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La fiscal general de Estados Unidos descarta intervenir en la investigación a Hillary Clinton

La decisión de Lynch llega tras la polémica por su encuentro con el expresidente Bill Clinton

Loretta Lynch, fiscal general de Estados Unidos, en un encuentro la semana pasada
Loretta Lynch, fiscal general de Estados Unidos, en un encuentro la semana pasadaAllison Shelley (AFP)

La tormenta política alrededor del encuentro privado entre el expresidente Bill Clinton y la fiscal general, Loretta Lynch, propició este viernes consecuencias legales. Lynch anunció que no intervendrá en la investigación del Departamento de Justicia y el FBI a Hillary Clinton, esposa de Bill y candidata demócrata a la Casa Blanca, por utilizar únicamente un correo electrónico privado cuando era secretaria de Estado. La fiscal admitió que el encuentro, que asegura fue involuntario, "ensombrece" la percepción de independencia judicial.

Lynch, como fiscal general del Gobierno de Barack Obama, es la máxima responsable de la investigación a Hillary Clinton y es quien tiene la última palabra en la decisión de acusar a la candidata demócrata de algún delito en caso de determinarse que, como jefa de la diplomacia estadounidense entre 2009 y 2013, hizo un mal uso de información secreta a través del servidor de correo privado que tenía en su residencia en Nueva York.

Pero las sospechas alrededor del encuentro entre Lynch y Bill Clinton, la noche del lunes en el aeropuerto de Phoenix (Arizona), han llevado a la fiscal general a querer enfatizar su independencia del caso. En un coloquio en Colorado, Lynch anunció este viernes que aceptará la decisión sobre si imputar o no a Hillary Clinton que le hagan las personas encargadas del caso.

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Es decir, Lynch renuncia a su potestad de anular la investigación o modificar una hipotética acusación. Es algo que, por ejemplo, no hizo su predecesor, Eric Holder, cuando, según el diario The New York Times, decidió rebajar los cargos, recomendados por el FBI, contra David Petraeus por un mal uso de información confidencial como director de la CIA.

"Las recomendaciones serán revisadas por supervisores de carrera y el director del FBI, serán presentadas a mí y yo tengo previsto aceptar plenamente esas recomendaciones", anunció Lynch. La fiscal subrayó la "importancia de dejar claro" que la reunión con Bill Clinton "no tiene ninguna relevancia en cómo este asunto será revisado, resuelto y aceptado por mí".

Lynch explicó que decidió hace meses no intervenir en la decisión final de la investigación a Hillary Clinton, pero que el encuentro con el expresidente la ha llevado a explicarlo públicamente.

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Antes de llegar hace un año al Departamento de Justicia, Lynch era una respetada fiscal en Nueva York alejada de las esferas políticas. Tras conocerse su encuentro con Clinton, arreciaron las críticas sobre una supuesta intromisión en el caso y las voces a favor de una investigación independiente en un país obsesionado desde su fundación en la separación de poderes.

El caso vuelve a la campaña

El encuentro en el aeropuerto y la decisión de Lynch colocan de nuevo el caso de los emails de Hillary Clinton en el centro de la campaña de las elecciones presidenciales de noviembre, en que la exsenadora parte como favorita frente al republicano Donald Trump. Una imputación judicial de Clinton daría un vuelco a la campaña.

El magnate tratará de explotar las novedades del caso para afianzar la imagen de desconfianza que acompaña desde hace tiempo a la candidata demócrata, mientras que ella buscara minimizarlo como ha hecho desde que el escándalo se destapó el año pasado.

La polémica por la reunión con Lynch también deja en mal lugar a Bill Clinton, que, al margen de cuáles fueran sus intenciones al hablar con la fiscal, ha puesto en aprietos a su esposa. Es algo que ya sucedió en varias ocasiones en la campaña de 2008, cuando Hillary Clinton perdió la nominación demócrata ante Obama. Con un perfil más comedido, el expresidente ha buscado evitar este año cualquier traspié que pudiera perjudicar a su esposa.

Lynch asegura que el encuentro con Bill Clinton no fue intencionado. El expresidente estaba en la pista del aeropuerto de Phoenix tras un día de actos de recaudación de fondos. Estaba esperando a que su avión fuera autorizado a despegar cuando sus asesores le dijeron que el avión de Lynch, que acababa de aterrizar para acudir a un evento, estaba en la misma pista. Entonces, Clinton decidió espontáneamente subirse al avión de la fiscal general para saludarla.

Lynch lo describió como un encuentro “principalmente social” en que la fiscal general, su marido y Clinton hablaron de los nietos del expresidente, golf, amigos en común y la salida de Reino Unido de la Unión Europea. “No hubo ninguna discusión sobre ningún caso pendiente”, dijo la fiscal en referencia a la investigación de los correos electrónicos.

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