_
_
_
_
_

La desconfianza y la baja afluencia de votantes marcan las elecciones en Siria

Los ciudadanos de las zonas bajo control del régimen votan a 250 diputados de entre 3.500 candidatos

Natalia Sancha
Asma el Asad deposita el voto junto a su marido, el presidente Bachar el Asad, en un colegio electoral de Damasco.
Asma el Asad deposita el voto junto a su marido, el presidente Bachar el Asad, en un colegio electoral de Damasco.AFP

Los ciudadanos sirios están llamados a votar hoy en las elecciones parlamentarias, en las que serán elegidos 250 diputados de entre los 3.500 candidatos cuyos rostros empapelan las calles del país desde el pasado 14 de marzo. A las siete de la mañana de este miércoles (una hora más en la península), abrían sus puertas más de 7.300 puntos de voto a los que los electores podrán acudir hasta las siete de la tarde. Sin embargo, en estas particulares elecciones, las segundas desde que estallara el conflicto sirio en 2011, tan solo podrán votar aquellos ciudadanos que habiten las zonas bajo control del Ejército sirio. Un territorio que si bien se reduce a algo más de un tercio del país, acoge al 60% de la población nacional, muchos de ellos desplazados.

Más información
La Siria de la tregua recobra la calle

Los sirios que pueden votar lo hacen bajo el frío y la lluvia y en las principales urbes del país -Damasco, Deir Ezzor, Homs, Hama, Latakia, Tartus, Hasake y Sueida-. Entre los candidatos destacan figuras tan heterogéneas como famosos directores de cine, conocidos políticos o populares personalidades locales surgidas del proceso de reconciliación interno. A pie de urna, la prensa recogía las entusiastas declaraciones de los ministros, como el de exteriores sirio, Walid Mualem, que ha asegurado que “hoy los sirios deciden su futuro en las urnas”, o del primer ministro, Wael al Halaqi, que ha calificado el plebiscito de “prueba de la vitalidad del pueblo sirio y de su determinación a construir la patria”. Declaraciones que contrastan con una escasa participación y un extendido desinterés en el proceso. “Hay poca participación pero más de la esperada en algunos puntos del país”, relata un periodista local desde la capital.

“Para que voy a votar si los escaños ya están repartidos de antemano”, decía Omar H. pocos días atrás también en Damasco. Si bien muchos sirios admiten no tener confianza en la transparencia del proceso electoral los que acuden a las urnas lo hacen para entregar su voto al candidato que conocen. “Hoy la gente no vota por el cambio, sino para apoyar al Estado, que es el único que tenemos en Siria”, explicaba así sus razones para acudir a las urnas Osama, en la cincuentena y conductor de Homs.

A diferencia de las elecciones parlamentarias de 2003 y 2007, en las de mayo de 2012, la coalición opositora interna reunida bajo el Comité Nacional de Coordinación para el Cambio y la Democracia (CNCCD) se sumaba a una contienda anteriormente disputada exclusivamente entre independientes y el Frente Progresivo nacional (FPN y conglomerado de grupos que apoyan al antiguo partido único Baath). Actualmente, el FPN tiene 168 escaños, por 82 para los independientes y el CNCCD. Hace un mes, el CNCCD llamó a través de las redes sociales a boicotear una elecciones que “el Gobierno pretende usar para mejorar su posición en las negociaciones de Ginebra”.

Tras cinco años de guerra, que se ha cobrado más de 270.000 vidas, la gran mayoría de sirios pide hoy seguridad y trabajo para sus familias. Con el drástico deterioro del poder adquisitivo en una economía de guerra y embargada, la clase media desaparece al tiempo que la obrera ahonda su resquemor hacia un puñado de ricos cada día menos numerosos pero más influyentes. “No importa quien esté en el Parlamento, son todos unos corruptos, quien está luchando por Siria son nuestros hijos en el Ejército”, replicaba en una conversación telefónica Hassan G. desde Tartus, circunscripción que proporcionalmente ha sufrido las mayores perdidas en números de soldados muertos en la guerra.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

En Latakia, provincia de la que son oriundos los Asad, Alí J. acudió a votar hoy: “Mi voto es para reafirmar que estamos con el Estado, pero somos conscientes de que los independientes no tienen opción alguna”, decía en referencia a una provincia en la que se han presentado en una lista cerrada los 17 candidatos con mayor influencia política (miembros del FPN) para colmar los mismos 17 escaños que corresponden a Latakia.

Al tiempo que una parte de Siria expresa su voto parlamentario, el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, convocaba hoy al Gobierno de Damasco y a la oposición siria a una nueva ronda de negociaciones en Ginebra. Se espera que este viernes una delegación de Damasco viaje a la ciudad suiza donde el principal escollo tornará una vez más sobre la futura transición política en Siria.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_