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Los kirchneristas colapsan Buenos Aires para pedir una excarcelación

Cortes simultáneos y totales en todas las principales entradas y salidas llevan el caos a la megalópolis para exigir la liberación de la dirigente social Milagro Sala

Carlos E. Cué
La agrupación social Tupac Amarú reclama a la libertad de Sala.
La agrupación social Tupac Amarú reclama a la libertad de Sala.Ricardo Ceppi

El Gobierno de Mauricio Macri se enfrenta al primer intento real de la oposición de llevar a las calles la batalla política. Pequeños grupos de kirchneristas muy organizados han logrado colapsar durante la mañana de este miércoles con 200 cortes simultáneos en distintos puntos del país las entradas y salidas de Buenos Aires, una megalópolis de más de 11 millones de personas, para exigir la liberación de Milagro Sala, una dirigente social muy polémica que lleva más de un mes encarcelada en Jujuy, al norte del país.

Sala se ha convertido en un símbolo para el ultrakirchnerismo y ha recibido respaldos de lugares inesperados. Incluso Amnistía Internacional pidió su liberación pero sobre todo ha logrado el apoyo del Papa Francisco, que le envió un rosario bendecido por él, todo un gesto que ha molestado incluso a algunos católicos más cercanos al macrismo. El corte adquirió rápidamente una dimensión enorme que supuso una demostración de fuerza organizativa de la oposición y un gran reto para el Gobierno.

Los grupos kirchnerista que apoyan a Milagro Sala han probado de todo para lograr su liberación. Incluso una acampada que lleva casi un mes en la plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada y al despacho donde trabaja Macri. También ha habido negociaciones con la iglesia como mediadora. El número dos del Gobierno, Marcos Peña, llegó a recibir a dirigentes de la organización de Sala, la Tupac Amaru, pero nada ha dado resultado. El mensaje del Papa parecía evidente para presionar a favor de la liberación de la dirigente social antes de que Macri viaje a Roma para ver a Francisco, el 27. Pero de momento ella sigue en la cárcel.

En un principio estaba acusada de tumulto, por organizar una acampada frente a la sede del Gobierno en Jujuy. Pero ese encarcelamiento por una protesta social generó tal polémica que más tarde se incorporaron otras acusaciones por apropiación de fondos públicos. Sala es una dirigente muy polémica por haber creado una especie de estado paralelo en Jujuy que contaba con ingentes fondos públicos gracias al apoyo de la expresidenta, Cristina Fernández de Kirchner. Cuando cambió el poder en Jujuy y llegó allí un aliado de Macri, Gerardo Morales, y después también cambió de manos la Casa Rosada, Sala se quedó sin apoyo político y sin financiación. Entonces organizó la acampada y después de un mes fue encarcelada por orden de un juez de Jujuy.

Este asunto se ha complicado y se ha convertido no solo en un problema para las relaciones entre Macri y el Papa sino en una prueba de fuerza para el Gobierno. Los manifestantes que cortaron la ciudad por completo supusieron un reto para Macri porque cualquier represión de la policía se hubiese convertido rápidamente en una gran polémica. Pero haber permitido que cortasen la ciudad por completo durante horas tampoco es una buena imagen para Macri y su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que están elaborando precisamente un protocolo para impedir que se pueda bloquear con tanta facilidad la ciudad.

Después del escándalo de la crisis de 2001, cuando la represión dejó 39 muertos, en Argentina lo habitual es que un pequeño grupo corte una avenida durante horas sin que ningún policía se anime a moverlos porque la situación acabaría de manera violenta y los políticos dan órdenes expresas de que no suceda. Eso era hasta ahora pero esta es una prueba de fuego muy importante para el nuevo Gobierno.

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