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Hollande cede tras las protestas de policías en servicio y armados

Una salvaje agresión a cuatro agentes desata una ola de manifestaciones ilegales por toda Francia

Policías se manifiestan este jueves en Campos Elíseos, en París.Vídeo: Michel Euler AP / EFE
Carlos Yárnoz

Cuando la policía se enfada en Francia, tiemblan los cimientos del Estado. Sean o no legales sus protestas, el Gobierno cede. Acaba de ocurrir de nuevo estos días. El brutal ataque a una patrulla policial el pasado 8 de octubre cerca de París, con un agente de 28 años aún en coma, ha dado pie a manifestaciones nocturnas de miles de policías, en muchos casos de servicio, con armas, con los rostros cubiertos y con las sirenas de sus coches encendidas. Lejos de abrir expedientes sancionadores, el Ejecutivo dice entenderlos y se presta a ceder en todas sus reivindicaciones.

La salvaje agresión se registró en la localidad de Viry-Châtillon, en un barrio que los franceses denominan “sensible”, es decir, conflictivo y con elevada delincuencia. Dos policías que vigilaban dentro de un coche patrulla unas cámaras de vigilancia fueron agredidos con cócteles molotov y piedras. Lo mismo ocurrió con otros dos compañeros que acudieron en su auxilio.

El lunes pasado por la noche, unos 400 policías se concentraron en plena avenida de los Campos Elíseos. Portaban brazaletes identificándose como agentes y muchos se cubrían la cara con pañuelos. Junto con los destellos de los coches patrulla a su lado, la escena creó estupor, desconcierto y miedo entre los viandantes, en su mayoría turistas.

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Convocados por mensajes telefónicos o el boca a boca, protestas similares se registraron en otras zonas cercanas a París, apoyadas por los poderosos sindicatos de la policía. Sus reivindicaciones: revisar la legislación de defensa legítima, aumento de plantillas y mejora de los medios y armamento.

El director general de la Policía, Jean-Marc Falcone, advirtió de la ilegalidad de las protestas y amenazó con expedientes sancionadores. La respuesta fue más manifestaciones nocturnas en las que a las conocidas exigencias se sumó la de la dimisión de Falcone y la del ministro del Interior, Bernard Cazeneuve. Los sindicatos, además, han convocado una gran manifestación el día 26 y huelgas (ilegales) de celo.

La noche del jueves y la madrugada de este viernes han registrado las protestas más numerosas en Lyon (800 policías), París (500), Marsella, Grenoble, Toulouse o Burdeos. En la capital, otros policías tuvieron que interrumpir marchas de individuos armados que se dirigían al palacio presidencial del Elíseo y al vecino Ministerio del Interior,

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Ante la oleada, el Ejecutivo ha puesto en marcha la máquina del apaciguamiento, que ha consistido en la cesión en todos los frentes. El presidente François Hollande ha ofrecido “una respuesta inmediata” a las reivindicaciones tras elogiar el trabajo policial bajo “una presión considerable”. El primer ministro, Manuel Valls, apuesta por “el diálogo”. Y el propio Falcone se ha olvidado de las sanciones y pide “propuestas” a los sindicatos.

Más de la mitad del contenido de la carta del ministro del Interior  es una retahíla de alabanzas

La guinda la ha puesto este mismo viernes el ministro Cazeneuve con una carta enviada a los sindicatos policiales. No solo no hay críticas a las acciones ilegales de los agentes ni mención a potenciales sanciones, sino que más de la mitad del contenido de tres folios es una retahíla de alabanzas y elogios a los agentes.

“Comprendo vuestra ira. Al igual que yo, los franceses comprueban las condiciones agotadoras en las que cumplís vuestra misión. Más que nunca, Francia necesita a sus policías y gendarmes para protegerla. Ustedes piden respeto y nosotros se lo debemos. Ustedes piden medios y nosotros se los damos. Ustedes piden apoyo y ese apoyo lo tienen reconocido”.

Dicho y hecho, el ministro promete que habrá 9.200 policías más en dos años, más dinero, un análisis con los sindicatos sobre las condiciones de trabajo y alojamiento y la renovación de armas y vehículos.

El año pasado, resultaron heridos 12.388 policías. En este año, y solo durante las protestas contra la reforma laboral, resultaron heridos centenares de ellos, aunque también fueron denunciados casos de abusos contra los manifestantes. El hecho más grave ocurrió en junio, cuando un matrimonio de funcionarios de policía fue asesinado a cuchilladas ante su hijo por un islamista radical en Magnanville, al oeste de París.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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