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¿Qué es Una Sola China?

La política sobre Taiwán enfrenta a Pekín y a Donald Trump

Macarena Vidal Liy
Las banderas de China y Taiwán junto a la portada de un periódico con Trump, en Taipéi.
Las banderas de China y Taiwán junto a la portada de un periódico con Trump, en Taipéi.RITCHIE B. TONGO (EFE)
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“Un interés fundamental”, “el principio imprescindible en el que se basan las relaciones de China con otros países”, “fundamento político”. Así describe Pekín la importancia de "Una Sola China". Descrita como "principio" por el Gobierno chino y como "política" por EEUU, e interpretada de maneras diferentes por los dos Gobiernos, EEUU la ha observado durante las últias cuatro décadas de manera inalterable y con independencia de la ideología de las sucesivas administraciones. Ahora el presidente electo, Donald Trump, amenaza con dejar de aceptarla, algo que Pekín advierte que perjudicaría gravemente la relación bilateral.

¿Qué es Una Sola China?

Es el reconocimiento de que existe un único país en el mundo llamado China, y su representante es el Gobierno de Pekín. Estados Unidos y el resto de los países que lo aceptan mantienen relaciones diplomáticas con Pekín y no con Taiwán, que China considera parte integral de su territorio.

El gobierno de Taipéi controla de facto varios archipiélagos en torno a la isla de Taiwán (información facilitada por Mario Esteban, Real Instituto Elcano).
El gobierno de Taipéi controla de facto varios archipiélagos en torno a la isla de Taiwán (información facilitada por Mario Esteban, Real Instituto Elcano).
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Es una de las principales bases de la política exterior de China, un país que vivió de manera traumática la pérdida de territorio a manos de las potencias extranjeras durante su “siglo de oprobio”, entre mediados del siglo XIX y 1949.

¿Cuál es el origen de Una Sola China?

En 1949 las fuerzas comunistas de Mao Zedong se habían impuesto en la guerra civil de China. Derrotados, los nacionalistas del presidente Chiang Kai-shek buscaron refugio en la isla de Taiwán, donde establecieron su propio gobierno, que denominaron República de China. En Pekín, los triunfadores proclamaron la República Popular China. Cada parte aseguraba representar a toda China y ser su verdadero gobierno.

Estados Unidos, que había apoyado a Chiang durante la guerra civil, reconoció a la RC. Los países del bloque comunista, a la RPC.

Las diferencias ideológicas entre las dos grandes potencias comunistas, China y la Unión Soviética, crearon un espacio para el acercamiento entre Pekín y Washington durante la presidencia de Richard Nixon. Un acercamiento que se consolidó con el restablecimiento de relaciones en 1972. En 1979, Estados Unidos dejaba de mantener relaciones diplomáticas con Taiwán, un paso que han seguido la mayoría de las naciones.

¿Qué consecuencias ha tenido para Taiwán?

En la actualidad, Taiwán solo mantiene relaciones diplomáticas con 22 Estados, la mayoría de ellos en África y América Latina. Pero muchos otros, encabezados por Estados Unidos, disfrutan de amistosas relaciones informales.

Para Washington,  “Una Sola China” y los tres comunicados conjuntos suscritos con Pekín, se complementan con su Ley de Relaciones con Taiwán de 1979, que le permite vender armamento a la isla. Según declaraba el exsecretario de Estado adjunto James Kelly en una audiencia en la Cámara de Representantes en abril de 2004, Estados Unidos “promueve una firme relación bilateral entre EEUU y la PRC, y una firme relación no oficial entre EEUU y Taiwán”.

¿Cuál es la política de EEUU para las relaciones chino-taiwanesas?

EEUU habla de su “política de una sola China” y evita el término “principio de una sola China”, preferido por Pekí . La política de EEUU considera la situación de Taiwán como “indeterminada”: no reconoce la soberanía de China ni la independencia de la isla. Según explicaba Kelly en 2004, “EEUU no apoya la independencia de Taiwán o movimientos unilaterales que pudieran cambiar el statu quo tal y como lo definimos. Para Pekín, esto quiere decir no uso de la fuerza o amenaza de usarla contra Taiwán. Para Taipei, significa ejercer la prudencia a la hora de gestionar todos los aspectos de las relaciones entre ambos lados del estrecho. Para ambas partes, significa no declaraciones o actos que pudieran alterar unilateralmente el estatus de Taiwán”.

“Estados Unidos seguirá la venta de equipo militar defensivo apropiado a Taiwán de acuerdo con la ley de Relaciones de Taiwán”. “Y viendo con grave preocupación el uso de cualquier tipo de fuerza contra Taiwán, mantendremos la capacidad de EEUU de resistir cualquier uso de la fuerza u otras formas de coerción contra Taiwán”.

¿Cómo ha reaccionado Taiwán a las declaraciones de Trump?

Ninguno de los principales cuerpos gubernamentales de Taiwán se ha pronunciado de momento sobre las polémicas declaraciones de Trump. La presidenta Tsai, que ha mantenido varios encuentros —algunos en privado— con autoridades estadounidenses durante los últimos días, se reunía hoy mismo con Matthew J. Matthews, un alto cargo del Departamento de Estado estadounidense, para intercambiar opiniones sobre como “profundizar la relación económica y comercial entre los Estados Unidos y Taiwán”, informa Daniel García González desde Taipei.

¿Qué puede pasar a partir de ahora?

China nunca aceptará un reconocimiento de la independencia de Taiwán. Según Cheung Liu Wai, experto en Relaciones Internacionales de la Universidad Baptista de Hong Kong, después de la investidura de Trump el 20 de enero, el presidente electo puede reaccionar de dos maneras. “Puede reafirmarse en lo que ha dicho y tratar de regatear con China, lo que podría poner la relación entre China y EEUU en un punto muerto. O puede darse cuenta de que las relaciones entre EEUU y China no son tan fáciles como él las piensa, y tras ver las consecuencias su actitud puede cambiar”.

EE UU no quiere romper el 'statu quo'

José M. Abad Liñán

Sobre el papel, Estados Unidos se ha mostrado ambiguo sobre el estatus político de los territorios a un lado y otro del estrecho de Taiwán. Así ha sido desde los primeros acercamientos a Pekín en 1971, bajo la presidencia de Nixon. Aquella toma de contacto de Washington y Pekín derivó en un comunicado de ambas administraciones en Shanghái, en 1972, con pocos puntos de acuerdo más allá del reconocimiento del problema taiwanés como cuestión esencial en las relaciones entre ambos países.

China rechazaba de plano (y sigue haciéndolo) la existencia de "una China con dos gobiernos" y sostenía que la "liberación" de Taiwán era una cuestión de política interna en la que ningún otro país debía interferir. Se propugnaba la retirada progresiva de la presencia militar estadounidense en la isla. EE UU se mostraba de acuerdo, se sumaba a la tesis de una única China e instaba a una resolución pacífica del conflicto entre Pekín y Taipéi.

El momento histórico más destacado en las relaciones de EE UU con los dos gobiernos chinos se produjo en enero de 1979, bajo mandato de Jimmy Carter. EE UU reconoce al fin el Gobierno comunista de Pekín como el único representante legal de China, pero se reserva el derecho a mantener relaciones no oficiales en el ámbito cultural y comercial con "la gente de Taiwán".

Poco después, en abril, esa reserva toma forma en el Congreso estadounidense, que aprueba la Ley de Relaciones con Taiwán. La norma suple, de facto, el establecimiento de unas imposibles relaciones diplomáticas oficiales con Taipéi. Se censura cualquier intento de resolución bélica del conflicto, pero adjudica a EE UU el derecho a intervenir llegado el caso. En la práctica, la ley abre las puertas al abastecimiento de armamento de carácter "defensivo" a la isla. Esa venta de armas es, precisamente, una de las cuestiones más criticadas por los chinos comunistas.

Ronald Reagan lanza, en 1982, sus "seis garantías" sobre las relaciones bilaterales con Pekín y Taipéi: afirma que la venta de armas a Taiwán no tiene fecha límite, subraya que su país no mediará entre ambos gobiernos chinos ni revisará la Ley de 1979. La postura oficial sobre la soberanía de la República Popular sobre China sobre la isla tampoco varía. Además, Reagan afirma que EE UU no forzará por ningún medio a Taipéi para que se siente a negociar con el Gobierno de Pekín.

Ya en los años 90, el bloqueo político a los intentos de independencia de Taiwán se alterna con actuaciones militares estadounidenses en la zona. Clinton despliega dos portaaviones cerca de las costas en la crisis del periodo 1995-1996. Lo mismo hizo George W. Bush en 2008, cuando Taipéi propugnó referendos sobre la independencia que calentaron los ánimos de Pekín. Al tiempo, EE UU rechazaba la independencia de Taiwán y sus intentos para volver a ser Estado miembro en la ONU, de la que había sido expulsada en favor de la República Popular China, en octubre de 1971. El Gobierno de Taipéi ha buscado varias veces su reconocimiento de Naciones Unidas, bajo las denominaciones de "República de China (Taiwán)" y "República de China en Taiwán".

Tras la aprobación de la Ley de Relaciones con Taiwán en 1979, pocas han sido las visitas de representantes del Gobierno estadounidense a Taipéi. Hubo que esperar a 1992 para que la Representante de Comercio de EE UU, Carla Hills, pusiera un pie en la antigua isla de Formosa. En 1994 lo hizo el Secretario de Transporte, al que siguieron el de Energía en 1998 y de nuevo el de Transporte, en 2000.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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