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La noche británica

Lluís Bassets

Con los últimos cohetes de la verbena empezaron a caer las primeras noticias inquietantes. A las dos de la madrugada todo parecía pender de un hilo. A las cuatro ya estaba todo decidido. Los ciudadanos del Reino Unido quieren largarse de la Unión Europea. Incluso los últimos sondeos ayudaron a crear el clima de estupefacción. Nigel Farage terminó ayer la jornada resignado ante la previsible victoria del Remain y a las pocas horas vencía el Brexit y declaraba el 23 de junio como Día de la Independencia.

Es la democracia, por supuesto. Un primer ministro democráticamente elegido ha decidido poner a votación la pertenencia de su país a un club al que ha pertenecido durante los últimos 43 años y que es, por cierto, una de las experiencias hasta ahora más exitosa de la historia en cuanto a estabilidad, garantía de paz y prosperidad e integración económica, monetaria y política.

Democracia y verdad no son sinónimos. Tampoco democracia y acierto. Un referéndum es una moneda lanzada al aire y un político astuto y responsable debe saber siempre cuando es el momento de reforzar sus posiciones con una consulta que no se convierta en una catástrofe. Este es el caso ahora de David Cameron, cuestionado como primer ministro, con un gobierno y un partido dividido, y sin alternativa de gobierno por parte de un líder de la oposición débil y dubitativo en cuanto al Brexit.

Y más: con un país dividido socialmente, por edades (los jóvenes por la UE, los mayores en contra), por clases (los más burgueses por la UE, la vieja clase obrera en contra), por territorios (las grandes ciudades a favor, el país profundo en contra) y por las viejas naciones británicas (Escocia e Irlanda del Norte a favor, Gales e Inglaterra en contra). E incluso con un parlamento que ya no está en sintonía con la población respecto a la UE.

Las consecuencias serán profundas y largas. Jugará el efecto dominó. El Brexit es una bomba de relojería dentro, para el mantenimiento de la unión. También lo es fuera, para la Unión Europea: si no hay un impulso centrípeto más fuerte, que actúe rápidamente y con mucha convicción, empezará una fragmentación imparable, que conducirá a la descomposición y a la desunión.

Repercutirá también para el conjunto de los países occidentales, aliados de Reino Unido: a fin de cuentas es la segunda potencia europea, cuenta con el arma nuclear y es uno de los cinco países con derecho de veto en el Consejo de Seguridad. Su 'independencia' de un mundo cada vez más interdependiente no será un camino de rosas.

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La decisión es histórica, del rango de los grandes terremotos, incluida la sorpresa preparada por los sondeos equivocados, como la caída del Muro de Berlín o los atentados del 11S. Los mercados han captado inmediatamente la trascendencia, pero eso es solo el principio. Tras esta noche en blanco, entre los cohetes de San Juan y los primeros resultados, algo nuevo y quién sabe también si terrible acaba de nacer.

Comentarios

Hoy es un día para celebrar. El Reino Unido siempre ha tenido una actitud pseudo-parasitaria con la UE
Trastornados por el éxito efímero de cuatro prepotencias, en Europa se nos perdió el amor.Es esta una época de referéndums y de votaciones, en España yo lo estamos viendo, y de políticos oportunistas de boca floja.Que colocan ante su falta de liderazgo a la gente como excusa, y los mandan de jueces para evadir por la cara sus responsabilidades.Para que decidan por ellos el personal y así siempre la culpa es del vulgo.Ahora en Europa se plantean muchas opciones sin tener que salvar la cara de los británicos.Hasta el idioma se puede cambiar de bando y ser suplantado por otro que sea europeo.Y por esa misma regla de tres, todo lo demás.Ya que según los británicos quienes estamos aislados somos el continente europeo.
Yo no quiero que sea aprobado por nadie. Pero un poquito de libertad de expresión, sí es un gesto de la Europa que hemos querido y queremos. Si a usted le gusta, se publica, pero si no le gusta, no se publica. ¿Entonces, de qué va esto?... Para decir lo que usted desea, mejor trato de ahorrar tinta y ordenador...
Hay dos maneras de mostrar su estupidez con el arma del referendum.La version británica (Cameron) : convocar un referendum por intereses de un partido, sin tener en cuenta los intereses de los ciudadanos y la cascada de desastres que un escenario "catástrofe" puede acarrear (accelerar la independencia de Escocia, la integración del Ulster en Eire, la renegociación de acuerdos bilaterales con todos los "paises partners" -economicos, geoestratégicos, militares...- de Gran Bretaña, etc...). Y lo peor de todo: cortar el RU en 2, marcando las diferencias culturales y sociales del tejido social británico.La version española: Rajoy que no lo convoca (en Cataluña), sabiendo que cuanto más tarde, mas partidarios de la independencia hay, sobre todo después del precedente que establecerá Escocia pronto: se puede hacer secesión e ingresar rapidamente en la UE.El PP también por intereses de su partido no convoca este referendum. Contrariamente a la Gran Bretaña, ese referendum, clarificaría y unificaría a España y a los españoles frente al problema territorial mal resuelto.Con lo cual la estupidez está muy unida a la carencia de sentido común.Como muchos del bando de la imbecilidad dicen: no se debe convocar un referendum (en Cataluña) porque divide.Ciertamente, dicho asi, parece cierto. Pero es como los gráficos y la trampa: es solo cuestión de como se utiliza del zoom!En Gran Bretaña muestra las fallas de la soidaridad nacional y las carencias de redistribución (los británicos se daran ahora cuenta de que lo poquito que reciben viene mayoritariamente de la UE y nadie supo explicárselo).En España, ese referendum (en Cataluña), permitiría hacer aflorar las propuestas federales o jacobinas y mostrar sus bondades frente a una secesión. Pero sin debate ni propuestas, solo ganan los indepes.Con lo cual las grandes carencias españolas y británicas (y, por extensión, europeas) son la didáctica y la pedagogía.El brexit muestra la perversión de la democracia: cuando la ignorancia vota (sin didáctica ni pedagogía), vuelve el período más oscuro. Aquel en el cual las corrientes más nocivas son las que votan masivamente los olvidados, los precarios (intelectuamente, socialmente y economicamente). Para recuerdo, Mussolini y Hitler llegaron al poder por las urnas.En conclusión, la estupidez tiene muchas caras y sus carencias las ponen en evidencia la falta de didáctica y pedagogía de los gobernantes y parlamentarios, o sea los que deben explicar a los que no saben, con las palabras adecuadas, y olvidan que es su obligación....Un indepe desesperado por la mediocridad de une época en la que se mezclan, sin discernimiento, inteligencia y listeza... en detrimento de los ciudadanos...
La democracia sirve para lo que sirve, que no es precisamente para tomar la decisión mas acertada por gentes que no tienen ni idea de las consecuencias de sus votos, que votan mas con el hígado, por no decir otra cosa, que con la cabeza, que se creen que el Reino Unido es aún la GRAN Bretaña... Pero en fin, nunca estuvieron dentro del todo. Se negaron a formar parte de la Unión cuando se fundó para después estar años mendigando para que les dejaran entrar... Quizá vuelva a repetirse y dentro de diez años vuelvan a ponerse a la cola para que les dejen entrar de nuevo...
Igual que después de la caída del muro comienza un tiempo nuevo y nada volverá a ser igual.Salir de la UE y destruir el Reino Unido... es el resultado de la irresponsabilidad de Cameron y de unos políticos populistas que ahora tendrán que gestionar la ruina que van a causar.Algunos venimos diciendo desde hace tiempo que hay que cambiar las políticas y a los políticos en Europa.... desgraciadamente en el caso británico el cambio va a llegar demasiado tarde, el daño ya está hecho.Esperemos que los dirigentes europeos hayan aprendido la lección y se den cuenta de en qué lío están metiendo a los europeos... y reaccionen de inmediato CAMBIANDO LAS DESASTROSAS POLÍTICAS que nos han traído hasta aquí... TAMBIÉN LAS DE INMIGRACIÓN EXTRACOMUNITARIA... o se enfrentarán a más de lo mismo.El problema es claro, grave y está perfectamente diagnosticado... o los médicos cambian el tratamiento y los resultados... o habrá que cambiar a los médicos con urgencia antes de que el pariente palme...
Sisifo | 24/06/2016 13:17:28Sin duda acierta en su comentario sobre el disparate de Cameron y sus resultados... pero no saca las consecuencias del mismo y por eso intenta llevar el agua a su molino a continuación.No puede haber referendum en Cataluña porque los catalanes no pueden DECIDIR sobre aquello que es competencia DE TODOS LOS ESPAÑOLES. Así de claro.Pueden ustedes tirar por el camino del medio y dar un golpe de estado contra la constitución... No les arriendo las ganancias.... En el mejor de los casos (suponiendo que el gobierno del ESTADO no reaccione aplicando la constitución) estarán fuera de la UE... con el frío que hace, sin el paraguas nuclear y militar que tienen los ingleses, y con una minoría muy numerosa que puede empezar a abogar por la sharía en cuanto le apetezca y le interese....Si Cameron ha sido un IRRESPONSABLE y un INÚTIL y por eso ahora se tiene que ir por la puerta de atrás... qué decir de los políticos catalanes "por la independencia".En fin que Dios ciega a los que quiere perder... y que nadie escarmienta en cabeza ajena así que... ustedes verán qué método eligen...
No contesto a comentarios tejidos de certezas. Solo dialogo con los que tienen dudas y son capaces de consiederar que sus dudas y las mias pueden ser compatibles.
@ Publicado por: casla | 24/06/2016 14:17:03Esta claro que los españoles analizan mejor lo que pasa allende de sus fronteras.Soy bi-nacional y bailo al son del sentido practco....Aprendi, en el exilio y en democracia (tengo 70 y tantos) a usar mi capacidad critica y mi voto, con sentido común y discernimiento.Saludos
Sisifo | 24/06/2016 17:02:36Algunos si... y otros no tanto.
La democracia no siempre es verdad, es cierto, lo vemos aquí cuando hablan ciertos políticos, incluyendo al presidente en funciones. Un referéndum es una moneda al aire, sí, pero, por esa razón ¿nunca debe de haber un referéndum a no ser que se sepa el resultado? O se hacen los referéndum para que sepa lo que el pueblo piensa de verdad. En Suiza están hartos de hacer consultas populares. Quieren saber si el precio de la leche ha de subir o no. Que lo digan los habitantes y actuaremos en consecuencia. Son consultas de chichinabo, sin riesgo. Cameron, dicen, ha demostrado una irresponsabilidad enorme al proponer la consulta, sólo porque tiene conflictos dentro del partido. Se arriesgó con Escocia y le salió bien. Creía que con aquel referéndum el problema escocés lo eliminaba de un capotazo, pero podía haber perdido. Le pasó igual con la consulta por el Brexit. Podía haber ganado pero ha perdido. Y no sólo eso sino que la independencia escocesa ahora tiene sentido. Ellos quieren estar en la UE y no se les debe hurtar esa posibilidad. Por lo tanto, la Escocia independiente, ahora sí, está servida.Cameron puso en marcha el referéndum para desanexionarse de la UE porque él mismo es un nacionalista irredento. Él quería quedarse fuera, pero lo más interesante es que la reina Isabel también. Le preguntó a un periodista: ¿Dígame tres razones para permanecer en la UE? Más claro, agua.Pero lo sangrante de todo no es que Gran Bretaña se vaya de la Unión Europea, que también, sino que la propia UE no ha hecho nada para que eso no ocurriese. Nadie ha ido allí a hacer campaña en favor de la integración. Ningún gran mandatario de Bruselas se ha dignado en ir allí y luchar por la permanencia. Pregúntenles a los franceses qué les parece el triunfo del Brexit, todavía están aplaudiendo. O Schauble.El otro día, en la televisión, salió una ecuatoriana que llevaba en Inglaterra 30 años. Disponía ya de pasaporte inglés y podía votar. Pues bien, dijo que votaría a favor del Brexit para evitar la inmigración. Y así, millones. Solamente han votado en contra de la salida Irlanda del Norte, Escocia y Londres. Otras grandes ciudades, como Birmingham han votado a favor del Brexit.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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