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México elige a un experto en el Tratado de Libre Comercio como embajador en Washington

El nombramiento de Gerónimo Gutiérrez, actual director gerente del Banco de Desarrollo para América del Norte, para la negociación con Trump culmina el cambio en la cúpula de Exteriores

México se prepara para la gran batalla. Ante la inminente y explosiva negociación con Donald Trump, el Gobierno mexicano ha decidido cambiar su cúpula diplomática en Estados Unidos y ha nombrado nuevo embajador. El elegido, Gerónimo Gutiérrez Fernández, es un veterano funcionario que durante la administración panista sirvió como subsecretario de América del Norte, y que hasta ahora ejercía como director gerente del Banco de Desarrollo de América del Norte (2003-2006), un organismo creado dentro del Tratado de Libre Comercio, el acuerdo que Trump quiere liquidar.

Economista y bien conocido por las élites mexicanas, Gutiérrez llegó a ser subsecretario de Gobernación (Interior), y ya en 2015 su nombre sonó como candidato seguro para la embajada más estratégica. Su conocimiento de la Administración, sus buenas relaciones con el nuevo secretario de Exteriores, Luis Videgaray, y sobre todo su capacidad para manejar una negociación en la cuerda floja han sido determinantes en su elección, que aún debe ser confirmada por el Senado.

El actual embajador, Carlos Sada Solana, apenas ha durado siete meses en el cargo, pero su destino, según fuentes diplomáticas, no será el olvido. Ocupará la subsecretaría de América del Norte, un puesto clave en el diseño de la estrategia con Washington y de gran proximidad con Videgaray.

Sada llegó a la embajada tras el profundo rediseño que experimentó la política exterior mexicana en la primavera pasada, tras la constatación de que el fenómeno Trump había abandonado el ámbito marginal y se había convertido en una amenaza real y cercana. Sada, que había sido cónsul general en Chicago, Nueva York y Los Ángeles, es un experto en la comunidad mexicana en Estados Unidos y su objetivo ha sido movilizarla y transformarla en un grupo de presión capaz de atemperar las tensiones contra México. Una misión que su antecesor, Miguel Basáñez, que apenas duró ocho meses en el puesto, no había logrado.

Los nombramientos marcan un cambio de era. La victoria de Trump en noviembre pasado ha pulverizado las esperanzas mexicanas. La pesadilla del muro, la deportacions, los aranceles y el fin del Tratado de Libre Comercio son ahora asuntos de Estado. Un material explosivo con el que el republicano juega a diario para satisfacción de sus electores y terror de los mexicanos y su economía.

La respuesta del presidente Enrique Peña Nieto a este colosal desafío ha sido rescatar a su principal valido, Luis Videgaray, caído en desgracia en septiembre pasado tras haber organizado la humillante visita de Trump a México en plena campaña electoral. Su vuelta el poder, con el cargo de secretario de Exteriores, le ha puesto al frente de una negociación casi imposible. En su mano queda establecer un cauce de diálogo la suficientemente fuerte como para soportar la oscilaciones del volcánico magnate pero también para no bajar la guardia y preservar la dignidad nacional. “Hay voces que se alzan promoviendo una estrategia de conflicto, otras pronostican la sumisión. México no va tomar ninguna de esas puertas falsas”, ha dicho Videgaray. La partida ha empezado.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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