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Polémica en Argentina por las cifras de desaparecidos de la dictadura

Macri asegura que la política en delitos de lesa humanidad no cambiará, pero muchos kirchneristas desconfían de cada gesto

Carlos E. Cué

El asunto de los derechos humanos es muy sensible en Argentina, donde aún está muy reciente la memoria de la terrible dictadura militar (1976-1983) que devastó el país con miles de asesinatos, robos de niños y todo tipo de vejaciones. El kirchnerismo llevó esta cuestión como gran bandera y ahora Mauricio Macri asegura que la política en esta materia no cambiará, pero muchos kirchneristas desconfían y cada gesto genera una gran polémica. La última es sobre las cifras de desaparecidos.

Jorge Rafael Videla (c) jura como presidente de Argentina en 1976.
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Un hombre cercano a Macri, el ministro de Cultura de Buenos Aires y director del Teatro Colón, Darío Lopérfido, ha asegurado: “En la Argentina no hubo 30.000 desaparecidos. Ese número se arregló en una mesa”. Lopérfido, respetado por su gestión al frente de uno de los teatros de ópera más importantes del mundo, aclaró después que se refería a las investigaciones de Graciela Fernández Meijide, una conocida política y dirigente de las organizaciones de derechos humanos, madre de un desaparecido, que apunta que la cifra está más cercana a los 9.000.

Pero cuestionar la cifra de 30.000 reconocida por todas las organizaciones de derechos humanos se tomó rápidamente como una provocación. Entre otras cosas porque fue el propio dictador, Jorge Videla, quien puso en cuestión esa cifra de 30.000 y habló de 8.000. Nadie cree a Videla en Argentina. Estela de Carlotto, líder de Abuelas de Mayo, se indignó. “Nosotros manejamos esa cifra de 30.000 porque los propios genocidas lo llevaron a 45.000. Todavía estamos recibiendo denuncias de nietos que nacieron en cautiverio porque hay personas que se están animando ahora a contar la verdad. ¡Qué maldad empezar a manejar cifras! Que nos dé la lista de los que él piensa que son, si la tiene”, contestó.

Juicios pendientes

El Gobierno trata de aplacar la polémica en un tema muy sensible y que puede reavivar todos los prejuicios sobre Macri que están instalados en la izquierda argentina y que hace un año dificultaban mucho su crecimiento electoral. Macri siempre fue visto como un hombre muy a la derecha. Desde hace dos años, el presidente, guiado por su gurú ecuatoriano Jaime Durán Barba, asesor político, ha hecho un trabajo muy fuerte para suavizar su imagen. Y logró ganar las elecciones. Su número dos, Marcos Peña, convocó el miércoles a Estela de Carlotto a una reunión en la Casa Rosada para buscar un acercamiento. Ella, cercana al kirchnerismo, ha sido muy crítica con Macri y el presidente de momento no tiene previsto recibirla, pero el gesto de su mano derecha es una llamada al diálogo.

Sin embargo, la tensión y desconfianza de este sector hacia el Gobierno se reflejó en la reunión. Macri abandonó la Casa Rosada poco antes de llegara Carlotto, con lo que ni siquiera hubo un saludo, algo que ya es simbólico, y en la cita los dirigentes de las organizaciones de derechos humanos plantearon críticas al Gobierno no solo en esta cuestión sino también por los miles de despedidos de la administración o por la detención de Milagro Sala, una dirigente social de Jujuy, en el Norte argentino, encarcelada hace dos semanas tras un acampada de más de un mes frente a la sede del Gobierno. Estela de Carlotto echó en cara al Gobierno estas situaciones y mostró que el Ejecutivo no lo va a tener fácil en las relación con Abuelas y otras organizaciones aún más cercanas al kirchnerismo.

Claudio Avruj, secretario de Derechos Humanos de Macri, que también estuvo en esa reunión en la Casa Rosada, trató de suavizar la polémica en conversación con EL PAÍS. “Los números no son lo importante. 30.000 es el número establecido en la sociedad y simbólico. Es verdad que la CONADEP [Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas] habló de 9.000 pero aún hay muchos juicios pendientes. El tema de los desaparecidos debe ser cuidado, el Gobierno no quiere establecer una polémica con los números”, dijo.

Avruj también responde a la inquietud en el mundo de los derechos humanos con los despidos de empleados públicos que tienen que ver con este sector, por ejemplo en el portal de noticias Infojus. “Hay despidos porque hubo un sobredimensionamiento del Estado, y eso genera inquietud. Pero todos los programas en temas de memoria van a seguir, no hay ningún tipo de recorte. Es falso que vayamos a cambiar la política. Ya lo dijo el presidente, la política en derechos humanos y delitos de lesa humanidad va a seguir, y también los juicios, aunque esperamos que no se alarguen en el tiempo por el bien de todos, especialmente de los testigos”, remató Avruj.

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