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Al menos 70 muertos en un atentado en un hospital de Pakistán

En la policlínica se habían concentrado decenas de abogados tras el ataque a un colega tiroteado unas horas antes

Servicios sanitarios y voluntarios transportan a las víctimas y heridos, este lunes en Quetta (Pakistán).Foto: atlas | Vídeo: NASEER AHMED (REUTERS) / ATLAS

Al menos 70 personas han muerto y decenas han resultado heridas este lunes cuando un terrorista suicida detonó una bomba en un hospital público de Quetta, al oeste de Pakistán y capital de la provincia de Baluchistán. El artefacto explotó en la entrada de la sala de emergencias del hospital, donde se concentraba más de un centenar de personas, muchos de ellos abogados y periodistas. Estaban allí como señal de luto porque a penas unas horas antes había sido asesinado el presidente del Colegio de Abogados de Baluchistán, Bilal Anwar Kasi. Había sido abatido a tiros al salir de su casa hacia el trabajo por dos hombres que aún no han sido identificados y su cuerpo estaba en el hospital. Jamat ul Ahrar, organización incluida en la lista de grupos terroristas de EE UU la pasada semana, con vínculos con los talibanes y Al Qaeda, ha asumido la autoría del ataque. Horas más tarde, sin embargo, el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) reclamó también la autoría.

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De acuerdo a la policía, a la fuerte explosión le siguieron tiroteos que causaron aún más pánico y caos. Los medios muestran cuerpos con trajes negros y corbatas entre charcos de sangre y trozos de vidrio. Entre los muertos se encuentran también dos camarógrafos de medios paquistaníes. “Hay muchos heridos, así que el número de fallecidos puede aumentar”, dijo a la agencia Reuters el ministro de salud de la provincia, Rehmat Saleh Baloch.

El primer ministro paquistaní Nawaz Sharif condenó el atentado en un comunicado y aseguró que “no se le permitirá a nadie que perturbe la paz que ha sido restaurada en la provincia gracias a los incontables sacrificios de las fueras de seguridad y la gente”. Baluchistán, con frontera con Afganistán e Irán, ha sido escenario de violencia por más de una década: además de la violencia sectaria, operan grupos separatistas y yihadistas.

Poco antes del comunicado de Jamat ul Ahrar, el jefe de Gobierno de Baluchistán, Sanaulla Zehri, aseguró al canal de televisión pakistaní Geo News que una agencia de élite de la inteligencia de India estaba involucrada en el ataque. Según la versión de Pakistán, India intenta desestabilizar a su país enemigo, con el que ha peleado cuatro guerras tras la Independencia y Partición.

“Nueva Delhi ha tenido siempre una agenda oculta para apoyar y financiar al terrorismo de los separatistas de Baluchistán”, ha asegurado el ex brigadier militar que sirvió en la zona, Mahmood Shah. Sin embargo para muchos, incluso en Pakistán, esto no tienen mucho sentido. “Si sabían que la inteligencia india estaba planeando ataques, ¿por qué no nos informaron?. El Gobierno lanza la culpa sin ninguna prueba o investigación. Es ridículo”, asegura un miembro del Colegio de Abogados de Quetta, Fahim Baloch.

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En las últimas semanas otros abogados han sido asesinados en esa ciudad: el director de la Universidad de Abogados de Baluchistán, Amanullah Achakzai y el abogado Jahanzeb Alvi, cuya muerte condenó apenas hace cinco días el presidente del colegio asesinado hoy.

Tras el atentado, los hospitales de la provincia han sido declarados en estado de emergencia. En enero de este año, en Quetta, otro terrorista suicida detonó una bomba en un centro de vacunación contra la polio, matando a 15 personas, la mayoría policías.

Jamat ul Ahrar (JuA) es una facción del grupo talibán paquistaní Tehrik-e-Taliban (TTP), que opera en la frontera afgano-paquistaní. La milicia, que fue fundada en agosto de 2014 por un antiguo líder del TTP, ha cometido varios atentados contra civiles, minorías religiosas y soldados en la región. En marzo de este año el grupo mató a dos empleados pakistaníes del consulado norteamericano en Peshawar, así como a 70 civiles mediante un atentado suicida en un parque de atracciones de Lahore, según el Departamento de Estado de EE UU.

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