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EE UU bombardea dos campamentos del ISIS en Libia

El Pentágono asegura haber matado a uno 80 yihadistas a 45 kilómetros de Sirte

Francisco Peregil
Un avión B-2, como los que han bombardeado este miércoles dos campamentos del Estado Islámico cerca de Sirte, durante su aterrizaje en California en julio de 2014.
Un avión B-2, como los que han bombardeado este miércoles dos campamentos del Estado Islámico cerca de Sirte, durante su aterrizaje en California en julio de 2014. FREDERIC J. BROWN (AFP)

Los yihadistas del Estado Islámico (Isis, por sus siglas en inglés) habían sido expulsados de Sirte en diciembre, tras casi siete meses de asedio y 470 bombardeos efectuados por la aviación de Estados Unidos. Pero los islamistas no llegaron a abandonar Libia. Tan solo habían decidido replegarse. Este jueves, solo un día antes de que Barak Obama termine su mandato en la Casa Blanca, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Ashton Carter, informó de que dos bombarderos B-2 de Estados Unidos mataron el miércoles a unos 80 yihadistas en dos campamentos que el Estado Islámico había emplazado a solo 45 kilómetros al sur de Sirte.

En Libia se tenía la certeza de que cientos de islamistas habían huido, antes de que comenzara la guerra, desde Sirte, hacia el sur del país. Pero pocos podían sospechar que el ISIS aún contaba con dos campamentos en el desierto, a solo 45 kilómetros de Sirte. El secretario de Defensa indicó de que los yihadistas intentaban reagruparse en esos campamentos para volver a atacar Sirte y las instalaciones petroleras cercanas.

El portavoz del Pentágono, Peter Cook, explicó que los bombarderos despegaron desde de la base de Whiteman, en el estado de Misuri, en una misión que se prolongó por más de 30 horas y en la que se lanzaron más de un centenar de proyectiles, en declaraciones recogidas por la agencia Efe.

Desde que en 2011 fuese derrocado Muamar el Gadafi, la situación en Libia se ha degradado tanto que la presencia del ISIS se ha convertido en solo un problema más de los que sufre el país, un problema que se suma a la división entre las milicias de Trípoli y Misrata por un lado y el Ejército del mariscal Jalifa Hafter, por otro.

En Trípoli, los ciudadanos de a pie hace tiempo que vienen habituándose a la inseguridad, a los secuestros en plena calle y a los cortes de luz. Esta semana ha habido un apagón de más de 30 horas en el Este y Sur del país. La gravedad de la situación ha impedido desplazarse a la cumbre de Davos a Fayez Serraj, jefe del Consejo Presidencial del Gobierno de Acuerdo Nacional (NGA por su siglas en inglés), órgano apoyado por la ONU y gran parte de la comunidad internacional.

El hecho de que Serraj haya decidido quedarse en Trípoli puede dar la impresión de que su presencia es clave en la resolución de los problemas. Pero lo cierto es que desde que Serraj llegó a Trípoli hace diez meses su poder se ha visto bastante limitado. Y el ciudadano de a pie apenas ha notado alguna mejora en su vida. Los libios siguen padeciendo un corralito, un límite a la hora de retirar su dinero del banco, y cada vez son más frecuentes y prolongados los cortes de agua y luz.

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Libia vuelve hoy al candelero internacional porque han sido destruido dos campamentos del ISIS. Pero la amenaza yihadista está lejos de disiparse en el país.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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