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La Justicia francesa procesa a Teodorín Obiang por corrupción

La Fiscalía afirma que saqueó más de 110 millones de euros del Tesoro Público de Guinea Ecuatorial y lo blanqueó en París en compras multimillonarias

Teodorín Obiang, vicepresidente de Guinea Ecuatorial.Vídeo: EL PAÍS VÍDEO
José María Irujo

La Justicia francesa acusa a Teodoro Nguema Obiang, hijo del presidente de Guinea Ecuatorial, de corrupción, blanqueo, desvío de fondos públicos y abuso de confianza, según el escrito final de acusación de la Fiscalía al que ha tenido acceso EL PAÍS. La investigación concluye que Teodorín invirtió en París decenas de millones de euros en palacios, joyas, arte y antigüedades que le han sido embargados. En total: 110 millones de euros procedentes del saqueo de empresas guineanas y del Tesoro Público.

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El juicio contra El Patrón, apodo con el que se hace llamar en su país -excolonia española de 1.200.000 habitantes y 28.051 kilómetros cuadrados- se celebrará previsiblemente el próximo enero, según fuentes judiciales. Y supone un hito: será la primera vez que la Justicia europea juzgue a un dirigente africano por corrupción. Las pesquisas contra Teodorín se iniciaron a raíz de una denuncia presentada por la ONG Transparency International.

Los 36 folios de la acusación firmados por el fiscal Jean Yves Lourguilloux desnudan con todo lujo de detalles la vida parisina de Teodorín, de 48 años, que su exmayordomo Didier M. definió ante los jueces con tres palabras: “alcohol, putas y droga”. Este y otros empleados han declarado que vieron maletas repletas de euros y dólares con las que el hijo del dictador pagaba sus caprichos en las tiendas de ropa de la avenida Montaigne, una de las más caras de la capital. El mayordomo Didier afirmó que su jefe iba y venía desde Guinea Ecuatorial a París o a Los Ángeles (EE. UU.) con valijas diplomáticas repletas de dinero que estima en más de 10 millones de dólares.

Según su mayordomo su vida en París  se resumía en tres palabras: putas, droga y alcohol

El documento judicial describe los gastos desorbitados en el hotel Crillon (587.833 euros en cinco años), la casa de subastas Christie's (18, 3 millones en dos días), relojes (cuatro Cartier, Piaget y Vacheron por 710.000), vino (un lote de Rosmané Conti por 250.000), joyas (10. 5 millones), cuberterías (1.8 millones), una champanera (72.720), ropa de Dolce Gabbana (69.740), vídeos (99.907) y hasta 64 pares de zapatos de las tallas 8,5 y 9.

La investigación de los denominados bienes mal adquiridos dirigida por jueces Roger Loire y René Grouman se ha centrado, sobre todo, en la lujosa mansión de Teodorín, en el número 42 de la avenida Foch, en el distrito 16 de París, uno de los más exclusivos, un edificio de 4.500 metros cuadrados y cinco alturas por el que pagó 25 millones de euros y que ocultaba a nombre de cinco sociedades suizas.

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El fiscal Lourguilloux afirma que Teodorín pagó 12 millones de euros a los decoradores Alberto Pinto y Jacques García para que reformaran el edificio de 1890, situado muy cerca de la Plaza Charles de Gaulle, y se hizo construir en la tercera planta un “tríplex” de 1.900 metros cuadrados con 20 habitaciones, 4 grandes salones y comedores, un dormitorio principal de 100 metros cuadrados, sala de baños “majestuosa”, salón oriental, peluquería, gimnasio, discoteca y dos cocinas profesionales. El valor actual de la mansión de 101 habitaciones supera los 100 millones, según la estimación de los investigadores judiciales.

Villa en Malibú para los pobres

J. M. I.

Teodorín Nguema Obiang llegó en octubre de 2015 a un acuerdo con la Justicia norteamericana para lograr que se cerrara su caso por fraude y blanqueo de capitales en EE. UU.

Cercado por las pruebas que acumularon contra él los sabuesos de la Sección de Lavado de Dinero del Departamento de Justicia que dirige Jennifer Shasky aceptó, después de meses de negociación secreta, vender su villa de Malibu, valorada en 30 millones de dólares, parte de la colección iconográfica del cantante Michael Jackson, y entregar el dinero a organizaciones de caridad en EE. UU. que ayudan al pueblo guineano. Así, escapó de las garras de la Justicia norteamericana que le siguió el rastro por todo el mundo. Los agentes Roberto Manzanares y Woo Lee buscaron testimonios por distintos países y, al igual que la Justicia francesa, encontraron los más rotundos en España. El acuerdo se consideró una "victoria" de la Justicia de EE. UU.

Este edificio estaba gestionado por la sociedad Foch Services y al iniciarse la investigación el hijo predilecto del dictador intentó simular que se trataba de un edificio diplomático colocando una placa que decía: “República de Guinea Ecuatorial. Locales de la embajada”, según declaró el portero de la finca. La siguiente maniobra fue nombrarle vicepresidente segundo de Defensa y Seguridad en un intento desesperado de lograr su inmunidad diplomática, pero fue rechazada por los jueces franceses que dictaron una orden de busca y captura contra él a través de Interpol. La orden se levantó después de Teodorín aceptara declarar finalmente por videoconferencia.

Su palacio en la avenida Foch tenía 4.500 metros y lo escondía tras cinco sociedades suizas

Durante la larga investigación judicial el equipo de abogados franceses de Teodorín intentaron negociar el pacto de una pena para evitar la carga mediática que supondrá juzgar en Europa por corrupción a alto dirigente africano. Los abogados sondearon a los jueces franceses para acogerse al reconocimiento de culpabilidad que existe en Francia y pagar una elevada indemnización, pero no hubo acuerdo.

El escrito de acusación determina que tanto el imponente edificio de la avenida Foch, las obras de arte y el rosario de coches (más de 25 modelos entre Rolls Royce, Bentley, Porsche, Bugatti, Maserati y Mercedes de todos los colores y modelos) embargados a Teodorín fueron pagados con transferencias que provenían de la empresa guineana Somagui Forestal, durante los años en que El Patrón era ministro de Agricultura y Bosques. Y asegura que entre 2004 y 2011 más de 110 millones de euros del Tesoro Público de Guinea Ecuatorial entraron en sus cuentas privadas de la Societé General del Banco de Guinea Ecuatorial.

Ocho de los diez testigos que le acusan de cobrar comisiones ilegales son emprendedores españoles que antes de iniciarse la causa revelaron a este periódico el presunto chantaje al que fueron sometidos por el hijo del dictador. Los jueces franceses viajaron a Madrid y les tomaron declaración en la sede la Fiscalía Anticorrupción durante una comisión rogatoria. En su escrito de acusación final, el fiscal recoge el testimonio de Germán Pedro Tomo, uno de ellos, que reside en Madrid y cuenta con escolta policial ya que en 2005 dos sicarios colombianos intentaron matarlo. Se equivocaron de persona y apuñalaron a uno de sus familiares cuando salía de su casa. Fuentes judiciales francesas aseguran que si el vicepresidente segundo de Guinea Ecuatorial es condenado, algo muy probable teniendo en cuenta la avalancha de pruebas y testimonios recogidos en la causa, se emitirá una nueva orden de busca y captura internacional contra él. 

investigacion@elpais.es

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Sobre la firma

José María Irujo
Es jefe de Investigación. Especialista en terrorismo de ETA y yihadista, trabajó en El Globo, Cambio 16 y Diario 16. Por sus investigaciones, especialmente el caso Roldán, ha recibido numerosos premios, entre ellos el Ortega y Gasset y el Premio Internacional Rey de España. Ha publicado cinco libros, el último "El Agujero", sobre el 11-M.

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