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Dos ONG israelíes denuncian abusos a palestinos detenidos por el Shin Bet

Israel utiliza confesiones obtenidas con torturas en comisarías palestinas

Juan Carlos Sanz
La policía israelí registra a un sospechoso en Jerusalén.
La policía israelí registra a un sospechoso en Jerusalén. ABIR SULTAN (EFE)

Las ONG israelíes Betselem y Hamoked, que documentan casos de abusos contra los derechos humanos, han denunciado este miércoles en un informe que el Shin Bet (servicio de seguridad interior) somete a malos tratos y torturas a detenidos palestinos sospechosos de terrorismo en la cárcel de Shikma, en Ashkelon, en la costa sur del país. Ambas organizaciones sostienen que la privación prolongada del sueño, la exposición a temperaturas extremas o el aislamiento permanente en celdas minúsculas son prácticas sistemáticas en los 116 casos analizados entre agosto de 2013 y marzo de 2014.

El Shin Beth replica que las denuncias de ambas ONG están siendo investigadas por el Tribunal Supremo, que ha abierto al respecto el sumario 6392 / 2015, según un responsable policial citado por el diario Maariv. “El servicio de seguridad no va a comentar las distorsionadas y parciales acusaciones del informe”, se limitó a decir la misma fuente.

El estudio de 70 páginas presentado por Betselem y Hamoked es el tercero de una serie de informes sobre los interrogatorios policiales a detenidos palestinos. “Esta manera de proceder parece constituir una política oficial sobre la manera de actuar de los interrogadores”, reza el texto recién publicado. “La prohibición a los arrestados de ducharse o de cambiarse de ropa durante varios días, incluso semanas, es una práctica corriente”, agrega. El Shin Bet afirma en un comunicado citado por France Presse que “todos los interrogatorios han sido conducidos conforme a la ley para prevenir actividades contra la seguridad del Estado”.

El Tribunal Supremo de Israel prohibió en 1999 al Shin Bet que llevara a cabo torturas y malos tratos, según recuerdan las dos ONG en su informe, que cita testimonios como el de Imad Abu Jalaf, un panadero de Hebrón: “Me sentí profundamente humillado. Me decían que era un bestia, un burro. “Eres basura, no vales nada”, gritaban mientras se referían a mi hermana con palabras soeces. Ellos sabían que padece una parálisis cerebral…”. Entre otras prácticas, varios detenidos refieren haber sido atados de pies y manos durante horas en una silla o haber recibido comida en pésimo estado durante su internamiento. “En estas condiciones, se intenta debilitar la mente y el cuerpo antes de pasar a las salas de interrogatorio”, analiza el estudio de ambas organizaciones israelíes de defensa de los derechos humanos, que califican los hechos como contrarios al derecho internacional y la ley israelí y la jurisprudencia israelí.

L. H., de 20 años, empleado en un puesto de flores de Hebrón, relata así su experiencia en el centro del Sin Beth en Ashkelon: “Estaba sentado en una silla baja, sin apenas respaldo, con tres patas de la misma longitud y una cuarta más corta. Al apoyarme sobre el lado de esa pata para descansar se me clavaban las esposas en las muñecas, sujetas a mi espalda (…) El dolor se hacía insoportable”.

Tras difundirse el informe, el Ministerio de Justicia aseguró en un comunicado: “El texto ha sido escrito de forma tendenciosa, sobre la base de un muestreo, sin valor estadístico, que parece haber sido seleccionado para distorsionar la realidad del trato recibido en el centro de detención”. “Los interrogados están amparados por todos los derechos prescritos en la ley israelí y en las convenciones internacionales ratificadas por el Estado de Israel”, añade.

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El testimonio de Husni Najar, de 24 años y residente en Hebrón, no concuerda con la anterior versión oficial: “Me interrogaron ininterrumpidamente durante tres o cuatro días sin ingresar en una celda. Permanecí todo el tiempo maniatado a la espalda, excepto para ir al servicio. No podía dormir y, cuando caía rendido, me gritaban al oído. Luego me dejaron dormir dos horas al día para interrogarme el resto del tiempo, así hasta sumar 10 días. Recuerdo que estaba casi inconsciente”.

En el informe de Betselem y Hamoked se asegura también que en al menos 14 de los casos estudiados los detenidos habían sido interrogados y torturados por la Seguridad Preventiva (servicio secreto) de la Autoridad Palestina poco antes de ser arrestados por las fuerzas de seguridad israelíes: “En los interrogatorios (del Shin Bet en Shikma) se ha utilizado información obtenida bajo torturas, a menudo severas, por agentes palestinos”. Ambas ONG consideran que con ello Israel vulnera la legislación internacional. “Israel debe cesar inmediatamente el uso de tratos crueles, inhumanos y humillantes de los detenidos, y observar estrictamente la prohibición de la tortura, incluso en el marco de las relaciones que mantiene con la Autoridad Palestina”.

En una parte del informe citada por The Jerusalem Post, se asegura que la Seguridad Preventiva había propinado palizas a 10 de los 14 detenidos palestinos citados, y había colgado de los brazos durante largo tiempo a dos de ellos. “Los interrogadores israelíes parecían estar al tanto de lo que habían declarado los arrestados ante los agentes palestinos”, subrayan las dos ONG. Adi Awade, un estudiante de 21 años de Karma, Cisjordania, describe así su experiencia: “Estuve internado durante unos 70 días. Con la Preventiva todo fue tortura mental y física. Me tuvieron en la nevera, una pequeña habitación helada, sin apenas ropa”.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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