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Los jóvenes lanzan la primera gran protesta contra la reforma laboral de Hollande

El polémico proyecto del Gobierno socialista saca a la calle a la izquierda crítica

Miles de jóvenes recorren las calles de París. / APFoto: reuters_live
Carlos Yárnoz

Francia ha vivido este miércoles una jornada de protesta de la izquierda contra la izquierda. El primer ministro francés, Manuel Valls, reitera estos días que los jóvenes serán “los más beneficiados” por la polémica reforma laboral que ha redactado su Gobierno. Ellos no le creen. Han sido los primeros en salir a la calle para exigir la retirada del proyecto. Decenas de miles de estudiantes (500.000, según los organizadores), apoyados por los sindicatos, han participado en más de 250 protestas, paros y manifestaciones por toda Francia con el argumento de que esa reforma es “una ofensiva” contra ellos. A la movilización se ha sumado una huelga de ferroviarios en demanda de aumentos salariales.

Los organizadores de la movilización, habitualmente próximos al gubernamental Partido Socialista, temen que la actual precariedad laboral que sufren los jóvenes por la crisis se mantendrá el resto de sus vidas por efecto de ese proyecto. Con ese argumento, los tres sindicatos estudiantiles más activos han organizado cientos de asambleas en institutos y universidades para promover paros y manifestaciones. En la región de París, los estudiantes han bloqueado desde primera hora los accesos a una treintena de liceos —un centenar en todo Francia de los 2.500 existentes— con barricadas formadas con contenedores de basura y mobiliario urbano.

A favor y en contra

C. Y.

Contrarios al proyecto

• Sindicatos. La gran mayoría exige directamente la retirada de la ley. Ocho organizaciones preparan una huelga general para el día 31.

Organizaciones estudiantiles. Los tres principales sindicatos han organizado las protestas de este miércoles. Creen que la ley traerá más precariedad laboral para ellos.

 Rebeldes socialistas. El ala izquierda del gubernamental partido socialista tacha la reforma de "liberal". La alcaldesa de Lille, Martine Aubry, encabeza el grupo y exige "cambios radicales" en el proyecto. Militantes y exmilitantes socialistas han promovido el manifiesto Loi Travail; non, merci, que ya ha sumado 1,2 millones de firmas.

Izquierda radical y verdes. Todos los partidos a la izquierda del PS rechazan la reforma.

Defensores del proyecto

Reformistas. Junto con el presidente François Hollande, han promovido la reforma el primer ministro, Manuel Valls, y el titular de Economía, Emmanuel Macron. Se definen como los mayores "reformistas" del Ejecutivo. Sus detractores en el Partido Socialista les denominan "socioliberales"

La patronal. La Medef (Federación de Empresarios) sostiene que el proyecto "va en el buen camino".

El centroderecha. Dirigentes del partido de Nicolas Sarkozy, Los Republicanos, han anunciado que votarán a favor del proyecto si no se modifica. François Bayrou, líder centrista, cree que las protestas reflejan "el rechazo eterno" de Francia a todo avance reformista.

El Nobel Tirole. Una treintena de economistas, entre ellos el Nobel Jean Tirole, sostienen que la reforma es "un avance para los más débiles" y citan como ejemplo la reforma laboral española porque, dicen, ha favorecido que haya más contratos indefinidos.

Abiertos a negociar

Sindicatos reformistas. Al menos dos sindicatos no rechazan el proyecto, pero quieren negociar importantes cambios. Y la eliminación de techos en las indemnizaciones por despido.

Ultraderecha. El Frente Nacional critica el proyecto, pero quiere una reforma laboral profunda.

“Es un retroceso”, “es el texto que quiere la patronal”, “esta reforma ni es social ni es socialista”, “esta protesta es solo el comienzo”, “los jóvenes estamos oprimidos”, “es una ley peligrosa”, “Hollande nos miente”, “siempre golpean a los precarios”, “el peor ataque a los trabajadores”… Fueron esas algunas frases pronunciadas por manifestantes o inscritas en pancartas. Los dos puntos más rechazados por los convocantes son los motivos fijados en la ley para despidos colectivos —descensos en las cifras de negocios— y la rebaja en las indemnizaciones máximas por finalización forzosa de contratos.

Las principales manifestaciones se han registrado en París, donde han protestado en total unas 100.000 estudiantes y trabajadores, según los convocantes (27.000, de acuerdo con la policía). En la emblemática plaza de la República, a primera hora de la tarde se han concentrado unas 6.000 personas, en su mayoría estudiantes. “On vaut mieux que ça” (“Vale la pena”), han coreado mientras varios jóvenes dibujaban la frase con sus propios cuerpos. Otras importantes concentraciones o desfiles con miles de participantes se han registrado en Marsella, Burdeos, Toulouse, Rennes o Tours. Solo se han detectado incidentes con la policía en Lyon.

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Dos horas antes, y convocados por ocho sindicatos, han desfilado por el centro de París varios miles de personas entre funcionarios y trabajadores. Con ellos estaba el líder de la CGT, el principal sindicato francés, Philippe Martinez, quien ha reiterado que la reforma favorece “el dumping social”.

En varias manifestaciones, sobre todo en la de París, han hecho acto de presencia militantes de movimientos radicales y antimundialistas, que han realizado numerosas pintadas en paredes y monumentos. En Rouen, han lanzado pintura y diversos objetos contra la fachada de la sede del PS.

En las protestas han participado destacados socialistas críticos con el Gobierno, y especialmente contra Valls y el ministro de Economía, Emmanuel Macron, acusados de impulsar “la deriva liberal” del Ejecutivo. Es el caso de Christian Paul, líder de la corriente crítica en el PS. O de Pouria Amirshahi, diputado socialista rebelde que la semana pasada ha anunciado que deja el partido y la política por esa deriva. O de Benjamin Lucas, presidente del Movimiento de Jóvenes Socialistas, a quien le disgusta manifestarse contra “un proyecto elaborado por los míos”, dice, pero que provoca “una fractura en la izquierda”.

Amirshahi, como otros destacados socialistas o exmilitantes del PS, han controlado en los últimos años la Unión de Estudiantes de Francia (UNEF), el principal movimiento promotor de la protesta de este miércoles. Su actual líder, William Martinet, se queja de que el Gobierno no escucha a los jóvenes. Exdirigentes de la UNEF han sido los promotores del manifiesto Loi Travail; non, merci, que este miércoles llevaba ya recogidas 1,2 millones de firmas. En las redes, han lanzado también una manifestación virtual en la que han participado decenas de miles de personas.

Las claves de la ley

C. Y.

35 horas. La reforma no deroga la sagrada ley que fija el límite de 35 horas de trabajo semanal, pero de hecho la dinamita. Por acuerdo interno en las empresas o por decisión del empresario —por apertura de nuevos mercados, reestructuración o causas excepcionales—, se podrán saltar esos límites.

Despidos. Podrán producirse por descenso de pedidos, deterioro de cifra de negocios, cambios tecnológicos o reorganizaciones.

Indemnización. Registran una rebaja general. De cuatro a tres meses de salario si la antigüedad es inferior a dos años. 15 meses si supera los 20 años, en lugar de los entre 24 y 27 actualmente.

Horas extra. Cuando se superen las 35 horas semanales, se podrán pagar por debajo del acuerdo sectorial si empresa y comité sindical lo aceptan. También podrán pactarse bajadas salariales. Los sindicatos minoritarios podrán convocar referendos en las empresas contra acuerdos de los mayoritarios.

Acuerdos en la empresa. Como norma general, los acuerdos entre empresario y comité sindical estarán por encima de los sectoriales, lo que resta poder a los sindicatos.

“Son sus electores decepcionados los que salen a la calle”, declara en una entrevista a Le Monde el jefe de la oposición, Nicolas Sarkozy, en referencia a esa amplia presencia de socialistas y simpatizantes que reniegan de la reforma laboral y de la política económica general del Ejecutivo.

El Gobierno considera que la movilización en las calles ha sido inferior a la anunciada por sus convocantes. El principal aliado del Ejecutivo ha sido el mal tiempo —lluvia, viento y frío por casi todo el país—, que ha disuadido a muchos de sumarse a las protestas. Decenas de miles optaron por participar en la protesta virtual organizada en las redes sociales por los mismos promotores del citado manifiesto crítico. Los sindicatos advierten que la de ahora es solo la primera de las muchas protestas preparadas. Para el día 31 preparan la más importante: una huelga general.

A la jornada de ira y cólera contribuyeron los trabajadores del sector ferroviario, que exigen subidas salariales. Casi la mitad de los trenes de medio recorrido y alta velocidad no realizaron los viajes previstos, mientras el metro y los cercanías fueron los menos afectados. En la huelga ha participado el 35% de las plantillas de empleados ferroviarios.

“Es necesario escuchar las reivindicaciones de los sindicatos, estar abierto al diálogo”, trasmitió este miércoles el presidente François Hollande a su Gobierno durante el Consejo de Ministros. Es en la negociación en lo que confía el Ejecutivo para rebajar la tensión surgida contra esta reforma, la más contestada en el mandato de Hollande. En su campaña de 2012, prometió que su prioridad sería la juventud. La jornada de este miércoles muestra que los jóvenes se sienten engañados. El paro afecta al 21% de ellos, el doble que la media nacional.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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