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Texas permitirá portar armas en los campus universitarios públicos

La ley estatal entra en vigor este verano y será de obligado cumplimiento para todas las instituciones

Protesta contra la legislación en un campus de Texas.Foto: reuters_live | Vídeo: AP | EL PAÍS-QUALITY

Jóvenes con armas en pleno campus. Esa es la realidad que enfrentarán las universidades públicas en Texas este verano, cuando entre en vigencia una nueva ley estatal que ha abrumado a profesores y alumnos.

Hace 50 años, Charles Whitman subió a la torre del reloj en la Universidad de Texas en Austin cargado con pistolas y rifles.Tras haber asesinado a su madre y esposa, disparó a 43 personas y mató a 13. Fue la primera matanza ocurrida en un campus universitario en Estados Unidos.

El próximo 1 de agosto se cumplirá el aniversario de la tragedia, el mismo día que se implementará una nueva ley en Texas que autoriza a los estudiantes a portar armas en el campus.

Hasta ahora estaba prohibido llevar todo tipo de armas en recintos de educación superior, pero la ley SB11 (conocida como "campus carry"), aprobada el año pasado, autoriza ahora a los estudiantes con licencia a portar armas en los campus universitarios públicos. La norma también permite que los presidentes de las instituciones designen zonas libres de armas.

Los centros de estudio privados pueden mantener la prohibición, como ya han hecho universidades locales de gran prestigio como Rice y Baylor. Las universidades públicas, sin embargo no tienen otra opción, a pesar que profesores y alumnos han protestado contra el cambio.

“Aquí no podemos tener tostadores ni planchas en las habitaciones, pero sí una pistola, es ridículo. Tener armas en la universidad no es una solución adecuada para entregar más seguridad”, explicó Leonardo Angulo, alumno de la Universidad de Texas en Austin.

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“No necesitamos armas en los campus. Tenemos fuerzas de seguridad entrenadas. Lo que más me preocupa son los accidentes. Las personas son descuidadas. Los estudiantes dejan caer sus lápices y cuadernos, pueden olvidar perfectamente poner el seguro a su arma”, aseguró María González profesora del departamento de inglés de la Universidad de Houston.

Batalla interna

La Universidad de Houston, Texas A&M y la Universidad de Texas, entre otras, han implementado directrices internas para sobrellevar la transición.

La Universidad de Texas y Texas A&M en particular, tienen una amplia red de centros de estudios en el estado y han sido dos de las instituciones donde la ley ha causado mayor controversia.

Tras un amplio debate Texas A&M decidió autorizar a los estudiantes a portar armar en los salones de clases y dormitorios, pero estableció restricciones en lugares como laboratorios científicos, instalaciones en que haya estudiantes preescolares, de primaria y secundaria, lugares donde se de asesoramiento psicológico y donde se realicen eventos interescolares y deportivos.

En la Universidad de Texas, más de 280 profesores presentaron una petición donde aseguraron que la nueva legislación era un asalto a su derecho de libertad de expresión”. El presidente del centro de estudios Gregory Fenves dio la batalla, pero finalmente aprobó guías para adaptarse a la legislación.

Las personas que porten armas podrán circular en la universidad excepto en lugares con actividades para niños, sitios de votación, negocios donde la mayoría de las ventas vengan de alcohol, eventos deportivos, laboratorios con químicos peligrosos y establecimientos con animales.

Personas con oficinas en el campus pueden prohibir las armas en ese lugar, pero ese beneficio no se extiende a los salones de clases.

“Bajo la nueva ley no puedo adoptar una política que tenga como efecto general excluir a las personas con licencia para portar armas en el campus”, dijo Fenves en una declaración.

Esto generó reacciones entre los académicos. El decano de la facultad de arquitectura de la Universidad de Texas en Austin Frederick Steiner renunció y tomó un nuevo puesto en la escuela de diseño de la Universidad de Pensilvania.

Steiner aseguró que no se sentía cómodo con la implementación de SB11.

“Aquí se dio un gran debate interno, hubo varias protestas en el campus, un ambiente muy tenso. Al principio me sentía muy inseguro con este cambio, pero ahora creo que es importante destacar más la información sobre las reglas y lugares específicos donde podrán tener armas”, comentó Angulo.

Cambio en la clase

Jonathan Snow, uno de los profesores de la Universidad de Houston elaboró una presentación que circuló entre sus colegas en diferentes universidades donde se les aconseja realizar ciertos cambios en las salas de clases a la luz de la nueva ley.

Entre ellos “ser cuidadoso al discutir temas sensibles, sacar ciertos temas de su currículum, no empujar al estudiante si lo ve con rabia, encontrarse con los alumnos en circunstancias controladas”.

“Vi la presentación de mi colega. Estaba tratando de ayudar con sugerencias específicas. Yo enseño temas delicados y las discusiones tienden a ser intensas. Sin embargo, ahora lo pensaré dos veces antes de proponer un tema”, explicó González.

Michael Newbern vocero de la organización Students for concealed carry (Estudiantes a favor de portar armas) está en el otro extremo del debate.

Para el grupo SB11 no fue lo suficientemente lejos y dio mucha libertad a las universidades para generar exclusiones y “limitar el derecho natural que tienen todos los que quieran portar armas en el campus”.

“Desafortunadamente un gran número de universidades están considerando políticas que minimizan y atentan contra los principios básicos de la ley”, agregó.

La organización insiste en que hay mucha paranoia sobre el porte de armas en los centros de estudio. “Nos preocupa particularmente que algunos establecimientos no permitan armas en las oficinas, ya que limitará el porte de armas en gran medida”, aseguraron en una delcaración.

Actualmente estados como Colorado, Idaho, Kansas, Mississippi, Utah, Wisconsin y Oregon permiten a los estudiantes portar armas en los campus.

Para profesoras como González, que recién se están adaptando al cambio en Texas, el problema va mucho más allá de leyes y reglamentos internos. Tiene que ver con la emoción con que enfrentará cada clase y a cada alumno.

“Este año hice algo inusual. Revisé mi seguro para confirmar que si muero todo estará cubierto”, confesó la académica. “Haber hecho eso es un signo de que mi visión del mundo ya cambió”, concluyó.

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