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Bruselas presiona a Grecia y Turquía por los refugiados

Austria queda temporalmente exenta de reubicar al 30% de demandantes de asilo

Lucía Abellán
Refugiados llegan a la isla griega de Lesbos el 2 de febrero de 2016.
Refugiados llegan a la isla griega de Lesbos el 2 de febrero de 2016.STRATIS BALASKAS (EFE)

Grecia y Turquía son piezas clave en la gestión de la crisis de refugiados que afronta Europa. Bruselas presiona a ambos, con estrategias distintas. La Comisión recomendó este miércoles que los países que reciben migrantes puedan devolverlos a Grecia si esa fue la vía de acceso al club comunitario. También exigió a Turquía que haga más para frenar las salidas hacia la UE. Junto a las medidas de presión, una de distensión: Austria queda exenta de acoger durante un año su cuota de reparto de asilados.

Los números del Ejecutivo comunitario muestran que los remedios al drama migratorio se aplican con cuentagotas, pero se han acelerado en los últimos días. De las 160.000 reubicaciones de refugiados previstas para dos años, solo se han realizado 497, pero eran menos de 300 a principios de año. Y Grecia e Italia no tienen listos todos los centros de registro de migrantes que les corresponden; pero donde existen, la toma de huellas digitales ha crecido exponencialmente desde septiembre del año pasado (del 8% al 78% de los migrantes en el caso de Grecia y del 36% al 87% en el de Italia).

Bruselas está decidida a mantener la presión para que las cifras mejoren. La tímida recomendación lanzada este miércoles para que los países “consideren si se dan las condiciones para una reanudación limitada de las transferencias” de migrantes llegados a otros Estados desde Grecia es un intento de alertar a Atenas, pero en la práctica es complicado hacerlo. “Ya es hora de cambiar esto. Eso no significa que vayamos a empezar las transferencias ya”, admitió el comisario de Inmigración, Dimitris Avramopoulos.

La llamada regulación de Dublín, que obliga al migrante a pedir asilo en el primer país europeo al que llega, ya contempla esos retornos al punto de entrada en la UE, pero el Tribunal Europeo de Justicia invalidó este principio en 2011. El tribunal consideró que Grecia daba un trato “inhumano” a los migrantes y, por tanto, anuló el derecho de otros países a reenviarles los refugiados.

La amenaza, además, de poder suspender Schengen durante dos años si Grecia no solventa las “graves deficiencias” encontradas en sus fronteras avanza. El Consejo Europeo aprobará el viernes el ultimátum de tres meses para que Atenas aplique las recomendaciones comunitarias. Si no ocurre, los Estados miembros tendrán carta blanca para realizar controles en las fronteras interiores, una medida dirigida a aislar a Grecia, aunque este país no comparte frontera terrestre con países del área Schengen.

Dispensa a Austria

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La presión de las llegadas ha permitido a Austria, uno de los países que ya aplica controles fronterizos, desvincularse del reparto de refugiados. El Estado quedará exento durante un año de acoger hasta el 30% de los que le corresponden por el sistema de reparto.

Más allá de Grecia, también Turquía recibió este miércoles reproches comunitarios. “Si las autoridades turcas quieren realmente, pueden hacer el trabajo sobre el terreno”, sugirió Avramopoulos. El trabajo al que se refiere el comisario consiste en contener a los refugiados (más de 800.000 el año pasado) que cruzan las aguas turcas para llegar a Grecia. El embajador turco ante la UE, Selim Yenel, se defiende: “Los acuerdos están funcionando, pero los resultados requieren un tiempo”. Las autoridades turcas frenaron a más de 100.000 personas durante 2015 y el mes de enero de 2016, según datos del Gobierno turco.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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