La inflación disparada, alrededor del 30%, que se descontroló en noviembre y diciembre, está alterando las costumbres de los argentinos. Si antes el dueño de la casa siempre invitaba al asado, ahora al final de la comida se pregunta cuánto costó para hacer un reparto porque una persona sola no puede asumir un coste de una carne que cuesta casi 200 pesos el kilo (14 dólares) por lo que un asado para 6 personas puede superar sin buscar productos de lujo los 800 pesos (casi 60 dólares), una cantidad notable en un país donde el sueldo más frecuente de un trabajador está muy por debajo de los 10.000 pesos (poco más de 700 dólares) y el salario mínimo está en 6.060 pesos (430 dólares).

En la línea marcada por Michetti, que en estos momentos ejerce como presidenta puesto que Mauricio Macri está fuera del país en el Foro de Davos, el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, aseguró: “No vamos a permitir que haya escasez. Si alguien pide autorización para importar, se la vamos a dar”. El Gobierno cree que el aumento de la carne se debe a un movimiento especulador de los empresarios y no está justificado. “Siempre hay abusivos, siempre hay vivos”, contestó Macri en la entrevista con EL PAÍS cuando le preguntaron si estaba decepcionado con los empresarios que aumentaban los precios.

Michetti, que representa la cara más social del macrismo y tiene una buena valoración entre los ciudadanos, también defendió su medida de mayor impacto, el despido de 2.000 trabajadores del Senado –es presidenta de esta Cámara- porque habían sido contratados en el último año sin atribuciones claras. “Estamos evaluando lo que hay en toda la administración pero lo del Senado era superbrutal. Se dobló la planta en un año, no hay precedente en el mundo. Hay cientos de miles de personas que entraron en toda la administración en el último año. No son todos ñoquis, personas que no trabajan y vienen a cobrar el 29. Muchos tienen voluntad de trabajar pero no hay tareas para ellos o no tienen la cualificación, no es un problema suyo. El asunto es que el Estado cubrió el déficit del empleo privado que no se creó porque no había crecimiento, y ese no es el papel del Estado”, señala.

“Es un tema grave en Argentina, no podemos hacer el ajuste de empleo público de golpe pero es un asunto que hay que resolver porque el Estado no funciona cuando el 95% del Presupuestos se va en pagar sueldos. Los kirchneristas se llenaron la boca de defender al Estado pero en realidad se lo destruyó”, asegura Michetti, que traslada una situación preocupante no solo de la administración central sino también de las provincias. Precisamente la necesidad de apoyo que tienen muchas regiones argentinas facilitará la tarea legislativa de Macri y Michetti, que están en minoría en el Congreso y sobre todo en Senado y buscarán el apoyo de los gobernadores peronistas, que controlan a sus senadores, a cambio de ayuda financiera.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_