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El peronismo llega al día de la lealtad en plena oleada de traiciones

Tres facciones se disputan las banderas del mítico movimiento creado por Perón en 1945

Mauricio Macri, aún en campaña, inagurando un monumento a Perón.
Mauricio Macri, aún en campaña, inagurando un monumento a Perón.Télam

“Los peronistas somos como gatos: cuando parece que nos peleamos nos estamos reproduciendo”. La frase que alguna vez dijo Juan Domingo Perón es la referencia ideal para el presente del movimiento más conocido de Argentina en el día en el que se celebra el compromiso del pueblo trabajador con quien fuera 3 veces presidente del país. La derrota del Frente Para la Victoria (FPV) a manos de Mauricio Macri en noviembre pasado ha dejado huérfanos a aquellos dirigentes que decidieron no apegarse a la figura del nuevo presidente, como sí lo han hecho el exgobernador de Córdoba José Manuel de la Sota o el gremialista Gerónimo Venegas. El peronismo se encuentra dividido de cara a las próximas elecciones legislativas de 2017, sus dirigentes se miran de reojo a ver quien es el próximo traidor y el Día de la Lealtad se parece más bien a lo contrario. Están que se han quedado en el Partido Justicialista (PJ); otros, más pacientes, que apuestan a la reconfiguración del espacio que gobernó el país durante 12 años y un tercer grupo que sigue siendo fiel a Sergio Massa, la tercera fuerza política.

La motivación de Cristina Fernández ya no es la misma que en abril pasado. La expresidenta, cercada por un puñado de causas judiciales, ya no organiza sus actos en las puertas de los tribunales federales y ni siquiera habla con la prensa cuando le toca comparecer en un estrado. Desde su regreso en septiembre, la expresidenta adoptó un discurso decididamente político, de campaña. Incluso, el 7 de octubre, en un homenaje al dirigente radical Hipólito Yrigoyen, llamó a “lograr la conformación y construcción de una nueva mayoría que le permita a los argentinos volver a tener un gobierno que los represente en sus intereses”. La fórmula de Cristina, hasta aquí, es transversal, tal como lo hizo su marido Néstor Kirchner en 2003.

Intendentes y gobernadores

En las últimas horas, el jefe de ministros Marcos Peña ha reconocido que “en la provincia de Buenos Aires, Cristina Kirchner tiene más importancia de la que se le da. Hay un 20%/25% de bonaerenses que hoy le son fieles”. El distrito que cuenta con el porcentaje más alto de electores (37,01%) es el que más atomizado se encuentra.

"No vamos a ser 'la pata peronista' de un gobierno nacional que ajusta. Tampoco vamos a permitir que conviertan al peronismo en una minoría violenta ni en un club de fans”. Así definió Juan Manuel Insaurralde los argumentos del Grupo Esmeralda, que también conforman el gobernador de Chaco, Domingo Peppo y sus pares de Tierra del Fuego, Rosana Bertone; Entre Ríos, Gustavo Bordet; La Rioja, Sergio Casas y La Pampa, Carlos Verna. Los otros intendentes que forman parte del espacio son Gabriel Katopodis (San Martín); Eduardo "Bali" Bucca (Bolívar), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Juan Pablo De Jesús (Partido de La Costa) y Fernando Gray (Esteban Echeverría). El Grupo Esmeralda salió a la conquista del dirigente más buscado, Florencio Randazzo, responsable de la modernización ferroviaria que ha tenido lugar en Argentina desde el gobierno kirchnerista. Sin embargo, y a pesar de lo que diga Insaurralde, también hubo coqueteos con el gobernador de Salta Juan Manuel Urtubey, la sombra peronista de Mauricio Macri.

En la otra vereda está el Grupo Fénix, compuesto por los jefes comunales Verónica Magario (La Matanza), Gustavo Menéndez (Merlo), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Juan Ustarroz (Mercedes), Walter Festa (Moreno), Ricardo Curutchet (Marcos Paz), Ariel Sujarchuk (Escobar), Santiago Maggiotti (Navarro) y Marisa Fassi (Cañuelas), Francisco Echarren (Castelli) y se podría sumar Patricio Mussi (Berazategui). A diferencia de los anteriores, estos dirigentes no descartan el liderazgo de Cristina Fernández. Desde el kirchnerismo asumen que el diálogo con los intendentes bonaerenses que se nuclean tanto en el Grupo Esmeralda como en el Fénix está abierto.

Agustín Rossi fue el ministro de Defensa de la Nación entre mayo de 2013 y diciembre de 2015. Para él, “lo que hay es una mayor muestra de la división que existe en el peronismo, como cada vez que está en la oposición, porque cuando el peronismo es oficialismo, quien está en el gobierno cataliza todas esas diferencias; pero en la oposición aparecen los matices, como la diferente mirada hacia el gobierno, quien es más condescendiente con él y quién no”. No obstante, el dirigente “no esperaba un seguidismo tan pronunciado de algunos dirigentes”, a quienes prefirió no nombrar. Rossi niega que el espacio que representa tenga la mirada puesta en los comicios venideros y posterga esa preocupación para el primer semestre del año que viene. Mientras tanto, asegura que “el rol de militancia es fortalecer aquellos espacios minoritarios que se opongan al gobierno de Mauricio Macri. “Cristina es la dirigente más ponderada del peronismo, la que tiene mayor nivel de aceptación en el pueblo peronista y no hay otra figura que represente lo que ella representa y que consiga la empatía que genera. Es un liderazgo incuestionable e insustituible”, define.

La figura del General Perón sigue siendo patrimonio del Partido Justicialista (PJ). El movimiento fue el primero que ha llamado a la unidad de los peronistas por fuera de la figura de CFK, sin embargo, aún no queda claro cuál es su norte de cara a las elecciones legislativas de 2017. Como muestra de la dispersión en una fecha tan especial, el propio presidente del PJ, José Luis Gioja, pasará la jornada en Roma, muy cerca de quien para muchos, es el dirigente más activo del momento: el Papa Francisco.

“El peronismo está vivo y lo vamos a recomponer”, dijo Gioja a la prensa días atrás. El dirigente de 66 años ocupa una de las bancas del Frente para la Victoria (FPV) en la cámara de Diputados y no reniega haber sido parte de ese espacio. Pero hoy está alejado. “Hablar de peronismo dividido es muy duro y me parece excesivo porque tiene un montón de variantes y siempre las ha tenido. Hoy le tocó perder una elección y cuando eso pasa es muy complicado porque tenemos muchísima vocación de poder y eso hace que cada uno quiera ocupar espacios”, reconoce a EL PAÍS.

“Cristina Fernández es una referente de la política argentina y también del peronismo, pero en el espacio que nosotros militamos y en la tarea que tenemos, Cristina no nos conduce, a pesar de que reconocemos muchas de las cosas que hicimos y tenemos que ser valientes para reconocer las cosas que no hicimos bien. La autocrítica es básica pero no para salir a cazar brujas”, afirma el exgobernador de San Juan.

La otra facción importante que aglutina a dirigentes justicialistas es el Frente Renovador. El espacio creado por Sergio Massa en junio de 2013 obtuvo un aceptable resultado en las elecciones presidenciales de 2015 integrando el frente Unidos por una Nueva Alternativa (UNA), que consiguió 5.211.705 de votos (21.39%) y se ha instalado como la tercera fuerza política del país. Así, muchos peronistas consideran a Massa una alternativa que siempre está al alcance de la mano, y aunque por ahora son más las figuras que abandonaron el partido que aquellas que se acercaron, desde ese espacio aguardan pacientes como se reacomodan las fichas para sumar nuevas figuras.

El más fiel a Massa es, sin dudas, Felipe Solá, exgobernador de la Provincia de Buenos Aires y militante peronista desde la adolescencia. El Diputado Nacional coincidió con que este 17 de octubre “encuentra un peronismo en transición, eso quiere decir que su dirigencia está dividida y básicamente por la derrota de la versión cristinista del peronismo que ejerció el poder durante los últimos 8 años. Cristina no creyó nunca en un peronismo orgánico, nunca aceptó la historia peronista en su totalidad, se quedó solo con los 70 y no tuvo problemas en dejar afuera de un gobierno supuestamente peronista a la CGT. Esta versión del peronismo dejo a la centro derecha argentina con políticas económicas regresivas en el poder y lo hizo por su dogmatismo, la pésima selección de candidatos y la falta de apoyo al candidato presidencial hasta 15 días antes”.

Para Solá, Fernández “es una líder indudablemente capaz y decidida pero al no estar dispuesta a ninguna autocrítica sincera cumple un rol muy criticable que es el de dividir a los peronistas”. Habrá que ver entonces, y parafraseando nuevamente a Perón, si el destino encuentra “unidos o dominados” a los peronistas cuando la que hablen sean las urnas.

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