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La oposición argentina se une y desafía a Mauricio Macri en el Congreso

El peronismo abandona las disputas internas para imponer al Gobierno un proyecto que disminuye el impuesto al salario

Federico Rivas Molina
Los bloques opositores a Macri anuncian en el Congreso argentino su proyecto de impuesto al salario.
Los bloques opositores a Macri anuncian en el Congreso argentino su proyecto de impuesto al salario.Telam

La oposición en Argentina ha dibujado el nuevo mapa político que enfrentará el presidente Mauricio Macri en 2017, un año electoral. Y lo hizo desde el Congreso, donde el oficialismo creyó, hasta ahora, que tenía todo bajo control, pese a estar en minoría, gracias a una estudiada red de alianzas partidarias. Por 140 votos a favor y 86 en contra, las múltiples corrientes del peronismo y parte de la izquierda parlamentaria dieron media sanción a un proyecto unificado de impuesto al salario que pone a Macri ante el dilema de un posible veto presidencial. La ley excluye del pago del impuesto a un millón de trabajadores y suma 38.000 millones de pesos (unos 2.380 millones de dólares) al costo fiscal del proyecto enviado al Congreso por el Ejecutivo. “La irresponsabilidad que vimos ayer no es el camino”, se quejó Macri durante un acto público.

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Macri llegó hace un año al gobierno con la promesa de eliminar el llamado “impuesto a las ganancias”, que grava los salarios que superen un piso de ingresos que se impone por ley. “El Estado no tiene que quedarse con el fruto de tu trabajo. En mi gobierno los trabajadores no van a pagar impuesto a las ganancias. Ese es mi compromiso”, decía Macri hace un año, en un vídeo de campaña. El presidente se sumó entonces al reclamo de los sindicatos, que vieron como las subidas salariales y el congelamiento del mínimo no imponible decidido por el kirchnerismo sumaba cada vez más trabajadores al impuesto. Pero aquella promesa se le ha vuelto ahora en contra. En febrero duplicó el valor del mínimo no imponible, que era muy bajo, pero con un déficit fiscal del 4,8% para 2016, Macri no tiene margen para sumar nuevos gastos. Por eso su proyecto era más conservador: elevaba sólo 15% ese piso, con un costo fiscal de 27.000 millones de pesos (1.680 millones de dólares).

La oposición a Macri decidió entonces dar una demostración de fuerza en el Congreso. Juntó en uno solo todos sus proyectos y consiguió sin problemas los votos necesarios para darle media sanción. Hace dos semanas, en antimacrismo ya había sumado sus votos contra una ambiciosa ley de reforma política que, entre otros puntos, imponía el voto electrónico. Ahora impuso su proyecto de impuesto al salario, una ley que aún debe pasar el filtro del Senado, donde están representadas las provincias. Macri confía en que podrá convencer a los gobernadores de la necesidad de no reducir la recaudación de un impuesto que la Nación reparte con los gobiernos regionales, pero lo cierto es que el panorama político se ha vuelto incierto para el oficialismo.

Avanza la ley de emergencia social

F.R.M.

Antes del revés parlamentario que supuso para Mauricio Macri la aprobación de una ley opositora que reduce el impacto del impuesto al salario, Diputados dio media sanción a la ley de emergencia social.

El proyecto sumó 227 votos a favor y sólo uno en contra, fruto de un acuerdo previo entre el Gobierno argentino, la oposición y los movimientos sociales más combativos.

La norma, que aspira a reducir la conflictividad en la calle, sumará casi 18 millones de dólares a programas de ayuda social y creará 210.000 puestos de trabajo en cooperativas que cuentan con ayuda del Estado.

La Casa Rosada podrá sacar al menos una conclusión de la votación en el Congreso: el peronismo -dividido entre kirchneristas, massistas (por el excandidato presidencial Sergio Massa) y la vieja guardia del partido- puede abandonar sus rencillas internas cuando se trata de enfrentar a un enemigo común. Y los peronistas que son aliados ocasionales de Macri, como Massa, no dudan en tender puentes con quienes hasta ayer eran sus principales enemigos en la interna partidaria.

"Esta mañana, alguien en la radio dijo que el exjefe de Gabinete de Cristina (Kirchner), Sergio Massa; el exministro de Economía de Cristina, [Axel] Kicillof, el extitular de la ANSES (seguridad social), Diego Bossio... todos decidiendo sobre el impuesto a las Ganancias, sobre el que no se ocuparon por más de una década", dijo Macri, en referencia a los representantes de tres corrientes del partido de Perón, todos exkirchneristas. “No se acuerdan que hemos batallado durante un año durísimo porque nos dejaron un país quebrado”, agregó. Más temprano, el jefe de Ministros, Marcos Peña, llamó “irresponsables” a los redactores del proyecto aprobado en Diputados. “La situación fiscal es delicada. También me sorprenden muchos gobernadores, que están preocupados porque no llegan a fin de mes y acompañaron una votación que genera un enorme perjuicio al fisco", dijo el ministro.

La oposición, en cambio, negó cualquier perjuicio a las cuentas públicas. Para compensar el dinero que dejará de cobrar el Estado a través del impuesto al salario creó fuentes alternativas de financiamiento, como un gravamen de entre 7% y 10% a los juegos de azar, hasta ahora exentos, y otro a la renta financiera en plazos fijos de más de 100.000 dólares. También reinstauró las retenciones a las mineras, un impuesto que Macri eliminó apenas llegó a la Casa Rosada para fomentar las inversiones en el sector. Todas fueron demostraciones de fuerza ante un Gobierno que cumplirá un año de gestión el 10 de diciembre.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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