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Argentina se aferra al campo para salir de la crisis

Aumenta la exportación y el Gobierno recibe apoyo de agricultores de interior del país

La actividad en los tambos ha de tardar un poco más para recuperarse.
La actividad en los tambos ha de tardar un poco más para recuperarse.Ricardo Ceppi

El Gobierno argentino sufre estos días una oleada de críticas por la inflación y la recesión que no cesan. Sin embargo, en medio de una presión creciente, el Ejecutivo de Mauricio Macri se aferra a un sector clave para la economía argentina del que empiezan a llegar buenas noticias: el campo. Las exportaciones se están recuperando, con aumentos de hasta el 225% en aceite de girasol o del 72% en el de soja. De momento no hay creación de empleo destacable pero Luis Etchevehere, presidente de la Sociedad Rural Argentina, entusiasmado con el giro de política del nuevo Gobierno –lo primero que hizo fue eliminar el impuesto a las exportaciones agrícolas- es muy optimista: “Este año se van a sembrar entre un 20% y un 40% más. Eso son como mínimo 12.000 millones de dólares nuevos. Veníamos de un año horrible y gracias al cambio de Gobierno las expectativas son muy buenas”, asegura.

Argentina ha vivido toda su historia reciente en una especie de lucha constante entre el campo y la industria. Con su enorme fertilidad, especialmente en la pampa húmeda, en el centro alrededor de Buenos Aires, la agricultura y ganadería llevaron a Argentina a lo más alto y la sacaron de todas las crisis. El llamado granero del mundo salió gracias al campo y en especial a la soja de la última gran crisis, la de 2001. Pero es la industria y los servicios, en especial en la periferia de Buenos Aires, la que se lleva buena parte del empleo del país.

En esa dialéctica entre un campo muy rentable pero con poco trabajo y una industria con mucho empleo y muchas veces subvencionada o protegida se escribe la historia económica argentina. En los últimos años el Gobierno kirchnerista se enfrentó al campo por los altos impuestos a la exportación que les puso. Necesitaba ese dinero para hacer políticas sociales, argumentaba. Nada más llegar al poder, Macri eliminó o redujo esas retenciones, que en algunos casos eran del 35%, y ahora el campo vuelve a crecer. Macri ahora tiene al campo de su lado y sufre más críticas precisamente entre los trabajadores de la construcción o de la industria automovilística que está sufriendo con más dureza la crisis.

“El campo lo pone en marcha todo en Argentina y este Gobierno ha sabido entenderlo. De los 25 productos que más aumentaron sus exportaciones el primer trimestre de este año, 21 provienen del campo. Veníamos de un momento pésimo por las reglas del juego del anterior Gobierno. Prácticamente había prohibición de exportar. Nos han quitado las retenciones pero van a lograr más ingresos gracias al impuesto a las ganancias y con eso podrán hacer las infraestructuras prometidas. La agricultura ya está creciendo muy rápido, la ganadería va un poco más lenta, y la leche aún no se ha recuperado por los precios internacionales. Si el Gobierno sigue con estas reglas de juego el centro del país va a explotar en la segunda mitad del año”, se entusiasma Etchevehere.

Desde el Gobierno también están llenos de optimismo, sobre todo porque el campo parece ser uno de los pocos focos de buenas noticias en un momento especialmente delicado para el Ejecutivo. Desde el ministerio de Agricultura señalan que en el primer trimestre han crecido un 70% las exportaciones de cereales y aseguran que ya hay 1,2 millones de nuevas cabezas de ganado después de años en los que se perdieron 12 millones porque la exportación de carne argentina se frenó en seco.

En general el campo está satisfecho, aunque no todos son tan entusiastas como la Sociedad Rural, siempre ligada a los mayores productores. Agustín Pizzichini, vicepresidente segundo de la Federación Agraria Argentina (FAA), donde se agrupan pequeños y medianos productores, es más cauto. "Estamos mejor ahora que en mayo del año pasado, hay un cambio de actitud, con un Gobierno que quiere hacer las cosas bien. Pero hay que esperar, porque lamentablemente todavía no hemos visto los beneficios. La baja de retenciones no tocó a los pequeños y medianos productores. Con el aumento del gasoil se diluyeron", asegura.

Jorge Figueroa, presidente de la Federación Productores de Fruta de Río Negro y Neuquén, era uno de los más críticos hace unos meses, cuando denunciaba que las economías que dependían de la fruta estaban hundidas. Ahora admite el cambio aunque aún no lo ve claro. “Lo que ha cambiado es la expectativa. Todavía no hay un cambio real. La quita de retenciones llega al exportador pero no al productor. El incremento del precio del combustible o de la electricidad afecta muchísimo a los productores. El Estado está reconociendo la necesidad de recuperar el campo, la columna vertebral del país, pero aún no vemos medidas concretas. El beneficio que tuvimos con la salida del cepo cambiario ya lo hemos perdido por la inflación y el aumento de costes”, explica.

Daniel Aseff, gerente general del Coninagro, que agrupa a las cooperativas, va en la misma línea de apoyo con dudas. “No estamos 100% satisfechos, pero creemos que las mejoras son importantes y hay un aire de negocios distinto. Lo que pasa es que como sector veníamos de 12 años de castigo y existe una cierta ansiedad para que todo mejore. Pero las promesas de campaña se viene cumpliendo”. El campo y el interior dan un poco de aire al Gobierno mientras en Buenos Aires las críticas no cesan.

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