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Valls supera con holgura la moción de censura por la reforma laboral

El debate de la reprobación coincidió con otra protesta por todo el país contra el proyecto de ley

Carlos Yárnoz
Un grupo de manifestantes protesta este jueves en Marsella contra la reforma laboral del Gobierno francés.
Un grupo de manifestantes protesta este jueves en Marsella contra la reforma laboral del Gobierno francés.BERTRAND LANGLOIS (AFP)
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El primer ministro Manuel Valls ha superado este jueves la tercera moción de censura en sus dos años de mandato presentada por la derecha, pero los problemas que las originan se han agravado estos días tanto en la calle como en el Parlamento. La reprobación solo obtuvo 246 votos a favor (derecha, centro, ultraderecha, radicales de izquierda y verdes), muy lejos de los 289 de la requerida mayoría absoluta. El debate coincidió con una nueva jornada de protestas contra la reforma laboral, origen de la reprobación, y estuvo plagado de referencias a la guerra interna en el partido gubernamental que amenaza con su implosión.

Con la votación, el jefe del Gobierno ha superado al menos el peligro de que la izquierda radical y la cuarentena de sus diputados rebeldes sumaran sus votos a la derecha y a los centristas para provocar la caída del Gobierno. Era una hipótesis muy poco probable, pero 24 socialistas críticos llegaron a jugar con ella cuando el miércoles intentaron sumar los 58 votos requeridos para presentar su propio texto de reprobación. Solo les faltaron dos firmas. Un comité de disciplina del PS estudiará el caso.

El pequeño balón de oxígeno de esta votación, sin embargo, no solo no frena sino que acrecienta la división entre los socialistas y, sobre todo, la protesta en la calle contra la reforma laboral, el origen de esta moción después de que Valls aprobara por decreto el contestado proyecto de ley. La jornada de este jueves se inició con las puertas de decenas de liceos bloqueadas por estudiantes que apoyan este nuevo día de protestas. Se han registrado cortes de carreteras y autopistas en varios puntos del país y, en varias ciudades como Toulouse, Nantes o Burdeos, ha habido manifestaciones por la mañana.

La mayor se ha registrado en París, donde miles de personas (12.000 según la policía, 50.000 según los convocantes) se han citado junto a la Asamblea Nacional, donde se vota la moción. Entre botes de humo y lanzamientos de objetos, la policía les ha impedido seguir cuando estaban a un kilómetro de la Cámara baja con pancartas en las que exigían la dimisión del "dictador" Hollande. Los sindicatos ya preparan huelgas y protestas para la semana que viene.

Para evitar sorpresas de su propio bando en esta guerra de la izquierda contra la izquierda, Valls ha llamado en su intervención en el Parlamento a "la responsabilidad de cada cual" para "no avivar las llamas" de la delicada situación que vive el país y su partido. Para el jefe del Gobierno, la reforma laboral de la que se siente “orgulloso” es el primer intento "de mejorar la competitividad de las empresas".

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La policía evitó por la fuerza que miles de manifestantes de aproximaran a la Cámara baja durante el debate de la moción de confianza

Los firmantes del texto de censura han argumentado que la presentaban porque “la situación de Francia hace necesarias profundas reformas que este Gobierno es incapaz de sacar adelante”. El portavoz de Los Republicanos, Christian Jacob, ha calificado en el debate de “espectáculo patético” el que da el Gobierno por la debilidad y división en sus filas: desde la izquierda -los rebeldes- hasta el ala liberal, donde incluso un ministro, Emmanuel Macron, acaba de crear su propio partido. “¿Cuántos son ustedes?”, preguntó con sorna Jacob.

La izquierda radical ha afeado con dureza “la impotencia y debilidad” del Gobierno, que para aprobar la reforma laboral ha acabado por emplear el decretazo, la fórmula “más retrógrada y antidemocrática” de la legislación francesa. Han sido las palabras de André Chassaigne, portavoz de Izquierda Demócrata y Republicana, quien anunció el voto favorable de algunos de los suyos a la moción, no por sumarse a la derecha sino por censurar el recurso al decretazo.

También ahora Valls ha usado la fórmula del decretazo para aprobar la contestada reforma laboral, la más protestada de la legislatura, defendida por Hollande poco antes del debate parlamentario porque es, ha dicho, una ley "de progreso". El proyecto, que facilita y abarata el despido, "no tendrá jamás legitimidad", sostiene el rebelde Jean-Marc Germain, por haber sido aprobado por decreto. El 75% de los franceses rechazan haber empleado esa vía, según un sondeo de la cadena BFM TV.

En las otras dos mociones de censura, ningún socialista votó a favor de la reprobación y no salieron adelante. Ahora, hasta el líder de los rebeldes, Christian Paul, amenazaba con apoyarla. Antes, en 2014, Valls abordó dos mociones de confianza. Las ganó, pero en ambas votaciones hubo abstenciones de los rebeldes. En la votación de este jueves, tampoco votó a favor de la moción ningún parlamentario socialista.

Superada para Valls la reprobación, la reforma laboral queda aprobada en la Asamblea Nacional y su texto pasa al Senado. Para su aprobación definitiva, volverá en unas semanas a la Cámara baja, donde el Ejecutivo podrá aprobarla de nuevo por decreto, sin debate.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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