_
_
_
_
_

Argentina admite que lo peor de la epidemia de dengue está por llegar

El Gobierno establece 10.000 los casos "que preocupan" y pide al ciudadano que se proteja

Las fumigaciones se realizan en el corazón mismo de Buenos Aires.
Las fumigaciones se realizan en el corazón mismo de Buenos Aires.Ricardo Ceppi

La epidemia de dengue en Argentina se ha convertido ya en un asunto prioritario y cada vez más preocupante. La emergencia sanitaria por el dengue, zika y chikungunya ha alcanzado tal nivel que los responsable de Salud de todas las provincias argentinas se reunieron con el titular de la cartera nacional para diseñar un plan de choque. “Estamos iniciando la etapa en la cual la epidemia alcanza su ápice”, dijo el ministro Lemus, quien situó en 10.000 las cifras oficiales de infectados, por debajo de los 15.000 que se estimaban hace una semana. Lemus admitió así que lo peor está por llegar.

Las autoridades sanitarias de las 24 provincias y el ministro de la Nación explicaron los avances en el combate que la región le desplega al mosquito Aedes Aegypti, el vector transmisor de las enfermedades dengue, zika y chikungunya, que tiene en vilo a todo América Latina y por el cual el Congreso argentino estableció la emergencia sanitaria desde noviembre y por los próximos dos años. "Estamos ante un brote epidémico importante que por lo general se espera para marzo y abril pero que se adelantó para los primeros dos meses del año”, analizó Lemus. Esto es, la situación puede complicarse aún más en abril.

Días atrás, el propio Lemus había confirmado 15.000 casos positivos, sin embargo, durante la conferencia de hoy, se rectificó y anunció que existieron –de noviembre a esta parte- unas 20.000 notificaciones de casos, de las cuales se descartaron 4.000 y están en estudio otros 6.000. Las provincias más afectadas son Misiones, Formosa, Chaco y Corrientes.

El ministro insistió con el ‘descacharramiento’: la eliminación de recipientes que puedan almacenar agua estancada y generar un hábitat favorable para la proliferación de larvas. “Es necesario incentivar y difundirlo para que la comunidad no sólo lo sepa sino que pase a la acción porque es la única forma de prevenir la aparición del mosquito”, enfatizó. Asimismo, afirmó que la cartera que dirige está haciendo un “esfuerzo inmenso” para combatir la epidemia, por ejemplo, a través de fumigaciones incluso en el corazón de Buenos Aires y dotando a la comunidad de repelentes. Algunas organizaciones sociales cuestionan que realmente se estén entregando en las barriadas más pobres.

También explicó que en la epidemia de dengue influyeron los factores ambientales como las lluvias, inundaciones y el aumento de la temperatura que hicieron que “el mosquito tuviera mejores condiciones para reproducirse”. El ministro agregó: “Tenemos pruebas de que el mosquito no desapareció en el invierno en algunas provincias”.

Al referirse a la fiebre chikungunya y al virus del zika, cuyos casos en el país son bajos, Lemus recordó que sobre el segundo sigue vigente un alerta internacional lanzada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). "En países vecinos como Brasil y Colombia, hay una gran epidemia de zika y tenemos que tener cuidado de que no nos alcance a nosotros". "Tenemos que seguir luchando contra el mosquito porque las tres enfermedades tienen el mismo vector", sostuvo el ministro.

Mientras hablaban, las bocinas que venían de fuera no cesaban. En las puertas del ministerio, ubicado en el emblemático edificio que ostenta el perfil de Eva Duarte de Perón, en pleno centro porteño, un grupo de trabajadores despedidos del programa Organización Comunitaria en Salud organizaron un “Bocinazo por la Salud Pública”. Ellos denuncian que 200 trabajadores fueron suspendidos de los programas ‘salud ocular’, ‘tren sanitario’, ‘cuidarse en salud’ y ‘salud sexual y procreación responsable’, entre otros.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_