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De Lima a Jamaica, la discapacidad ya no significa exclusión

Un 10% de latinoamericanos viven con alguna discapacidad, y son una de las comunidades más vulnerables a la pobreza y el desempleo. Pero eso está cambiando con nuevos iniciativas

Kavian Moran, recepcionista en Kingston.
Kavian Moran, recepcionista en Kingston.Mary Stokes (Banco Mundial)

Shanise sueña con la vida después de graduarse. Inteligente y estudiosa habla orgullosamente de su deseo de ser trabajadora social.

Lo que hace diferente a su historia del resto de sus amigas, en Kingston, Jamaica, es que ella vive con discapacidades visuales y limitaciones de movilidad que requieren que use un andador para desplazarse.

El 10% de la población latinoamericana vive hoy en día con una discapacidad, un porcentaje que se prevé subirá en la medida en que la población envejece. Y de estas personas, se calcula que hasta un 90% están fuera de la fuerza laboral y el 82% viven en pobreza.

“Las barreras al empleo para las personas con discapacidades son grandes retos al desarrollo”, destaca Junko Onishi, especialista senior en protección social del Banco Mundial. “Experimentan altos niveles de estigmatización por la parte del público en general y los empleadores con respecto a sus habilidades, lo cual a menudo refuerzan la exclusión social que enfrenta esta población”, agrega.

Consagrado en la ley

Todos los países de América Latina –excepto Surinam- han ratificado el convenio internacional sobre los derechos de las personas con discapacidades. Aunque existe la voluntad, el camino es largo y requiere esfuerzos en dos frentes: los asuntos prácticos y los estereotipos.

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Se calcula que alrededor de dos tercios de los niños con discapacidades en Latinoamérica no asisten a la escuela. En muchos casos, es por la falta de infraestructura necesaria, lo que implica que no pueden llegar a la escuela, o cuando llegan no pueden participar en clase por falta de conocimiento o recursos.

Y estas carencias les persiguen a la adultez. Al no poder acceder a las instalaciones públicas, sus oportunidades están restringidas, y en la mayoría de casos se ven confinados en casa y, por consiguiente, en la pobreza.

“El acceso limitado a los lugares de trabajo, los altos costos de las tecnologías adaptativas requeridas para su integración en tales espacios y el alcance geográfico limitado de las organizaciones que les sirven, forman una barrera importante al empleo de las personas con discapacidades”, explica Onishi.

Luchar contra el estigma

Las mejoras de infraestructura y de política son solo una cara de la moneda. Es imposible llegar a ponerle fin a la discriminación sin también hacerle frente a los estereotipos comunes hacia las personas con discapacidades.

En Jamaica, los mitos y las actitudes negativas con respecto a las personas con discapacidades aún existen y representan una barrera difícil de superar a la hora de acceder a la sociedad.

“Cuando hicimos un asesoramiento de las necesidades de las personas con discapacidades descubrimos que existían estigmas y estereotipos incluso dentro de sus propias familias”, recuerda Onishi. “Casi dos tercios de sus padres o responsables en Jamaica no creían que se podría entrenar a su hijo”.

Sin embargo, en Kingston, Shanise rompe con el estigma. Es beneficiaria de un programa apoyado por el Banco Mundial para promover la inclusión social y económica de las personas con discapacidades en Jamaica.

“Qué esté yo acá [en el trabajo] ayuda a destacar a otras personas con discapacidades. A través de mí, más gente verá que somos igual que los demás y tenemos derechos y somos capacitados”, afirma vehementemente.

Una región en transformación

Un intercambio de conocimientos entre Ecuador, El Salvador, Haití, Jamaica y Perú en 2013 puso en marcha esfuerzos para mejorar la calidad de vida de los latinoamericanos con discapacidad.

Y los próximos pasos ya se dan:

En Lima se está trabajandopara alcanzar la movilidad universal. La construcción y reparación de aceras más amplias, rampas para sillas de ruedas y pasos de peatones dará mayor accesibilidad a toda la ciudad. Además la nueva línea de metro incluirá en sus diseños para facilitar el tránsito personas con discapacidad.

El mismo servicio se ofrecerá en Ecuador, donde el nuevo metro ha sido diseñado para ser 100% accesible para personas con discapacidad. En los últimos años, el país se ha convertido en laboratorio regional en discapacidades y busca la inclusión real en el ámbito del empleo. Hoy en día, la ley ecuatoriana indica que el 4% de empleados públicos y privados deben ser personas con discapacidad.

Y en Jamaica un programa busca revertir la tendencia global de falta de acceso a servicios de salud para las personas con discapacidades. A través de la traducción en lenguaje de señas, el país busca reducir la tasa de infección de VIH entre las personas sordas.

* Mary Stokes es productora online del Banco Mundial.

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