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Un millón de firmas para liberar al “oso polar más triste”

'Pizza' vive en un pequeño espacio en un zoo habilitado en un centro comercial de Cantón, en China

El oso Pizza en el reducido espacio donde habitaVídeo: HUMAN SOCIETY | EPV
Macarena Vidal Liy

La tristeza de Pizza ha dado la vuelta al mundo. Desde enero, este oso polar vive encerrado en un pequeño espacio en un centro comercial de Cantón, una de las mayores ciudades del sur de China. Como estrella de un acuario instalado para atraer visitantes al centro, diariamente sufre los golpes en los cristales de quienes buscan sacarse el mejor “selfie” con él; la falta de luz natural y la ausencia de aire fresco. Ante estas condiciones, ha comenzado a dar señales de estrés y depresión.

Primero se movilizaron varias organizaciones internacionales para solicitar el realojo del animal. Una reserva de animales salvajes en Yorkshire, en Inglaterra, ofreció acogerla. Pero los inversores del centro comercial rechazaron la posibilidad o la implicación de extranjeros. Ahora, 50 grupos proderechos de los animales se han movilizado y han escrito una carta al gobernador local, Zhu Xiaodian, para exigir el cierre del zoo del centro comercial Grandview, que alberga además otros 500 animales, desde zorros árticos hasta ballenas beluga. Una petición mundial ya ha recogido un millón de firmas.

“El estado totalmente inadecuado en el que este pobre oso polar está encerrado en el centro comercial es una mancha vergonzosa sobre China que se debe corregir inmediatamente”, declaró la señora Qin Qingna, presidenta de Capital Animal Welfare Association, en una rueda de prensa celebrada en Pekín este martes.

En imágenes distribuidas por la organización VShine puede verse cómo el animal -al que se ha denominado “el oso más triste del mundo”- recorre el mismo trayecto de manera repetitiva, mueve la cabeza o permanece durante largos ratos mirando la ventanilla de ventilación. “Es un intento del animal por adaptarse a situaciones adversas y estresantes, como un espacio vacío, el aburrimiento y las continuas molestias causadas por los visitantes”, ha opinado el asesor veterinario de la organización Humane Society Alastair McMillan. El espacio total habilitado para ella es de unos 40 metros cuadrados, pero solo puede caminar a lo largo de un área de cemento de unos 10 metros de largo, junto a una pileta.

Pizza no puede ser puesta en libertad en su ecosistema natural, en el Ártico, porque nació y se crió en cautividad. Carece, por tanto, de las destrezas necesarias para sobrevivir. “Pero en cualquier caso los operadores del centro comercial deberían permitirle vivir el resto de sus días en algún lugar donde pueda respirar aire fresco y ver la luz del día. Si se ha decidido que no puede abandonar China, encontrémosle un lugar dentro del país, pero no podemos dejar que este magnífico ejemplar de oso languidezca de esta manera”, explica Qin.

El zoo de Grandview no es el único en China. Los animales exóticos se han convertido en una vía más para atraer clientela a lugares de veraneo, parques de atracciones o centros comerciales. Es una manera de atraer público y conseguir que compre en sus tiendas y no por internet, ahora ya la gran pasión de los consumidores chinos. Aunque cada vez más chinos viajan al exterior, muchos aún no han salido fuera de su país, ni tenido ocasión de admirar especies venidas de muy lejos. Pero también es una manera de hacer ostentación de riqueza, en un país donde en muchas ocasiones impera el “tanto tienes, tanto vales”.

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En el caso del centro comercial cantonés, su vicegerente Shan Shaoliang ha declarado a la web Quartz que después de una inversión de 102 millones de dólares para alojar el zoo, en horas punta llegan a pasar hasta 10.000 personas por sus pasillos.

“Los osos polares están acogidos a la ley de Protección de la Vida Salvaje de China. Por tanto, el zoo en el centro comercial Grandview viola la ley y los principios morales”, declara la carta al gobernador.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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