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Las ciudades y la mayoría de los condados de la frontera votaron por Clinton

Las zonas con un mayor intercambio de personas y comercio entre Estados Unidos y México rechazaron la visión caricaturesca de Trump sobre la inmigración

Pablo Ximénez de Sandoval

Las zonas más pobladas de la frontera de Estados Unidos con México no votaron por Donald Trump. Un repaso a los condados que están sobre la línea de 3.000 kilómetros revela que en las poblaciones fronterizas importantes, las que tienen una carretera principal que las comunica con México o un aeropuerto internacional, han votado demócrata. Es el voto de aquellos para los que, durante generaciones, es normal vivir rodeados de mexicanos y tener a sus amigos, sus familias, sus negocios o su restaurante favorito al otro lado de la valla.

Resultados en los 21 condados de EE UU fronterizos con México.
Resultados en los 21 condados de EE UU fronterizos con México.EL PAÍS

El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha construido su campaña sobre la idea de que la frontera sur del país está fuera de control, con el crimen y el narcotráfico disparados, y que el comercio con México está dañando a la clase trabajadora estadounidense. Con ese discurso ganó en 7 de los 21 condados fronterizos. Su propuesta estrella desde el primer día ha sido construir un muro, sellar la frontera, echar a todos los indocumentados y poner muy difícil la inmigración legal.

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En un total de 14 condados que comparten linde con México, esa caricatura no tiene ningún sentido: votaron por Clinton. En las ciudades grandes, donde aparte de vivir la inmigración en primera persona se suma el factor cosmopolita y progresista, es como si hablara de otro planeta. En un Estado tan republicano como Texas, donde ese partido tiene en sus manos el triunvirato del poder (gobernador y mayorías en ambas cámaras), los demócratas han ganado en 9 de los 13 condados fronterizos. Cuanto más importantes las ciudades, más ventaja para Clinton (69% en El Paso y McAllen). El porcentaje supera el 74% en condados del oeste de McAllen como Webb o Starr. Es en esos sitios donde se ven las imágenes de familias con niños cruzando el Río Grande.

Más hacia el Oeste, Clinton ha ganado en todos los núcleos que tienen una ruta comercial importante con México. En California, los condados de Imperial y San Diego (la ciudad más grande de la frontera y la única gran ciudad de la costa con un alcalde republicano) son demócratas. Pero además, en estas elecciones el apoyo demócrata ha empezado a desbordar hacia el norte. Por primera vez desde 1936, el muy republicano condado de Orange, donde nació el reaganismo, ha votado demócrata. Donald Trump solo ha ganado en condados con muy poca población que no tienen carreteras importantes hacia México. El condado más poblado donde ha ganado (por 2.000 votos) es Yuma.

“Incluso los que vivimos en la frontera tenemos diferentes opiniones sobre cómo resolver las cuestiones relacionadas con la inmigración”, advierte Carlos Sánchez, director del periódico The Monitor de McAllen, Texas, uno de los puntos más calientes de la frontera. “Unos tienen una visión más humanitaria y otros son partidarios de la ley y el orden. Lo que estamos viendo es la tendencia de los que no viven en la frontera de deshumanizar a los que la cruzan. Y eso une a los de aquí. Es la caricatura lo que se rechaza de forma unánime. Porque para muchos, sus propias familias han pasado por eso”.

Los 25 puertos de entrada de la frontera sur registran 181 millones de entradas legales en dirección a Estados Unidos al año. Son medio millón de cruces legales al día. El comercio de California con México es tanto como el de México con toda la UE (60.000 millones de dólares). Para Texas, México supone 102.000 millones de dólares y 460.000 empleos directos. La idea del sellado de la frontera es impensable.

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Según las encuestas a pie de urna, sin embargo, el 65% de los votantes de Trump opina que el comercio internacional destruye empleo. El 84% quiere que se deporte a los irregulares. El 86% de los votantes de Trump quiere una valla en la frontera. La valla ya existe, pero es que el mayor apoyo a Trump está en el Medio Oeste y en el norte industrial, muy lejos de la frontera.

Trump no solo ha perdido el voto de los que conocen la frontera de primera mano. Además, es tóxico para cualquier candidato republicano en esta zona. En el distrito 23 de Texas a la Cámara de Representantes, por ejemplo, el que más kilómetros de frontera tiene, el martes ganó la reelección el republicano Will Hurd, solo después de renegar públicamente de Trump. Toda la estrategia demócrata consistió en ligar a Hurd con Trump. Y la suya, en separarse de él lo más posible.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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