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La victoria de Trump llena de incertidumbre el apoyo de Estados Unidos al proceso de paz en Colombia

Obama había respaldado las negociaciones y prometido 450 millones de dólares para el posconflicto

Un grupo de personas en el Centro Colombo Americano de Bogotá.
Un grupo de personas en el Centro Colombo Americano de Bogotá.Leonardo Muñoz (EFE)
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Trump victory casts doubt over future US role in Colombian peace talks

Poco más de un mes después de que, contra pronóstico, Colombia decidiese rechazar el acuerdo de paz entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC, el país volvió a sacudirse la cabeza en una noche electoral. Todo el mundo confiaba en que la sinrazón hubiese tocado fondo el pasado 2 de octubre, con la victoria del no en el plebiscito, pero la realidad periodística y de las encuestas de nuevo volvió a salir derrotada.

La victoria de Trump añade aún más incertidumbre al proceso de paz de Colombia, en tanto Estados Unidos ha sido el principal aliado internacional del Gobierno de Juan Manuel Santos durante los cuatro años de conversaciones con la guerrilla. En una reciente entrevista con este diario, el mandatario colombiano confiaba en la victoria de Clinton: “Hillary es una amiga personal, su marido y ella han sido un apoyo para mi gobierno y los anteriores. No tengo si no elogios para ellos. A Trump no lo conozco, pero sí puedo opinar que sus políticas no son las que estamos abanderando”. Horas después de que se conociera la victoria del magnate, el mandatario colombiano reafirmó su opinión en un tuit: "Celebramos el espíritu democrático en #ElectionNight. Con Donald Trump seguiremos profundizando relación bilateral". En un encuentro con empresarios, Santos ha felicitado al nuevo presidente electo y ha recordado la importancia de la relación con Estados Unidos, principal inversor en el país: “Quiero felicitar a Donald Trump y desde aquí, en este auditorio privilegiado, decir que Colombia ha tenido desde hace muchos años una política exterior con Estados Unidos, bipartidista. Hemos querido tener siempre unas buenas relaciones con el Partido Demócrata y con el Partido Republicano. Ha sido tradición”.

Mucho más optimista se mostró en su cuenta de Twitter el expresidente Álvaro Uribe: "Felicitaciones Presidente Trump; el narcoterrorrismo de Colombia y la tiranía de Venezuela son los grandes enemigos de nuestra democracia". En el extremo opuesto, las FARC han usado sus redes para mostrar su preocupación por la elección del nuevo presidente. "Ganó Trump y la incertidumbre en el mundo, pero la paz de Colombia sigue en construcción", ha escrito Pastor Alape, miembro del Secretariado de la guerrilla. Ninguno de los dos candidatos estadounidenses complacía a la insurgencia, como ha aclarado el comandante en otro tuit. "Hillary y Trump no garantizan las aspiraciones de bienestar de la humanidad".

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Estados Unidos fue un aliado clave en la lucha contra el narcotráfico y el debilitamiento de las FARC a través del Plan Colombia, que pusieron en marcha las Administraciones de Andrés Pastrana y Bill Clinton. Sin el apoyo económico y de inteligencia militar que proporcionó cuesta pensar que la guerrilla se hubiese sentado a negociar en La Habana con el Gobierno colombiano. Estados Unidos ha contado con un enviado especial para el proceso de paz, Bernie Aronson, clave a la hora de desatascar algunos de los temas más delicados de las conversaciones, como es el caso de las extradiciones. Uno de los mayores anhelos de las FARC es que uno de sus miembros, Simón Trinidad, encarcelado en Estados Unidos, sea trasladado a Colombia, se pueda acoger a la Jurisdicción Especial para la Paz y termine de pagar su condena en su país.

Durante la visita oficial que el presidente Juan Manuel Santos realizó este año a Washington, Colombia se llevó el compromiso de la Administración de Obama de que Estados Unidos colaboraría con una suerte de Plan Colombia 2 –llamado Paz Colombia- en el posconflicto. La intención de Obama era que el Congreso aprobase una partida inicial de 450 millones de dólares para el presupuesto del próximo año. La llegada de Clinton a la Casa Blanca garantizaba, sin ninguna duda, la continuación del respaldo norteamericano, al menos el diplomático. Con Trump en la Casa Blanca y la mayoría republicana en las dos Cámaras cuesta creer que Colombia contará con esa ayuda económica.

La manifiesta intención de Trump de acabar con la apertura de relaciones con Cuba iniciada con Obama tiene todos los visos de terminar por salpicar también a Colombia, al menos hasta que Santos acabe su mandato en 2018. El presidente se ha mostrado siempre agradecido con el Gobierno de Raúl Castro por albergar las conversaciones de paz los últimos cuatro años. De hecho, buena parte de la delegación de las FARC aún sigue en La Habana, donde estos días trata de cerrar un nuevo acuerdo con los negociadores del Gobierno de Colombia.

Algo similar pudiese ocurrir en el caso de Venezuela. Estados Unidos se ha mostrado a favor del diálogo entre el Gobierno de Maduro y la oposición. La llegada de Clinton a la Casa Blanca parecía garantizar esa estrategia, o al menos no terminar con ella. De endurecer Trump esa posición a buen seguro trataría de buscar aliados en la región y todos los ojos se pondrían en Colombia.

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