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Tribuna
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Realpolitik

Colombia enfrentó esta semana una dura decisión por parte de la Corte de La Haya

Diana Calderón

Colombia enfrentó esta semana una de las más duras decisiones por parte de un tribunal internacional, la Corte de La Haya, a pesar de haber alegado que habíamos salido de esa jurisdicción con la renuncia al conocido Pacto de Bogotá en 2013. Nicaragua ganó un nuevo round en sus pretensiones en el Caribe de la mano de unos jueces cuya incoherencia debe ser analizada a fondo.

Se esperaba que esa Corte dijera que no era competente para conocer de un supuesto incumplimiento de Colombia a una sentencia que en 2012 nos quitó 70 mil kilómetros de mar en el archipiélago de San Andrés y Providencia, y que tampoco lo fuera para estudiar la nueva pretensión de Nicaragua, que entiéndase bien, quiere extender su plataforma continental más allá de las 200 millas que le reconoció el fallo del 19 de noviembre de 2012.

Pero no. La Corte de Justicia de la Haya se declaró competente en los dos casos y lo hizo en contravía de sus estatutos que plantean que no puede reabrirse un caso ya cerrado, y menos aún aplicarle a Colombia un tratado al que no pertenecemos ni hemos suscrito, como es el de la Convención de Límites marítimos de Naciones Unidas.

Pero en buena hora una situación como esta nos puso ante la paradoja de ver a un país unido. El presidente Santos dijo que Colombia no comparecerá más ante esa Corte y recibió el apoyo de todos los sectores políticos en cabeza de los expresidentes Cesar Gaviria y Alvaro Uribe. Sí de Alvaro Uribe, su principal opositor que ha dicho que es mejor 100 años de tensiones diplomáticas a ceder un centímetro de la patria.

Santos dijo que Colombia va a defender su soberanía hasta la muerte y su canciller María Angela Holguín advirtió que la Corte respondió con argumentos débiles un trabajo serio, jurídico y concienzudo.

Qué viene ahora, es lo que estamos obligados a analizar pues la decisión de la Corte, que no fue creada para modificar acuerdos entre los países, es preservar por ejemplo el orden público internacional y con esto ha creado una situación muy riesgosa en el Caribe. Lo ha advertido el ex presidente Gaviria, puede terminar por ampliarse para resolver y atender grandes intereses en Asia.

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Menciona por ejemplo el viceministro de justicia y analista Miguel Ceballos, autor con el ex canciller Noemí Sanín, del libro la “Llegada del Dragón”, las islas que China construye entre Filipinas y Vietnam y hace propuestas de fondo para entrar en el escenario de las soluciones. Dice Ceballos que Colombia debe proponer la reforma a los estatutos de la Corte para garantizar a futuro por ejemplo la participación activa de los afectados, de las víctimas de sus decisiones. Y este punto sí que ha sido un reclamo válido de la población.

Howard Bush-Howard, raizal doctorado en Inglaterra en Relaciones internacionales, defensor de los derechos de su comunidad, es quizá una de las voces a las que debe escuchar el gobierno colombiano en este momento. Él reconoce la pertinencia de la decisión de no seguir compareciendo ante la CIJ a pesar de los riesgos diplomáticos y de la presión que puedan ejercer países de la región, pero sobre todo reconoce que Nicaragua se va a sentir más fuerte y puede incrementar sus hostigamientos militares y por ejemplo entrar a pescar en las zonas de Quitasueño y Serranilla como ya lo viene haciendo.

Para negociar un tratado o acuerdo de límites con Nicaragua, de ser esa la decisión, hay unos mínimos que exige el analista Hector Riveros y es que solo nos sentaremos cuando Nicaragua acepte las normas que reconocemos en esas materias. Entre tanto, se pondría proponer la creación de zonas comunes para la pesca y el medio ambiente. El senador Ivan Duque del Centro Democrático incluye mecanismos de tránsito y uso.

Otras voces advierten que la decisión de no aceptar el ordenamiento jurídico internacional tiene implicaciones muy delicadas porque podría significar que el país reconoce las competencias de los tribunales según su conveniencia. Es posible que en los próximos años tengamos que atender alguna consecuencia de esta medida, pero siempre será menor esa que habernos entregado, que seguir perdiendo territorio. Ojalá los partidos, las cortes y los gremios sigan cerrando filas en torno al Gobierno y su defensa de la soberanía y la dignidad de la nación.

Muchas naciones en el mundo entre las que están Estados Unidos, Francia, Argentina han decidido no acatar fallos de la CIJ y, como ellos, Colombia también puede acudir al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Es realpolitik.

* Diana Calderón, es directora de informativos y de Hora 20 de Caracol Radio, Colombia @Dianacalderonf

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