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Los británicos eligen su lugar en el mundo en un histórico referéndum

Cameron confía en que una alta participación confirme la ligera ventaja de los europeístas

Pablo Guimón

Llegó el día en que los británicos deciden su lugar en el mundo y, si el país emprendía dividido el camino, la virulenta y dramática campaña ha abierto más la grieta. El primer ministro británico, David Cameron, confiado en que una alta participación confirme la ligera ventaja que los sondeos dan a los europeístas, reiteró su mensaje patriótico de que “los británicos no huyen”. Los euroescépticos apelaron al corazón de los indecisos para convertir el 23 de junio en “el día de la independencia” británica. Solo un resultado contundente, en un sentido u otro, permitirá pasar página en un proceso que marcará el futuro del país y de la construcción europea.

David Cameron, con el ex primer ministro John Major, este miércoles en un acto de campaña en Bristol.
David Cameron, con el ex primer ministro John Major, este miércoles en un acto de campaña en Bristol.Getty

Este jueves se enfrentan en las urnas dos argumentos: la economía, que pocos niegan ya que sufrirá si el país abandona la UE, y la inmigración, cuyo impacto se ha revelado como el gran tema latente en la sociedad británica. Este viernes por la mañana, cuando finalice el recuento, se sabrá si los británicos han escuchado a los agentes económicos que abrumadoramente alertaron de los riesgos del Brexit o si, por el contrario, prefieren sacrificar el bolsillo con el fin de alcanzar el objetivo de controlar sus fronteras.

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Sea cual sea el resultado, la campaña ha revelado ya algunas certezas. La primera, el fracaso de la política tradicional en comprender y gestionar el impacto de la inmigración en la sociedad. En particular, el del laborismo, cuya falta de un discurso sólido y sin fisuras sobre el asunto ha provocado un distanciamiento con sus bases tradicionales.

En segundo lugar, la campaña ha resaltado la profunda división que existe en el gobernante Partido Conservador sobre el papel que Reino Unido debe desempeñar en el mundo. El referéndum, que David Cameron convocó para acallar el antieuropeísmo en su partido, no ha hecho sino exacerbar la división que lo atraviesa y que pone en peligro su propio futuro político.

Por último, el proceso ha constatado la oposición del país a un avance en la integración europea. Hay dos tipos de británicos: los que quieren irse y los que quieren quedarse para cambiar las reglas. El precio de la permanencia del país, la segunda economía del bloque, será un lastre para cualquier progreso en la construcción europea.

Nigel Farage: “Esto nunca habría pasado sin el UKIP”

David Cameron convocó el referéndum. Pero si alguien lo provocó, fue Nigel Farage, líder de UKIP. El auge de partido antieuropeo, el más votado en las europeas de 2014, y su amenaza los tories llevaron al primer ministro a tratar de zanjar el debate europeo para siempre.

Este miércoles, en su último discurso, Farage reclamó el mérito de haber “forzado” al primer ministro a “tomarse el asunto en serio”. “Lo digo con cierto orgullo, esto nunca habría pasado sin UKIP. Es, en muchos sentidos, nuestro referéndum”, aseguró.

La campaña oficial por el Brexit ha tratado de distanciarse del discurso divisorio de Farage. Pero este miércoles él quiso recordar que han usado sus eslóganes.

El futuro de Farage, que no se sienta en el Parlamento pero lidera un partido que cosechó el 12,6% de los votos en las generales, depende de esta consulta que este miércoles definió como una lucha “del pueblo contra el establishment”.

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Políticos de todos los signos, unidos o enfrentados más allá de filiaciones partidistas, recorrieron este miércoles el país en un frenético último día de campaña. Los estudios que manejaba el equipo del primer ministro indican que los argumentos económicos están surtiendo efecto y que la participación este jueves será alta, algo que los expertos sostienen que favorecería a los partidarios de que Reino Unido permanezca en la UE.

La movilización de los jóvenes será determinante. El debate europeo ha puesto de relieve una división más, esta generacional: los mayores son más receptivos a los mensajes eurófobos, y los jóvenes son mayoritariamente europeístas. Pero los primeros votan y los segundos, desencantados con la política tradicional, tienden a quedarse en casa.

Los mercados seguían la tendencia al alza que empezó el lunes, señal de optimismo en los inversores sobre la posibilidad de la permanencia. Más de 1.200 líderes empresariales pidieron el voto por la permanencia en una carta publicada en The Guardian. También lo hizo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, que advirtió de que “una Europa fragmentada” exacerbaría la “inestabilidad e imprevisibilidad” en la región.

Por la tarde, Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, quiso resaltar el carácter definitivo de la consulta. “Fuera significa fuera”, dijo. “Los votantes británicos deben saber que no habrá ningún tipo de renegociación”. El pasado mes de febrero, el primer ministro llegó a un acuerdo con sus socios europeos que exime a Reino Unido del principio de una unión cada vez más cercana, le permite restringir prestaciones a los trabajadores europeos en suelo británico y garantiza salvaguardas a los países de fuera del euro. Dicho acuerdo fue enarbolado por Cameron, al principio de la campaña, para defender la permanencia en la UE. Juncker se encargó este miércoles de recordar que el primer ministro “obtuvo lo máximo que pudo recibir” y que no habrá “renegociación”.

La gran cita quedará marcado por el asesinato hace una semana de la diputada laborista y proeuropea Jo Cox, a manos supuestamente de un vecino que se declaró “activista político”. El horrible crimen provocó una llamada generalizada a la moderación de una campaña en la que el miedo ha vencido como argumento a la esperanza. El miedo al desastre económico, por un lado, y a la amenaza de la inmigración, por el otro. El recuerdo de la diputada sobrevolará este jueves las urnas. La llamada a la unidad de las distintas sensibilidades, que Cox convirtió en su lucha política, será clave para reconstruir un país herido.

Las claves de la consulta

María R. Sahuquillo

La pregunta. Unas 46 millones de personas se enfrentan este jueves a una consulta histórica que marcará el futuro de su generación. Responderán a esta pregunta: "¿Debe el Reino Unido permanecer como miembro de la Unión Europea o debe abandonar la Unión Europea?". Ante la que tendrán que elegir entre 'permanecer' o 'abandonar'.

Los votantes. Pueden participar en el referéndum los británicos mayores de 18 años, los ciudadanos irlandeses y de la Commonwealth residentes en Reino Unido y los británicos que viven en el extranjero desde hace menos de 15 años; siempre que se hayan registrado para hacerlo. También podrán votar los miembros de la Cámara de los Lores y los ciudadanos de la Commonwealth que viven en Gibraltar. Los comunitarios residentes en Reino Unido no pueden votar, salvo chipriotas y malteses (por la Commonwealth).

El resultado. No hay una participación mínima para que la consulta sea válida, y basta con una mayoría simple para que el resultado se considere válido.

Un día histórico. Los centros electorales abren este jueves a las 7 de la mañana (hora local) y cerrarán a las 22 horas (23h en la España peninsular). Es entonces cuando empieza el conteo de papeletas por regiones. Todos los resultados se enviarán al Ayuntamiento de Manchester, el lugar elegido para anunciar el resultado final. Los expertos apuntan que en torno a las 5 de la madrugada se ofrece un escrutinio bastante clarificador.

El país dividido. El primer ministro David Cameron, el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, el partido nacionalista escocés con su líder, Nicola Sturgeon, a la cabeza, son algunas figuras que han encabezado la campaña por la permanencia, con el lema Stronger in Europe (más fuertes en Europa). En el lado de los partidarios del Brexit, algunos miembros del Gobierno, como Michael Gove, ministro de Justicia, diputados laboristas como Gisela Stuart el exalcalde de Londres Boris Johnson, que ha sido el rostro más visible del equipo de Leave. El eurófobo líder del UKIP, Nigel Farage, también defiende el Brexit, pero no forma parte de la campaña oficial.

Financiación. La campaña Stronger in Europe ha recaudado unas 8,9 millones de euros, y se ha visto fuertemente impulsada por dos donaciones de un total de 2,9 millones del magnate de los supermercados y líder laborista Lord Sainsbury. La campaña del Leave ha recaudado 3,6 millones de euros. Su principal apoyo financiero ha sido el empresario Patrick Barbour (unos 640.000 euros).

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Sobre la firma

Pablo Guimón
Es el redactor jefe de la sección de Sociedad. Ha sido corresponsal en Washington y en Londres, plazas en las que cubrió los últimos años de la presidencia de Trump, así como el referéndum y la sacudida del Brexit. Antes estuvo al frente de la sección de Madrid, de El País Semanal, y fue jefe de sección de Cultura y del suplemento Tentaciones.

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