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El enigma del doble crimen de Benjamín Serment sigue abierto

Los motivos del hijo del cineasta para asesinar a sus padres continúan siendo un misterio

Pablo Ferri
De izquierda a derecha, Alejandro N. y Sarahi N., autores materiales de los asesinatos; Pamela Miranda y Benjamín Serment.
De izquierda a derecha, Alejandro N. y Sarahi N., autores materiales de los asesinatos; Pamela Miranda y Benjamín Serment.

A juzgar por la investigación de la fiscalía de la Ciudad de México, el asesino del cineasta León Serment y su esposa, Adriana Rosique, fue el hijo de ambos. Los investigadores presentaron la semana pasada un relato exhaustivo de los hechos, en el que Benjamín Serment, de 22 años, habría planeado la muerte de sus padres y contratado a los autores materiales. Pese a la narración de la fiscalía falta saber el motivo, el por qué, las raíces de un parricidio que sacudió a la capital.

Reconocidos y apreciados en el gremio, León y Adriana murieron en momentos distintos, en circunstancias distintas. El 27 de agosto, Serment fallecía de las cuchilladas que le propinó un presunto asaltante junto a su casa. Tres semanas más tarde, el 19 de septiembre, el cuerpo de Adriana aparecía sin vida, el cuello anudado a una soga. La prensa mexicana publicó que se había suicidado.

La fiscalía tardó otra semana y media en desenmascarar al hijo menor de los Serment. Según su relato, amparado en grabaciones de cámaras de seguridad, declaraciones testimoniales e inconsistencias en el relato de Benjamín, el joven preparó el asalto y el suicidio junto a su novia, Pamela Soto. Contrataron a un agente de policía de la capital y a su pareja. En el supuesto asalto a León, Benjamín, que iba con él, se tiró al suelo mientras a su padre lo cosían a navajazos. En el presunto suicidio de Adriana, Benjamín salió de casa y dejó la puerta abierta para que entraran los malhechores.

Pero, ¿por qué?

La misma tarde en que la fiscalía desvelaba los resultados de la investigación, algunos medios mexicanos explicaban que Benjamín sentía rencor hacia sus padres; que a León y Adriana no les gustaba la novia de su hijo; que Benjamín los había matado para cobrar el seguro de vida.

Durante el fin de semana y el principio de la siguiente, trascendieron nuevos detalles, ninguno confirmado de manera oficial: que Benjamín recibía tratamiento psiquiátrico, que la novia era una manipuladora… Pero, ¿qué había impulsado a un joven estudiante de químicas, aficionado a la NFL, a los videojuegos y a los aviones de combate, a cometer tal atrocidad?

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EL PAÍS intentó hablar con el hermano mayor de Benjamín, Pablo, que estudia arquitectura en Colombia, pero no obtuvo respuesta. La hermana de Adriana, con la que vivió las últimas semanas antes de morir, no quiso hablar. Tampoco contestaron compañeros de Benjamín de la carrera, la directora de la escuela en que estudiaron Pablo y Benjamín y algunos amigos cercanos a León y Adriana.

Uno de los que sí lo hizo comentaba este jueves que le parecía raro que el seguro de vida fuera el motivo de Benjamín: estaba casi convencido de que León lo había cancelado meses atrás. También recordaba que Benjamín se quiso ir a vivir con Pamela a casa de su papá, pero León se había negado.

Antaño vecinos de Tlalpan, al sur de la Ciudad de México, León y Adriana se habían separado hacía un tiempo. León había alquilado un departamento más al norte y preparaba una documental de dos brasileños que viajaron al mundial de fútbol de México en 1970. Adriana se encargaba de la producción. De hecho, la noche en que mataron a León, Adriana había estado en su casa, repasando detalles de la cinta. Benjamín llegó con su novia de visita, cosa “inusual”, según dijo Adriana a la fiscalía.

El amigo que habla evocaba también algo que le dijo Adriana en el velorio de León. “Trató de defenderlo. León trató de defender a Benjamín”. Se refería al asalto.

Los cercanos a la familia que han accedido a hablar, todos en condición de anonimato, presentan a una Adriana contradictoria, temerosa y a la vez protectora de Benjamín. Una actriz amiga de la familia dice por ejemplo que a Adriana le preocupaba que fueran a incriminar a Benjamín: “Cuando a alguien lo matan, el primer sospechoso es la última persona que le vio con vida”. El primer amigo dice sin embargo que supo que Adriana sospechaba de Benjamín. ¿Podrían ocurrir ambas cosas a la vez? En sus declaraciones ante la fiscalía, Adriana menciona que esa noche que mataron a León, Benjamín se despidió efusivamente de ella. Eso fue cuando se ella se fue en taxi, justo antes del asalto.

La actriz, el amigo y otros consultados coinciden en que León y Adriana eran buenos padres, “conscientes”, según el segundo. Según declaraciones del propio Benjamín a la fiscalía, no quería a sus padres “porque no le ponían atención desde pequeño”.

Un juez ha concedido cuatro meses a los abogados defensores y a la fiscalía para que aporten el resto de pruebas, antes de pasar a juicio. Entretanto, Benjamín Serment pasará sus días en la cárcel.

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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