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“Merkel ha triunfado callando”

La tesis del autor de ‘La paradoja del poder alemán’, que alerta sobre la debilidad de la gran potencia europea, se ha visto refrendada con las últimas crisis

Luis Doncel
Patricia Sevilla

Con cada nueva edición de “La paradoja del poder alemán”, Hans Kundnani (Londres, 1972) se veía obligado a añadir páginas. Cada vez, sobre una crisis distinta. Concibió este libro para analizar la respuesta alemana a los problemas del euro. Después integró los choques producidos por Ucrania y los refugiados. El Brexit queda ya para una versión futura. “Me he convertido en cautivo de mi propia teoría, y ahora tengo que seguir arrastrándola para explicar los acontecimientos”, bromea este analista del German Marshall Fund desde su oficina de Berlín semanas antes de mudarse a Washington.

La tesis central del libro que ahora aparece en España –traducido por Amelia Pérez de Villar y con prólogo de José Ignacio Torreblanca, jefe de Opinión de EL PAÍS- es que Alemania no tiene el poder suficiente para dominar Europa; pero sí para condicionarla. Desde Bismarck hasta Merkel, Kundnani ofrece una panorámica de cómo este precario equilibrio ha marcado los últimos 150 años de historia europea. Y, más interesante aún, explica por qué la llamada “cuestión alemana”, lejos de haberse resuelto como parecía tras la reunificación de 1990, vuelve a ocupar un papel fundamental en el juego de equilibrios y a cuestionar la estabilidad de una Europa sacudida por diversas tempestades.

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Pregunta. Terminó su libro en octubre de 2015. Lo ocurrido con los refugiados desde entonces aclara la cuestión que usted quería responder. ¿Se ha confirmado que Alemania no era tan poderosa como creíamos?

Respuesta. Absolutamente. Mi idea era que no estamos ante un poder hegemónico, sino semihegemónico. Y este año se han mostrado los límites del poder alemán, que habían sido sobrevalorados.

P. En la crisis del euro, logró imponer su visión. Ahora ni siquiera sus aliados más cercanos han aceptado el reparto de refugiados.

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R. Sí, Alemania se ha hecho más débil. Forma parte de la paradoja de que cuanto más poderosa sea, más límites a ese poder aparecerán a través de coaliciones para equilibrarlo. Las tres crisis giraban en torno a la solidaridad. Pero mientras la del euro y Ucrania eran otros los que reclamaban ayuda a Alemania, ahora es ella la que pide. Me sorprendió que países totalmente alineados con los intereses económicos de Alemania le hayan dado un no tan rotundo. Si no puede lograr que Eslovaquia y Hungría –que son, básicamente, suministradores de piezas para sus coches- acojan a unos miles de refugiados, es mucho más débil de lo que parecía. No me esperaba que cuestiones como la cultura y la identidad fueran a pesar más que el interés económico.

“Durante la crisis del euro Alemania no abordó el origen de la unión monetaria, muy unido a su reunificación”

P.¿Está Alemania ahora más aislada en Europa que nunca?

R. Con matices. Ha perdido a los países del este, pero al mismo tiempo la cuestión de los refugiados le ha acercado a Grecia. La formación de coaliciones es ahora mucho más dinámica. No es solo que Alemania esté más aislada, sino que Europa se ha hecho mucho más inestable.

P. Y más aún con el Brexit. ¿Aumenta su poder en una UE sin Reino Unido?

R. En el fondo no cambia mucho: Alemania no era hegemónica antes ni lo será ahora. Una cifra ilustra esto: tiene el 28% del PIB de la eurozona. No es tanto. Francia e Italia suman más. Sin embargo, el Brexit sí aumenta la percepción de dominación alemana, algo que preocupa en muchos países. Así que la presión para formar coaliciones antialemanas va a ser incluso mayor.

P.En su gestión de la crisis, Merkel ha recibido dos grandes críticas: que incentivó la llegada de refugiados; y que no consultó con los socios europeos a los que luego pediría que participaran en el reparto.

R. Comparto más la segunda que la primera. Tanto sus defensores como sus críticos describen lo ocurrido hace un año como una gran decisión de Merkel de abrir las puertas de Alemania. No creo que fuera así. Realmente, Alemania no tenía otra opción que acoger a los refugiados de Hungría. Merkel gestionó esta crisis como la del euro: con pequeñas decisiones que han tenido grandes consecuencias. Mi gran crítica es otra. Justo la contraria: que no tomara ninguna decisión, su forma típica de actuar. Simplemente, tenemos a la canciller errónea para estos tiempos increíblemente turbulentos. Necesitamos a alguien con un liderazgo claro que tome decisiones audaces. Y en su lugar tenemos a Merkel, con miedo de pasar a la acción, como ocurrió con el euro.

P. Merkel es quizás la líder más poderosa en la historia de la UE. Sin embargo, hay poca información sobre su toma de decisiones. Usted lo denomina “liderazgo posdemocrático”.

R. Su círculo íntimo es muy, muy cerrado. Todo lo que cuenten desde dentro será interesado. Y los de fuera se limitan a especular. Es la política con mayor control de la información que he conocido. Es extraordinario que tras diez años en el poder no podamos decir quién es y qué piensa. En una época en la que la comunicación lo es todo, ella ha triunfado callando. Según sus biógrafos, creció en la RDA en un ambiente en el que solo se hablaba de política en casa. Fuera no se confiaba en nadie. Y ha reproducido ese modelo en la Cancillería. Me parece alarmante, porque supone importar a una democracia un modelo anclado en un país autoritario; y porque implica una gran desconfianza hacia los ciudadanos.

P. Ya no es la figura que une a la sociedad alemana, sino que polariza. ¿Estamos asistiendo al fin de la era Merkel?

R. No lo creo. No veo otra persona capaz de lograr una mayoría de Gobierno en la próxima legislatura. Si ella se presenta en 2017, seguramente podrá elegir entre repetir gran coalición con los socialdemócratas o gobernar con Los Verdes. Veo complicado que otro democristiano pudiera llegar a canciller.

P. Por primera vez en la historia de la República Federal un partido disputa el espectro de la derecha a la CDU. ¿Qué supone?

R. Tras un consenso básico en los últimos diez años, la política alemana se ha hecho mucho más impredecible. Está más polarizada, algo que tiene aspectos positivos. Lo divertido es que, en el fondo, [el partido populista antiinmigración] AfD no cambia nada. El auge extremista hace más probable una nueva gran coalición tras las elecciones.

P. Usted acusa a Alemania de “egocentrismo” y “visión a corto plazo”. ¿El éxito económico de estos años les hizo olvidar algunos sobreentendidos en los que se basó la unión monetaria?

R. Sí. Hay una especie de amnesia. O una memoria muy selectiva. Durante la crisis del euro, no se abordó el origen de la unión monetaria, muy unida a la reunificación. O el Acuerdo de Londres de 1953, que al cancelar la deuda alemana sentó las bases del milagro económico. Podría haber sido un referente para Grecia. Según el discurso alemán, otros causaron la crisis. Ellos no eran responsables. Sin tener en cuenta el papel de sus bancos o la ruptura previa del Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

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Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

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