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Módulos de madera sostenible y paneles solares para los refugiados en Holanda

La falta de viviendas agudiza el ingenio de los diseñadores para ubicar a miles de asilados con permiso de residencia

Isabel Ferrer
Finch Buildings

Una casa lejos de casa, es el lema del concurso arquitectónico organizado por el Gobierno holandés para encontrar un hogar adecuado a los solicitantes de asilo llegados en los últimos meses, y que hayan conseguido el certificado de refugiado. Los migrantes por razones económicas, o bien originarios de países que no están en guerra, no figuran en esa categoría, pero la nueva remesa de refugiados con permiso de residencia en regla -unos 20.000 para finales de año, según cálculos oficiales- debe abandonar los grandes centros de acogida.

Se trata de facilitar su integración social, y como no todos los municipios disponen de suficientes viviendas para ubicarles, es necesario ofrecer un espacio con privacidad hasta que reciban las llaves definitivas. La premura de tiempo ha aguzado el ingenio de los diseñadores, y las propuestas de los seis ganadores de la competición son variadas: desde cabinas unifamiliares desmontables fabricadas en poliestireno de alto impacto, a granjas antiguas rehabilitadas en pleno campo, y bungalós que pueden ser usados luego para veranear. El de mayor éxito, por ahora, ha sido un módulo de madera de bosques sostenibles, control de emisiones de CO2 y aire escandinavo.

Bautizado con el majestuoso nombre de Edificio Evolutivo de Madera, tiene 8 metros de largo por 2,80 de alto y 3,5 de ancho. En su interior hay cocina, ducha, dos literas, sala de estar y un simulacro de balcón. Fabricados por el estudio de arquitectura Finch Buildings, la descripción del proyecto asegura “que pueden resistir hasta 50 años y valen 50.000 euros”. Generan, además, su propia electricidad gracias a sus paneles solares.

De fácil traslado y montaje porque no hace falta conectarlos a la red, y con el suministro de agua garantizado, el ayuntamiento de Leiden, una ciudad universitaria cercana a Ámsterdam, espera instalar más de un centenar a partir de 2017. “Con una fabricación de 10 módulos a la semana, además de los refugiados sirve para estudiantes, jóvenes que buscan su primera casa, ancianos, o como oficina”, señala la documentación presentada. 

En diciembre de 2015, cuando el flujo de migrantes estaba en su punto álgido, el rechazo a su presencia en grandes instalaciones provisionales y oficinas vacías, campins incluso, desencadenó choques entre los vecinos y la policía. Aunque la pugna se repitió en otros países, que las cifras se hayan reducido ha favorecido la búsqueda de espacios más adecuados para alojarlos. VuchtelingenWerk Nederland, el organismo que los ayuda a integrarse, indica que “8.422 personas pidieron asilo en el primer semestre de 2016”. Por el contrario, “en el último semestre de 2015 buscaron protección 37.268 extranjeros, de los cuales 17.274 eran sirios”.

Charles Darwin descubrió 15 especies diferentes de pinzones en las Islas Galápagos, con los picos adaptados a sus distintas fuentes de alimento. Adaptación al cambio es justamente la frase más repetida en Holanda ante el reto del asilo. Finch es el nombre en inglés del pájaro pinzón, y el emblema de estos arquitectos.

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