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Correa dejará la presidencia de Ecuador con la economía en rojo

Este martes empieza oficialmente una campaña electoral con una única certeza: habrá un nuevo presidente en el país

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, durante su último informe de Gobierno.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, durante su último informe de Gobierno.RODRIGO BUENDIA (AFP)

El economista Rafael Correa, presidente de Ecuador, dejará su cargo este 19 de febrero con las cifras en rojo. Este martes empieza oficialmente una campaña electoral con una única certeza: habrá un nuevo presidente en el país. Correa, con dos mandatos cumplidos, no puede presentarse de nuevo a la reelección. Y se va, justo, el año en que peor le ha ido a la economía ecuatoriana, el primer año en que cerrará con decrecimiento. El Banco Central de Ecuador despidió el 2016 publicando las cifras de crecimiento del Producto Interno Bruto del tercer trimestre. El saldo fue negativo y se prevé que el año terminaría igual.

El PIB de Ecuador se contrajo, de junio a septiembre, un 1,6 % y al cierre de ejercicio lo hará un 1,7 %, según la nueva gerente del Banco Central de Ecuador (BCE), Madeleine Abarca, pese a que en junio las autoridades económicas aseguraron que ya empezaban a detectarse signos de recuperación. En el periodo anterior, la economía nacional había retrocedido un 2,2 %.

Y así lleva, en declive, desde junio de 2015. Son cinco trimestres consecutivos de contracción que fueron precedidos por uno de estancamiento. Entre marzo y junio de ese año, con los bajos precios del petróleo estrechando al máximo los ingresos de una economía petrolera como la ecuatoriana, el PIB de Ecuador empezó su caída, pero consiguió cerrar el periodo con un 0,2 %, cuando el trimestre anterior había crecido al 3,4 %. Ese fue el primer aviso. Después, todo se volvió rojo. Hasta que a inicios de 2016 llegó la caída más fuerte, un -4,1 % de enero a marzo, coincidiendo con que el precio del barril de petróleo de Texas, referente para Ecuador, tocaba mínimos de 2003 en torno a los 25 dólares.

Al Gobierno de Correa le tocó entonces reajustar su presupuesto. Había previsto unos ingresos con un precio de petróleo de 35 dólares, pero la cotización de inicios del año pasado no daba para cubrir los gastos. Después el crudo comenzó a recuperarse poco a poco, pero el país encajó el golpe de un terremoto cuyo coste, en términos de reactivación económica, se calculó en 3.300 millones de dólares. Y todo eso, en medio de una época de estrechez —el Gobierno se ha negado reiteradamente a llamarla crisis—, que se ha reflejado en una caída del consumo, de la recaudación tributaria y un deterioro del empleo. Ni siquiera han sido suficientes los más de 1.000 millones de dólares (955 millones de euros) que el Fisco ecuatoriano ha conseguido recaudar de forma extraordinaria este año, con la subida temporal del IVA (del 12 al 14 %) y las contribuciones solidarias —y obligatorias— que han salido de los salarios, de los beneficios de las empresas y de los patrimonios de los más ricos para apoyar a la recuperación de Manabí y Esmeraldas, las dos provincias más afectadas por el terremoto de abril, en el que murieron 660 personas. Con ese paquete de medidas, el Servicio de Renta Internas ha recaudado 12.261 millones de dólares entre enero y noviembre de 2016, que son 220 millones menos que un año antes. Si no se tienen en cuenta las contribuciones solidarias, la brecha con la recaudación del 2015 llega a casi 1.300 millones de dólares, como reflejo de la contracción de la actividad económica.

La agricultura, la manufactura, el comercio y la construcción son las cuatro facetas más fuertes de la economía nacional —representan el 43,4 % de un PIB de poco más de 100.000 millones de dólares, pero las cuatro han pasado todo el año a la baja. Hasta septiembre, la manufactura (sin refinación de petróleo) facturó 266 millones de dólares menos; la construcción, 953 millones; el comercio, 672; y la agricultura, 90.

Legado de deudas

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Con este panorama de indicadores económicos a la baja, a los candidatos a presidente de la oposición les preocupa el legado de deudas que va a dejar el Gobierno actual para su sucesor. Ya a mediados de 2016, Guillermo Lasso (de CREO), el principal rival del correísmo, aseguraba que la deuda crecía más que la economía. En cifras, sin incluir diciembre, el Estado adquirió el año pasado 13.000 millones de dólares en endeudamiento interno y externo, llegando a más de un 38 % del PIB. La Constitución ecuatoriana fija un tope del 40 % del PIB, pero el Ejecutivo de Correa modificó la fórmula de cálculo de deuda en octubre para dejar fuera, por ejemplo, la deuda del Gobierno con las instituciones públicas como el Instituto Ecuatoriano de la Seguridad Social y así rebajar el saldo debido a un 26 %. Este cambio, según justificó el Gobierno, responde a parámetros internacionales.

Pese a todo, Correa es optimista y, como ya anticipó el BCE, se espera que en 2017 la economía se recupere e incluso, llegue a crecer al 1,42 %. La estabilización de los precios del petróleo a nivel internacional y la entrada en vigor del acuerdo con la Unión Europea son la principal esperanza para aumentar los ingresos.

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