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Abuso de menores en la “Casa de Dios”, un caso que conmociona a Argentina

Un cura con antecedentes en Italia y otro sacerdote están presos por someter a chicos sordos

Familias de los niños del Instituto Próvolo, esperan noticias en las puertas.
Familias de los niños del Instituto Próvolo, esperan noticias en las puertas.Télam

Entre los múltiples temas de agenda de los que se habla en Argentina durante las últimas semanas, hay uno que emerge en forma lenta pero escandalosa: los ataques sexuales a niños y adolescentes por parte de religiosos. Casos en Paraná, Entre Ríos; en Río Gallegos, Ushuaia; y en San Isidro, Buenos Aires, son investigados por la justicia ordinaria y canónica. Pero el que más indignación ha causado tiene como escenario al Instituto Antonio Próvolo, de Luján de Cuyo, en la provincia de Mendoza (a 1.000 km de Buenos Aires). Hace algunos días, un juez ordenó detener a los curas Nicolás Corradi, de 82 años, y Horacio Corbacho, de 55, acusados de abusos con acceso carnal sobre chicos sordos que estaban a su cuidado.

Además de los sacerotes, fueron arrestados José Luis Ojeda, un ex alumno del instituto que trabaja allí, y Jorge Bordón, administrativo de la institución y exmonaguillo. Sobre los religiosos cae la acusación de abusos ocurridos en 2007 y 2008 dentro del albergue de la escuela, donde duermen 43 niños. Los curas enfrentan una denuncia realizada en 2008, pero que fue archivada. “Los chicos, en su relato, dicen que los llevaban a la Casa de Dios, un lugar que hay en el instituto, donde los metían. Las víctimas veían a través de las rendijas de la puerta lo que pasaba”, dijo el fiscal Fabricio Sidoti a la prensa. Las víctimas fueron por lo menos 12 y las denuncias surgieron con fuerza en las redes sociales luego de que una persona se animó a hablar.

Ambos curas se abstuvieron de declarar; uno de ellos, Corradi, arrastra denuncias por abuso sexual a 60 menores hipoacúsicos desde 1955 en Verona, su Italia natal. Eso fue denunciado por una red de víctimas en Washington, en 2015. Sin embargo, el religioso se encontraba en pleno ejercicio de sus funciones en Mendoza. “Está acusado de abusar, entre 1955 y 1984, en el Instituto Próvolo, de Verona (Italia), para niños y jóvenes sordos. Ante las autoridades eclesiásticas fueron presentadas denuncias de violaciones, masturbaciones obligadas por curas y relaciones de sodomía cometidas en los dormitorios. Los curas involucrados fueron aproximadamente 130. Algunos de ellos fueron trasladados a la Argentina, particularmente a La Plata y Mendoza. En esta última ciudad recaló el cura Corradi, actualmente octogenario, quien cometió abuso de poder contra docentes y alumnos. Extraoficialmente se sabe que hubo abuso sexual contra algunos alumnos. Cuando reclamaron los padres se les "compró" el silencio con indemnizaciones”, detalla el informe.

El Instituto Próvolo es parte de la Compañía de María para la educación de los sordomudos, fundada en Verona por el siervo de Dios Don Antonio Próvolo, y llegó a La Plata, Argentina, el 14 de febrero de 1914, cuando ya existían denuncias en su contra. Su gestión pastoral tiene un carisma dirigido a la discapacidad, en particular, la hipoacusia y no pertenece a la Arquidiócesis de Mendoza. Sin embargo, esta institución tiene entre sus facultades la de pedir antecedentes a la Santa Sede, si es que la autoridad de la congregación no las ofrece en forma espontánea. Otra herramienta que ahora sí utilizó la Arquidiócesis local es la de suspender la actividad pastoral en el establecimiento.

“Tengan la plena certeza de que en la Iglesia nadie quiere encubrir a nadie”, dijo en rueda de prensa el arzobispo de Mendoza, Carlos María Franzini. “Quiero aclarar mirándolos a los ojos, con las manos limpias y la conciencia tranquila, que nunca fuimos notificados de antecedentes penales que pesaran sobre ninguno de los sacerdotes imputados. Tampoco hemos recibido denuncias o comentarios sobre irregularidades que hubieran sucedido en dicho Instituto; de haber tenido conocimiento de ello, hubiéramos actuado inmediatamente”, expresó, al tiempo que anunciaba que partir de ahora será obligatorio presentar una declaración jurada por parte de cada sacerdote que ingrese a esa arquidiócesis.

“Estamos destrozados por las denuncias que involucran a nuestros niños. Ellos son como hijos y parte de la familia de cada uno de los que estamos acá. La labor de nosotros es únicamente en el aula, de 8:30 a 12 y de 13 a 17. No tenemos relación alguna con los sectores en donde habrían pasado los hechos que se están investigando”, comunicaron en un escrito los docentes del establecimiento.

“Nos sentimos profundamente heridos, avergonzados, nos duele entrañablemente el daño hecho a las víctimas y a esta familia a la que todos pertenecemos y amamos, que es nuestra Iglesia y que, por esos misterios de nuestra fe, está formada por hombres y mujeres marcados por el pecado”, cerró Franzini.

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