_
_
_
_
_

Estados Unidos desclasifica el informe secreto sobre la posible implicación saudí en el 11-S

La investigación encontró en 2002 vínculos, que no pudieron ser verificados, entre los terroristas y personas que podrían estar vinculadas al Gobierno de Riad

El Congreso estadounidense difundió este viernes una sección hasta ahora secreta de la investigación oficial sobre los atentados del 11-S, que determina que en Estados Unidos algunos de los terroristas tuvieron contacto y fueron ayudados por personas que “podrían estar conectadas” con el Gobierno de Arabia Saudí. El documento, elaborado en 2002 y que incluye elementos tachados, analiza numerosas sospechas de vínculos entre los secuestradores y las autoridades de Riad, pero reconoce que la comunidad de inteligencia estadounidense no pudo verificar de forma independiente estos hipotéticos lazos.

El ministro de Exteriores saudí, Adel al-Jubeir, este viernes en Washington
El ministro de Exteriores saudí, Adel al-Jubeir, este viernes en WashingtonAndrew Harnik (AP)

La desclasificación de las 28 páginas del informe que analizan un posible papel saudí en los atentados de 2001 llega tras años de campaña de familiares de las víctimas y de legisladores a favor de la difusión del documento ante las reticencias de la Casa Blanca a hacerlo. Riad, cuyas estrechas relaciones con Washington se han debilitado en los últimos años, había pedido la desclasificación del informe para tratar de atajar las sospechas sobre su posible implicación en el 11-S, en que murieron cerca de 3.000 personas. Quince de los 19 terroristas eran saudíes.

En su informe final en 2004, la comisión oficial del Congreso que investigó el 11-S no encontró pruebas de que el Gobierno o altos cargos saudíes financiaran a Al Qaeda. Sin embargo, las sospechas se mantuvieron por el hecho de que algunos miembros de esa comisión dijeran que no se podían descartar lazos con Al Qaeda de miembros de menor rango del Gobierno saudí y también por mantenerse en secreto esas 28 páginas del informe.

El ministro de Exteriores saudí, Adel al Jubeir, dijo, en una rueda de prensa en Washington, que la sección desclasificada exonera a Arabia Saudí y que "ahora el asunto se ha terminado".

El documento, sin embargo, mantendrá posiblemente vivas las especulaciones sobre un papel saudí en los atentados dado que no descarta que existiera: menciona sospechas de vínculos, pero esgrime que no han podido demostrarse. “En sus testimonios, ni los testigos de la CIA o del FBI fueron capaces de identificar definitivamente el alcance del apoyo saudí a actividades terroristas globalmente o dentro de Estados Unidos, y si ese apoyo, si es que existe, es de naturaleza intencional o involuntaria”, señala la sección en sus conclusiones.

La Oficina de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, que agrupa a todas las agencias de espionaje del país, señaló que su aprobación a la difusión del informe no significa que respalde su contenido.

Posibles contactos en California

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

El informe incluye detalles de hipotéticas conexiones entre los terroristas suicidas y el Gobierno de Riad a partir de informaciones del FBI y la CIA. Por ejemplo, menciona el caso de un funcionario del consulado saudí en Los Ángeles que era imán de la mezquita que visitaron dos de los terroristas del 11-S. El documento señala que el funcionario “podría haber estado en contacto” con los dos terroristas y que la mezquita es ampliamente conocida por predicar ideas antioccidentales.

Las páginas desclasificadas analizan las sospechas de lazos entre los terroristas y dos personas que fuentes del FBI acusaron de ser agentes de inteligencia saudíes. Por ejemplo, señala que uno de los posibles agentes podría haber proporcionado en California una “asistencia sustantiva” a dos de los secuestradores.

El documento también analiza las sospechas de que la familia real saudí podría haber mandado dinero a los secuestradores y revela el caso de un individuo, que se cree trabajaba para el Ministerio de Interior saudí, que pareció fingir una convulsión cuando agentes del FBI le interrogaron sobre sus posibles vínculos con uno de los secuestradores. Tras ser hospitalizado, el funcionario logró salir de EE UU antes de ser interrogado de nuevo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_