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¿Quieres mis datos? Pide permiso

Operadoras de telefonía, aplicaciones de mensajería, vendedores de publicidad online y usuarios libran en Bruselas una intensa batalla en torno a la nueva regulación sobre el jugoso negocio de saberlo todos sobre tus hábitos

Álvaro Sánchez
Una jóven consulta su teléfono móvil.
Una jóven consulta su teléfono móvil.MANUEL BRUQUE (EFE)

Una amenaza para la publicidad online. Un triunfo de los usuarios. Un freno para la innovación. Una norma equilibrada. La nueva regulación de privacidad propuesta por la Comisión Europea ha dejado una ristra de reacciones enfrentadas que marcan el inicio de una batalla que ha movilizado a los lobbys.

Bruselas quiere dar el control de sus datos a los consumidores enarbolando la bandera del derecho a la privacidad. La nueva norma, que presumiblemente entrará en vigor en mayo de 2018, obliga a que las empresas pidan permiso a los dueños de los datos para poder utilizarlos y en caso de negativa tendrán que borrarlos. Además, por primera vez planea aplicar restricciones en el uso de datos no solo de llamadas o sms, sino también de servicios de mensajería como WhatsApp, Facebook Messenger o Skype, una decisión que operadores de telefonía como Movistar, Orange o Vodafone reclamaban desde hace tiempo para hacer las reglas iguales para todos.

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BEUC, la principal organización europea de consumidores, considera una victoria el aumento de la confidencialidad, pero la lista de agraviados es amplia: los operadores de telefonía, las aplicaciones de mensajería o la industria publicitaria online insisten en que las normas ya eran lo bastante duras, y ven la nueva regulación como un lastre para las amplias oportunidades que ofrece el libre tráfico de datos que pone en peligro el crecimiento del sector en la UE, donde la Comisión espera que mueva 643.000 millones de euros en 2020, más de la mitad del PIB español. “Tendremos que pedir permiso a los usuarios cada vez que queramos hacer algo nuevo y comprobar quién ha dado su consentimiento”, lamentan desde GSMA, la organización que agrupa a las compañías de telefonía móvil en Europa. Bruselas trata de tranquilizarles: “Tendrán más oportunidades para utilizar los datos. Por ejemplo, podrán elaborar mapas térmicos que indiquen la presencia de personas para ayudar a autoridades y empresas de transporte a desarrollar nuevas infraestructuras”.

La nueva normativa obliga a que las empresas pidan permiso a los dueños de los datos para poder utilizarlos

IAB Europe, el lobby de las empresas de publicidad online, ha sido la más crítica. “Los ingresos de publicidad podrían caer significativamente y muchas webs y aplicaciones tendrán que cobrar para sobrevivir”, advierten. La mayoría de páginas no alquilan su espacio publicitario a las marcas directamente: lo comercializan a través de compañías que se dedican a los anuncios online. Estas empresas procesan una ingente cantidad de datos para adaptar los reclamos a los gustos del usuario, pero afirman no tener la capacidad para pedir su consentimiento y auguran un aumento de las molestas ventanas de notificación.

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Los críticos con las nuevas reglas culpan a Bruselas de cargar sobre los usuarios la decisión de permitir el uso de su información privada en lugar de asegurarse de que las empresas garantizan la confidencialidad. “¿Cuántas veces has dado tu consentimiento a algo en tu móvil sin entender lo que estabas aceptando?”, dicen desde el sector del móvil. “Imagina que al subir a un avión el piloto te da un documento con todas las comprobaciones de seguridad que ha hecho y te pide que des tu aprobación. No sabes nada sobre seguridad aérea, por eso confías en su responsabilidad”, compara IAB.

Los ingresos de publicidad podrían caer significativamente y muchas webs y aplicaciones tendrán que cobrar para sobrevivir

Si uno de los debates fundamentales que han afrontado las democracias desde el 11-S ha sido el conflicto entre libertad y seguridad, en la realidad paralela de las comunicaciones electrónicas las placas tectónicas en rozamiento se llaman privacidad e innovación. La mayoría de implicados coincide en un punto: cuanto más haya de una, menos habrá de la otra.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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