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La ultraderecha mexicana salta a la política

Organizaciones de católicos laicos aseguran haber colaborado para derrotar al PRI el cinco de junio

Luis Pablo Beauregard
Enrique Peña Nieto, tras votar el pasado 5 de junio.
Enrique Peña Nieto, tras votar el pasado 5 de junio. Mario Guzmàn (EFE)

La agenda progresista de Enrique Peña Nieto ha agitado a la ultraderecha mexicana. Organizaciones de católicos laicos buscan un papel protagónico en la política para defender a la familia tradicional y oponerse a los matrimonios gays, el aborto, la eutanasia y la legalización de la amapola y marihuana. El PRI y el Gobierno se preguntan hasta qué punto este tipo de organizaciones influyeron en la derrota del tricolor en cuatro bastiones en las elecciones del 5 de junio.

“Queremos que los católicos dejen de calentar las bancas de sus templos y salgan a luchar por lo que creemos”, dijo Carlos Valles Ayoub, uno de los líderes de Juntos por México, formada por 70 asociaciones conservadoras operadas por laicos como Acción católica, Adoradores nocturnos y Orden templarios, entre otras. Valles asegura que su organización reúne a cuatro millones de personas en 20 ciudades del país. En mayo, la asociación lanzó el sitio Voto Católico, que informaba sobre las posturas de los candidatos en temas como el aborto y los matrimonios entre personas del mismo sexo. “Naturalmente beneficia al PAN y a las opciones que defienden la vida”, asegura.

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Una de las lecturas más llamativas sobre la derrota del PRI en las elecciones —donde el PAN ganó siete de doce Estados en disputa— la hizo Francisco Labastida, el primer priísta en la historia en perder una elección presidencial, en el año 2000. “Lanzar un cambio de estos antes de un paquete de 12 elecciones estatales, sin consultarlo antes con el partido, va en contra de lo que se debe hacer”, dijo Labastida refiriéndose a la propuesta de Peña Nieto de modificar la Constitución para legalizar el matrimonio homosexual, presentada 18 días antes de los comicios.

Tras las elecciones, la Arquidiócesis de México publicó en Desde la fe un duro editorial llamado Merecido voto de castigo cargando contra la corrupción del Gobierno y criticando la propuesta "destructora de la familia".

El diario El Universal asegura que al menos seis obispos operaron en las elecciones. Miguel Ángel Osorio Chong, el secretario de Gobernación (Interior), ha dicho que se castigará a los miembros de la Iglesia que hayan hecho proselitismo. La Constitución mexicana prohíbe a los religiosos intervenir en la política nacional. Sin embargo, Manlio Fabio Beltrones, el líder del PRI, asegura que la agenda de Peña Nieto no es la culpable del descalabro del partido.

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Valles y Francisco Bolívar, otro vocero de Juntos por México, aseguran que su movimiento “influyó” en las pasadas elecciones. “Estamos por confirmar el impacto que tuvimos”, afirmó Valles, que el sábado estuvo en República Dominicana, donde protestó contra la agenda en favor de la comunidad LGTB que la Organización de Estados Americanos (OEA) discutirá en su asamblea general.

A Juntos por México se suman iniciativas civiles como Red Familia, Con Familia y la Unión Nacional de Padres de familia. Juntos preparan una nueva ofensiva. “Estamos trabajando en la guerra que viene: la aprobación en los Congresos locales de las iniciativas de matrimonio homosexual, que actualmente están aplazadas. No bajaremos la guardia”, dice Valles. “Nos vamos a preparar para las elecciones de 2017 y 2018”, amenaza.

Los líderes de Juntos por México aseguran que preparan una nueva opción que rompa los paradigmas. “La meta es organizarnos para ofrecer una nueva oferta católica en la política”, asegura Valles, que no descarta que eventualmente “derive en un partido”. Sus zonas de influencia serían los Estados de Veracruz, Puebla y los Estados del Bajío, como Guanajuato y Querétaro. “Este es el despertar de los católicos”, afirma.

La semilla del sinarquismo

No es la primera vez que la ultraderecha busca agruparse en un partido político en la historia reciente mexicana. El Partido Solidaridad estuvo cerca de obtener su registro en 2008. La organización tenía como lema Vida, familia y justicia social y una doctrina basada en encíclicas papales y documentos de la Conferencia del Episcopado Mexicano. Además, su base se cimentaba en el sinarquismo, un movimiento político y social creado en 1937 que simpatizaba con el falangismo. Algunos de sus integrantes provenían de la facción más conservadora del PAN. La autoridad electoral decidió finalmente no dar el visto bueno a la organización después de encontrar anomalías en el 22% de sus asambleas.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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