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Argentina ajusta los controles fronterizos a normas internacionales

El plan cruza con Interpol datos de pasajeros, suma radares contra el narcotráfico y tecnología en los pasos fronterizos “sensibles”

Federico Rivas Molina
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, saluda a efectivos de gendarmería.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, saluda a efectivos de gendarmería.Telam

Argentina inauguró ayer un nuevo sistema de controles fronterizos en línea con los requisitos de seguridad de países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), un club al que Buenos Aires aspira a sumarse antes de fin de año. Bajo el título informal de “fronteras seguras”, el país sudamericano cruzará con Interpol los datos de cada persona que cruce sus límites, activará durante las 24 horas del día los radares que rastrillan las zonas más calientes del narcotráfico y sumará tecnología y personal en los pasos migratorios más sensibles. En una segunda etapa, prevista para noviembre, todas las aerolíneas deberán anticipar la lista de pasajeros que pretenden entrar al país. El objetivo del plan es combatir el narcotráfico, la trata de personas y eventuales amenazas terroristas.

La estrella del proyecto es un nuevo sistema de seguridad informática conectado con Interpol en Francia que permitirá detectar personas con pedido de captura internacional, un modelo de intercambio que en América Latina sólo utilizan Chile, México y Colombia. Hasta ahora, Migraciones de Argentina limitaba sus búsquedas a los ciudadanos con causas pendientes en el país. Una prueba piloto realizada en la terminal de los buques de pasajeros que llegan desde Uruguay al puerto de Buenos Aires permitió detectar en una semana de trabajo a 14 personas con “antecedentes críticos”.

Los nuevos sistemas de control se concentrarán sobre todo en la prevención del narcotráfico sobre el terreno. En mayo pasado, la canciller, Susana Malcorra, dijo ante el Senado que Argentina era el tercer exportador mundial de cocaína, sobre todo a Europa. En una entrevista reciente con EL PAÍS, el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Cristian Ritondo, coincidió con ese diagnóstico. “Pasamos de una Argentina donde decían que el narco nos usaba de paso a decir la verdad: en Argentina se cocina, se produce, se vende”, dijo. Argentina tiene 7.000 kilómetros de frontera terrestre, pero el tráfico se concentra sobre todo en el Norte. El gobierno ha dispuesto que, a partir del 10 de agosto, los radares que identifican vuelos ilegales funcionen todo el día y no en forma intermitente, como hasta ahora. Los narcotraficantes utilizaban los apagones para colarse en territorio argentino.

Los pasos más críticos no están en Buenos Aires, sino en la Triple Frontera de Argentina con Paraguay y Brasil, Iguazú y Paso de los Libres y los que conectan las provincias de Jujuy y Salta con Bolivia y Paraguay. Allí se instalarán controles móviles que se sumarán a los puestos ya existentes. La Triple Frontera será sin duda el punto más caliente: cada año pasan de un lado al otro de la frontera 9,5 millones de personas. A menos de 300 kilómetros hacia el sur, en el límite que conecta las ciudades de Posadas, en Argentina, con Encarnación, en Paraguay, cruzan el Río Paraná 8,4 millones de personas. El tráfico conjunto de esos dos puntos apenas distantes duplica el ingreso y egreso de pasajeros anuales en el aeropuerto internacional de Ezeiza, en Buenos Aires.

Para elevare el control de ingresos internacionales, Argentina ha cerrado además con las aerolíneas un acuerdo que le permitirá conocer con 32 horas de anticipación la lista de pasajeros de todos los vuelos. La información incluirá con quiénes viajan los clientes y hasta qué han comido durante el vuelo.

La intención de Argentina es elevar sus estándares de seguridad al de los países más desarrollados, un paso fundamental si pretende sumarse el club de la OCDE. En un viaje reciente de 48 horas a París, la canciller Malcorra acordó con Angel Gurría, director general de la organización, que el posible ingreso argentino se debatirá durante el segundo semestre. Un sí será un gran triunfo diplomático para Macri.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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