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Toques a rebato en el laborismo para evitar que gane el ‘Brexit’

El partido opositor se moviliza ante la posibilidad cada vez más real de que Reino Unido abandne la UE, que muchos atribuyen a la escasa motivación del electorado de izquierda

Pablo Guimón

La probabilidad de que Reino Unido abandone la UE dentro de 10 días parece cada vez más real. Los últimos sondeos sitúan al Brexit por delante y los analistas destacan un factor clave: el fracaso de los laboristas en movilizar a su electorado tradicional. La falta de un discurso claro ante el reto de la inmigración, el temor a las consecuencias de compartir tribuna con los tories y la tibieza de la postura personal del propio líder, Jeremy Corbyn, contribuyen al perfil bajo del partido opositor, que ahora se lanza a la ofensiva.

Jeremy Corbyn, en un acto de campaña en Aberdeen (Escocia).
Jeremy Corbyn, en un acto de campaña en Aberdeen (Escocia).John Linton (AP)

El reto del partido no es pequeño. Se trata de movilizar a sus votantes para que acudan a las urnas en un referéndum que, con el primer ministro a un lado y el exalcalde de Londres Boris Johnson al otro, se ha convertido en una guerra civil tory.

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El debate europeo pone de manifiesto el distanciamiento entre el partido de izquierdas y su electorado tradicional. Los votantes laboristas son hoy el grupo político más proeuropeo: el 61% apoya la permanencia, frente a un 39% de los conservadores. Pero entre la clase trabajadora, según un estudio reciente, el apoyo a la UE es de un 36%, frente a un 52% entre las clases medias.

La campaña ha sido “demasiado Hampstead y no lo suficiente Hull”, dijo gráficamente Andy Burnham, el portavoz de Interior en la oposición, contraponiendo el barrio londinense de la intelectualidad progresista con la ciudad media del norte de Inglaterra. Poco importa que todos los principales sindicatos hayan pedido el voto por la permanencia: el antieuropeísmo se hace fuerte entre la clase obrera, aquella a cuyo servicio se fundó el laborismo.

“Hay un asunto que separa desde hace tiempo al partido de sus bases tradicionales, y es la inmigración”, explica Steven Fielding, profesor de Historia Política en la universidad de Nottingham, especializado en el laborismo. “Después de la crisis, la clase obrera ha sufrido mucho. Sus salarios no han subido y muchos culpan a la inmigración, en concreto a la europea. En las elecciones de 2015 ese sentimiento produjo un importante trasvase de votos del laborismo al [antieuropeo y populista] UKIP. Es un tema incómodo para el partido, porque ideológicamente no puede hablar de restringir la inmigración. El laborismo ha ignorado un asunto clave para los votantes. Muchos ven que los únicos que lo abordan son los partidarios del Brexit, y votarán en consecuencia. Es llamativo que, en su único discurso hasta la fecha en defensa de la UE, Jeremy Corbyn ni mencionara la inmigración”.

El proyecto europeo -esto es algo en lo que coinciden todos los laboristas consultados- no está entre las prioridades de un líder laborista que, como diputado, votó en contra de la pertenencia a la CEE en 1975. Corbyn se refirió a la UE en 1993 como parte de un “extremadamente injusto orden económico mundial”. “No soy un gran fan” de la UE, confesó este mismo viernes por la noche, en un programa satírico de televisión.

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Su discurso contra el Brexit el pasado 14 de abril ha sido su única cesión ante el aparato un partido, mayoritariamente proeuropeo, que le es hostil desde que asumió el liderazgo en septiembre pasado. “Si no fuera líder del partido probablemente habría apoyado el Brexit”, se aventura Fielding. “Su ambigüedad es evidente. Pero tiene otras batallas que considera más prioritarias que esta”.

Algo más vehemente, pero sin pasarse, se mostró John McDonnell, portavoz de economía en la oposición y fiel escudero de Corbyn. En un artículo en el New Statesman, pidió el voto por la permanencia para evitar “el Brexit tory”. En un ejercicio de malabarismo electoral para evitar compartir estrado con el primer ministro conservador, McDonnell y el sector más izquierdista del laborismo han lanzado una campaña propia -junto con los Verdes y apoyados por figuras como internacionales como el exministro griego Varufakis- bautizada como Otra Europa y que persigue una agenda europea más social. El recuerdo del referéndum sobre la independencia de Escocia, hace dos años, está aún muy fresco: los laboristas consideran que su campaña codo a codo con los tories fue clave en su consecuente debacle al norte de la frontera.

Lo cierto es que no se ha escuchado del liderazgo laborista –tampoco, ciertamente, del conservador- una defensa entusiasta del proyecto europeo. Se pide el voto por la permanencia, pero solo como defensa ante el rodillo antisocial que desplegaría el Gobierno conservador libre del contrapeso de Bruselas.

El resultado es que cerca de la mitad del electorado laborista, según estudios internos, no tiene claro cuál es la postura del partido a solo diez días del referéndum. El viernes un nuevo sondeo situaba al Brexit diez puntos por delante. La libra empezaba y terminaba la semana con importantes bajadas, en respuesta a sendas encuestas en el mismo sentido.

“Los simpatizantes laboristas no han sido motivados para votar por la permanencia”, explica Rob Hayward, exdiputado conservador y respetado sociólogo electoral, que esta semana hizo saltar las alarmas en Downing Streer al advertir de que sus estudios le llevan a vaticinar una victoria del Brexit. “Gran parte de las bases laboristas de trabajadores manuales del sector privado está respondiendo al instinto visceral. Esa gente ha sido el voto oculto del UKIP en el centro y norte de Inglaterra. Votarán por salir de la UE”.

En los últimos días, destacadas figuras del laborismo, incluido el anterior líder, Ed Miliband, han reclamado al partido que dé un paso al frente en la campaña por la permanencia. “Debemos redoblar los esfuerzos”, resumió el viernes Tom Watson, vicepresidente de la formación y elemento clave en su frágil equilibrio interno. El propio primer ministro, David Cameron, reconocía ayer en una entrevista en The Observer la tentación de alejarse “de la línea de fuego para ceder el turno a los laboristas”. Según informaba el Sunday Times, ha ordenado un perfil bajo a los diputados tories hoy y mañana para que la atención mediática se centre en los laboristas.

La ofensiva laborista empezará este lunes con una intervención del ex primer ministro Gordon Brown. Corbyn tiene prevista, según el Sunday Times, su primera gran intervención televisiva en los próximos días. Y se espera que, también el lunes, el portavoz de Exteriores en la oposición, Hilary Benn, pronuncie un discurso por la permanencia. El partido asegura que redoblará la actividad con un gran evento diario. Un tríptico enviado estos días a 1,3 millones de hogares busca, desde su título, despejar dudas: "El laborismo dice que Reino Unido está mejor en Europa".

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Sobre la firma

Pablo Guimón
Es el redactor jefe de la sección de Sociedad. Ha sido corresponsal en Washington y en Londres, plazas en las que cubrió los últimos años de la presidencia de Trump, así como el referéndum y la sacudida del Brexit. Antes estuvo al frente de la sección de Madrid, de El País Semanal, y fue jefe de sección de Cultura y del suplemento Tentaciones.

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