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Horacio Verbitsky: “No me parece que el episcopado se muestre arrepentido”

El presidente del CELS, organismo clave de derechos humanos, desconfía de la Iglesia

Carlos E. Cué
El arzobispo Mario Poli (izquierda) y monseñor José Arancedo anuncian en Buenos Aires la desclasificación de los archivos de la Iglesia sobre la dictadura.
El arzobispo Mario Poli (izquierda) y monseñor José Arancedo anuncian en Buenos Aires la desclasificación de los archivos de la Iglesia sobre la dictadura.Reuters

Hoacio Verbitsky, el presidente del Centro del Estudios Legales y Sociales (CELS), un organismo clave en Argentina para mantener vivos los juicios de lesa humanidad contra los represores, es muy escéptico sobre el alcance de la desclasificación de archivos de la dictadura anunciada por la Iglesia. Verbitsky, que estuvo en el grupo guerrillero Montoneros y es un hombre polémico y muy influyente durante el kirchnerismo con sus columnas en Página 12, no confía en la voluntad de la Iglesia de revisar su historia de aquellos años. Por correo electrónico, el presidente del CELS señala a EL PAÍS: “Hay que esperar a ver el contenido de lo que desclasifican y el protocolo que aplicarán. La experiencia previa es desoladora. En la reunión que las dirigentes de Familiares Lita Boitano y Dora Salas tuvieron en el Vaticano sobre el tema con el sacerdote indicado por el Papa Bergoglio, monseñor Laterza le dijo que tenían pocas cosas y que el grueso eran las denuncias de las propias víctimas. Cuando ambas familiares de detenidos-desaparecidos insistieron en que de todos modos era importante porque se trataba de piezas de un puzzle, Laterza dio una voltereta y argumentó que era difìcil porque había una enorme cantidad de material y poco personal para procesarlo. Además les planteó que había que analizar también la responsabilidad de la guerrilla, defendió la conducta del Episcopado de entonces y del Nuncio Laghi y planteó que debía buscarse la reconciliación”.

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Verbitsky, que fue clave en la denuncia contra Bergoglio por su papel durante la dictadura, asegura que los precedentes no ayudan a confiar: “La polìtica de la Iglesia hasta ahora ha sido limitarse a confirmar lo que ya se sabe por otras vías. Es lo que hizo Bergoglio con la nota de Pio Laghi acerca de las amenazas que recibía Angelelli, que ya se sabía por las investigaciones de Vitín Baronetto y de Luis Liberti. Lo mismo con el documento que yo publiqué sobre la reunión de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) con [Jorge Rafael] Videla. Recién entonces la CEA remitió copia de los jueces Zelaya y Martina Forns”.

Verbitsky reclama transparencia total. “Si publican las cartas de los familiares, habría que pedirles que publicaran también las respuestas horrendas que firmaba [el cardenal Raúl] Primatesta, acusando a las víctimas y defendiendo a los represores con el argumento de la "campaña antiargentina". Y la prueba ácida es que van a hacer con las actas de las reuniones de la Conferencia Episcopal y su Comisión Ejecutiva, donde discutían qué hacer con el tema, donde [el vicario castrense  Adolfo] Tortolo justificaba la tortura con argumentos teológicos. Sólo es cuestión de esperar y ver. No me parece que el Episcopado se muestre arrepentido ni reconozca su comportamiento vergonzoso en aquellos años, como tampoco lo hicieron las Fuerzas Armadas”.

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