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Donald Trump se presenta como un líder providencial para un país en caos

Las elecciones de noviembre confrontan dos visiones antagónicas de Estados Unidos

Marc Bassets

Un hombre providencial para un país en el precipicio. Un padre protector para las masas estafadas por unas élites enfangadas en la corrupción. Un policía para proteger a las familias ante la inmigración. Tras su coronación en la convención republicana de Cleveland, Donald Trump se lanza a la campaña presidencial con la promesa de ley y orden para un país en caos. A esta visión apocalíptica se enfrentará la más optimista de la candidata Hillary Clinton, que defiende los avances en la lucha contra el crimen y el progreso económico.

El candidato republicano a la presidencia acepta la nominación republicana.
El candidato republicano a la presidencia acepta la nominación republicana.SHAWN THEW (EFE)

Las campañas electorales suelen enfrentar candidatos con recetas distintas para los problemas del país. En la atípica campaña para las presidenciales del 8 de noviembre en EE UU, que enfrentan a un hombre de negocios sin experiencia política, Donal Trump, y a la primera candidata de un gran partido a la Casa Blanca, Hillary Clinton, la diferencia fundamental atañe al diagnóstico. ¿Estados Unidos es un país hundido en el crimen y la violencia, golpeado por la crisis económica y constantemente humillado en la escena internacional? ¿O, pese al aumento de las desigualdades y el malestar de las clases medias, sigue siendo el país que ha reducido el paro al 5%, en el que millones de personas han obtenido un seguro médico con la reforma sanitaria de Obama, ha sacado a decenas de miles de soldados de dos guerras y el crimen ha caído a mínimos históricos? ¿Viven los estadounidenses en un estado de angustia permanente, o todavía creen en el sueño americano?

Son visiones irreconciliables, como lo es la percepción de ambos líderes por parte del partido opositor. En Cleveland los republicanos se han encargado de dejar claro que creen que Clinton merecer estar entre rejas, por faltas políticas que consideran crímenes imperdonables. Para los demócratas —y para algunos próceres republicanos y la mayoría de aliados internacionales de EE UU—, Trump es un bufón peligroso, un hombre con tendencias autoritarias que quedaron patentes, según esta opinión, en el discurso de clausura de la convención el jueves por la noche (madrugada en España).

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Después de aceptar la nominación del partido, una posibilidad que hace unos meses pertenecía al ámbito de la política ficción, Trump se embarcó en una diatriba que conjuró imágenes de desorden e inestabilidad, pobreza rampante y miedo. Un paisaje de terror y odio.

“Los ataques a nuestros policías, y el terrorismo en nuestras ciudades amenazan nuestro estilo de vida”, dijo. “Los americanos que ven el discurso esta noche [por ayer] han visto las imágenes recientes de violencia en nuestras calles y el caos en nuestras comunidades”. Según Trump, cuando Clinton fue secretaria de Estado de Barack Obama, dejó una herencia de “muerte, destrucción, terrorismo y debilidad”.

“Créanme”

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Realizado el diagnóstico —un análisis basado en medias verdades y datos manipulados—, la solución. En el altar republicano, aclamado al fin, Trump se postuló como el gran taumaturgo que, por arte de magia, si llega a la presidencia resolverá todos los problemas del país. “Créanme”, dice uno de sus estribillos preferidos. “Yo restauraré la ley y el orden”. “Solo yo puedo arreglarlo”. “Yo soy vuestra voz”.

¿Funcionará el mensaje? “La mayoría de votantes cree que todo está hecho un lío. Esta es la premisa de su campaña”, dice Michael Barone, miembro del laboratorio de ideas conservador American Enterprise Institute.

La visión alternativa, la de Clinton y Barack Obama, no niega los graves problemas que aquejan a este país, pero argumenta que Trump traza un dibujo tan oscuro de EE UU que roza el antiamericanismo. “América es mejor que esto. América es mejor que Trump”, dijo John Podesta, presidente de la campaña electoral de Clinton. “Esta idea de que América está al borde del derrumbe, esta visión de la violencia y el caos por doquier, no se corresponde con la experiencia de la mayoría de personas”, dijo Obama. “No tomaremos buenas decisiones basándonos en miedos que no se sustentan en hechos”.

Un candidato vengativo

Donald Trump no perdona a quienes le desafían. La convención republicana de Cleveland, que le proclamó oficialmente candidato, quedó empañada por varios episodios. Uno de ellos fue el caso de plagio en el discurso de su esposa, Melania Trump. Pero el más dañino para él fue el discurso del senador por Texas, Ted Cruz. Este fue su principal rival en las elecciones primarias.

En el discurso ante la convención, evitó declarar su apoyo a Trump y sugirió al público pensarlo muy bien antes de votarle en noviembre. El discurso expuso las divisiones del Partido Republicano en el momento de cerrar filas con el candidato. Trump dijo ayer que rechazaría el apoyo de Cruz si lo ofrecía en el futuro. Y resucitó la teoría conspirativa según la cual el padre de Cruz, nacido en Cuba, estuvo implicado en la muerte de Kennedy.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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