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Macri sube un 35% a los maestros y logra que empiecen las clases

El Gobierno supera su gran prueba en Buenos Aires, aunque hay paros en otras provincias

Carlos E. Cué
Alumnos de escuela primaria estatal ingresan al colegio en el comienzo del ciclo lectivo en la ciudad de Buenos Aires.
Alumnos de escuela primaria estatal ingresan al colegio en el comienzo del ciclo lectivo en la ciudad de Buenos Aires.Ricardo Ceppi

Uno de los argumentos principales entre los enemigos de Mauricio Macri señalaba que Argentina, un país dominado por los sindicatos peronistas, sería ingobernable con un hombre ajeno al peronismo al frente del país. Desde que ganó, Macri se ha dedicado a intentar desmentir esa idea. Una de las pruebas de fuego era la negociación con los maestros y el presidente ha superado con un éxito inesperado ese hito. Las clases han empezado con normalidad en Buenos Aires, la provincia clave, y en la mayoría del país, aunque hay huelgas y conflictos en Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego.

Para lograr este arranque de clases con normalidad en Buenos Aires, la provincia más poblada, más rica y más relevante políticamente -allí están todos los medios de comunicación nacionales y todas las instituciones- Macri y la gobernadora de Buenos Aires, la macrista  María Eugenia Vidal, han tenido que ceder mucho. El aumento de sueldos pactado con los poderosos sindicatos de maestros de Buenos Aires es del 35%, muy por encima del objetivo del 25% que se había fijado el propio presidente. La inflación anual ronda el 30% en este momento. La provincia asume ese primer 25% y el otro 10% lo pondrá el Estado, lo que muestra que a Macri le interesaba más el mensaje de un arranque en paz de las clases que la preocupación por el precedente que este 35% marca para todas las negociaciones salariales a partir de ahora.

Macri, orgulloso de un hito que nadie esperaba hace unos meses, organizó un acto en una escuela de Buenos Aires, en Lanús, para mostrar que tiene tanto control político del país que logra incluso algo aparentemente imposible. Las clases no empezaban en el día previsto para los 4,7 millones de niños desde 2011.

El anterior gobernador, el peronista Daniel Scioli, que fue el rival de Macri en las elecciones presidenciales y perdió por menos de tres puntos, siempre sufrió huelgas durísimas que dejan a los alumnos sin clase durante varios días al año y no puedan cumplir los 180 días lectivos previstos, una de las cuestiones que según los expertos está perjudicando a la educación pública argentina, antes un ejemplo en Latinoamérica y hoy en horas bajas y muy cuestionada, tanto que buena parte de la clase media urbana se está trasladando a las escuelas privadas, algo impensable hace 30 años. Una muestra está en la política. Mientras antes todos los presidentes y ministros habían estudiado en la escuela y la universidad públicas, ahora llega una nueva generación al poder que estudió, como el propio Macri, en escuelas y universidades privadas de élite.

La inflación se ha convertido en el principal problema para los argentinos y también para su Gobierno, cuya imagen empieza a deteriorarse ligeramente -aunque aún tiene un fortísimo apoyo- por el descontrolado aumento de precios. Macri quiere controlarla pero para eso necesitaba rebajar al 25% los aumentos salariales. Este 35% pactado con los maestros de Buenos Aires marcará las próximas negociaciones. Nadie querrá menos. Macri parece haber optado por pactar ahora con los sindicatos para evitar que se incendie el país y buscar una rebaja de la inflación más adelante. De momento parece evidente que no ha podido ni siquiera empezar a controlar este problema que cada vez va a peor.

El presidente se concentra de momento en demostrar que tiene el control político del país, con unos sindicatos peronistas que lejos de estar en armas en las calles acuden con normalidad a la Casa Rosada a verse con el presidente y de momento prefieren pactar. Los kirchneristas, indignados con esta actitud de los sindicatos, creen que se han dejado comprar con ayudas para las propias centrales y sus obras sociales, la caja de cualquier sindicato importante.

Macri arranca esta semana el curso político en el Congreso y tratará de demostrar también ahí su control del escenario. La derrota electoral ha provocado que la oposición se fracture y eso facilita la tarea del Gobierno. Después del arranque de clases a tiempo, el próximo hito será lograr que el Congreso y el Senado aprueben la retirada de la ley cerrojo, una condición básica para llegar a un acuerdo con los fondos buitre y pagarles. Todo parece indicar que Macri lo logrará después de largas negociaciones, como ha sucedido con los maestros, y podrá lanzar de nuevo el mensaje de que Argentina no es tan incontrolable como algunos pensaban. Al menos de momento.

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