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Sanders mantiene el pulso a Clinton tras ganar en Oregon

La ex secretaria de Estado se proclama vencedora por un margen mínimo en Kentucky

Sanders, en un acto electoral. K. BARKER APFoto: reuters_live

Hillary Clinton libra dos peleas: una contra Bernie Sanders y otra contra Donald Trump. Cuanto más se eterniza la primera pelea, más se desgasta Clinton en la segunda. La ex secretaria de Estado fue derrotada por Sanders en las primarias celebradas en Oregon y se ha proclamado vencedora, por una ventaja mínima, en el Estado de Kentucky. Clinton lo tiene casi todo asegurado para convertirse en la candidata demócrata que se enfrentará al republicano Trump en las elecciones presidenciales de noviembre. Pero hasta que eso no ocurra matemáticamente, no podrá soltar el lastre de Sanders y centrarse en la pugna contra Trump.

El republicano, en cambio, no tiene rivales desde hace dos semanas. El multimillonario neoyorquino ya es el presunto candidato republicano a la espera de lograrlo matemáticamente en las próximas primarias y ser designado oficialmente en la convención del partido en julio. Trump ataca cada día a Clinton. Clinton hace lo mismo y trata de centrarse en el magnate, pero también tiene que diferenciarse de Sanders.

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Kentucky es un buen ejemplo. Sanders, con un discurso a la izquierda de Clinton, lideraba las encuestas desde hace semanas, pero Clinton se volcó en los últimos días en el Estado. El desenlace es que la elección fue muy reñida: con el 99% de los votos escrutados, Clinton tenía un apoyo del 46,8% y Sanders del 46,3%.

El objetivo de la campaña de la ex primera dama era más de percepción que de realidad: quería evitar que el senador por Vermont encadenara victorias -tras imponerse con claridad la semana pasada en Virginia Occidental- pese a que tengan un efecto muy limitado en la distribución global de los delegados que garantizan la nominación, en la que Clinton goza de una sólida ventaja.

En paralelo, Sanders ganó las primarias del Estado de Oregón, pero esa victoria se daba por descontada dado que es un público más favorable al discurso del senador.

Sanders ha rebajado sus ataques contra Clinton, pero sigue presentándose como el mejor candidato para derrotar a Trump en noviembre y promete que la campaña durará hasta la convención demócrata de julio en Filadelfia. El deseo de los seguidores de Clinton es que Sanders se retire a mediados de junio cuando termine el proceso de primarias, el mismo momento en que lo hizo ella en 2008 ante Barack Obama.

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Pero Sanders esgrime que debe esperar a la convención porque Clinton no tendrá antes de ella los delegados necesarios para asegurarse la nominación. El motivo es que los llamados superdelegados pueden votar a cualquiera en la convención aunque la mayoría ya han prometido que lo harán por Clinton.

Mientras tanto, la tensión crece. El pasado sábado, se vivió una convulsa convención demócrata en Nevada en que se repartían algunos delegados de condados. Los seguidores de Sanders protagonizaron altercados después de que una sesentena de potenciales delegados fueron anulados como consecuencia de una disputa sobre el reglamento. Lo interpretaron como un ejemplo de la disfuncionalidad política que denuncia Sanders. La presidenta del Comité Nacional Demócrata y el líder demócrata en el Senado han pedido explicaciones a Sanders por los incidentes.

El legislador, igual que Trump, se postula como un candidato contrario al establishment, lo que ha atraído a votantes desencantados con la clase política y ha obligado a Clinton a virar hacia la izquierda.

El temor es que, si Sanders no se retira antes, los incidentes puedan repetirse en la convención demócrata en Filadelfia y que la desunión del partido beneficie a Trump. El republicano, según las encuestas, perdería en noviembre tanto contra Clinton como Sanders.

Otra preocupación es que algunos seguidores de Sanders puedan votar a Trump dado que comparten mensajes contra la clase política y el libre comercio. En un intento de disipar ese riesgo, el jefe de campaña del senador, Jeff Weaver, recordó este martes que el candidato ha dicho que “hará todo -trabajando siete días a la semana, mañana y noche- para garantizar que Donald Trump no sea presidente”.

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