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El descontento ciudadano pretende revocar a Enrique Peñalosa de la alcaldía de Bogotá

Diversos grupos han iniciado la recolección de firmas para convocar a un referendo que decida la continuidad del mandatario de la capital de Colombia

Sally Palomino
Peñalosa, en bicicleta, durante la campaña por la alcaldía de Bogotá.
Peñalosa, en bicicleta, durante la campaña por la alcaldía de Bogotá. GUILLERMO LEGARIA/ AFP

Carlos Carrillo ha dejado su profesión para hacer de investigador y periodista. Este diseñador industrial de 36 años, profesor de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, ha convertido su blog personal en una vitrina para denunciar lo que no parece muy transparente en la gestión de Enrique Peñalosa en la alcaldía de Bogotá. Carrillo no milita en ningún partido político y dice que su motivación para hacer seguimiento a quien lleva las riendas de la capital de Colombia, responde a una cuestión de ciudadano. También de sentido común.

La investigación sobre un doctorado y una maestría que en los perfiles oficiales del alcalde decía tener y que no eran ciertos, siguen estancadas y las autoridades no se han pronunciado. Bastó que el Ayuntamiento se excusara en decir que se trató de un error de digitación para que el tema se quedara en una simple polémica. Carrillo lidera ahora una de las tres iniciativas que buscan revocar a Peñalosa de su cargo. “No es la venganza de un sector político, es la prueba de que la ciudadanía está cada vez más al tanto de lo que pasa con sus gobernantes”. Aunque reconoce que no es el mejor método de control político, según él es el único mecanismo para “frenar un mandato que ha demostrado no escuchar a nadie y en la que los entes de control no están haciendo seguimiento a las denuncias”.

A su idea se han unido sindicatos, trabajadores de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá (ETB) que se oponen a la ventas de la compañía, empleados de la Empresa de Energía de Bogotá (EEB) que rechazan la venta de algunas de sus acciones, como lo planea el mandatario y que ha generado que a la par de la revocatoria, los ciudadanos le pidan a la Procuraduría que intervenga en estas decisiones de su administración. Para que la revocatoria prospere y no ocurra lo que ha pasado con los 165 intentos que, desde la Constitución de 1991, se han dado en diferentes ciudades del país –la última durante la alcaldía del predecesor de Peñalosa, Gustavo Petro-, los promotores deberán recolectar en seis meses al menos 271.818 firmas, que corresponde al 30% de la votación que obtuvo Peñalosa en octubre de 2015, cuando fue elegido. De lograr ese respaldo y tras la verificación de la Registraduría, se convocaría a un referendo para que los ciudadanos decidan si se revoca o no el alcalde. Para que sea válido deberán votar 1’092.229 personas. Peñalosa sería revocado si votan a favor de esa medida al menos 546.115, explica Sergio Fernández, otro de los líderes de la iniciativa.

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Según una reciente encuesta de Invamer-Gallup, la desaprobación de Peñalosa es del 67%. La Alcaldía de Bogotá ha señalado que ante la idea de una revocatoria, que tilda de política más que ciudadana, su camino será el de mostrar los logros que ha alcanzado Peñalosa en un año de mandato. Ente ellos, mencionan la reducción en los homicidios, de atracos callejeros y uno de los golpes más duros al narcotráfico como lo fue la desarticulación del barrio del Bronx.

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“Hay un descontento generalizado. Las encuestas son un indicador. Ocho de cada diez ciudadanos rechazan la gestión el alcalde. Tenemos que evitar daños que podrán ser irreversibles”, dice Fernández, quien aunque es miembro del Polo Democrático se defiende y asegura que no se trata de una medida revanchista de la izquierda, después de salir del poder de Bogotá tras 12 años de mandato. “El argumento para deslegitimarnos ha sido el de señalar esto como una cuestión de izquierda y de oposición, pero dentro del movimiento hay personas de muchos partidos o sin partido. De la comunidad LGTBI, ambientalistas, ciudadanos de a pie que no están conformes con la gestión”, asegura. Según él, hay un hastío hacia la política tradicional. “No podemos mencionar un solo tema cuestionable. Desde que está en la alcaldía han sido muchos en los que se destaca la improvisación. La intención de intervenir la reserva natural Thomas van der Hammen, la idea de hacer el metro elevado y desechar los estudios (ya adelantados) para que sea subterráneo y la privatización de la ETB son algunas razones que han generado descontento”, señala.

Aunque en Bogotá es en donde la iniciativa de revocatoria parece tener más fuerza, en otras grandes ciudades como Cartagena y Bucaramanga también han empezado procesos que tienen el mismo fin. En la primera de estas, un grupo de ciudadanos bajo el lema ‘La ciudad manda’ pretende demostrar la insatisfacción de los cartageneros frente a la administración de Manuel Vicente Duque. Alegan que la seguridad ha empeorado y que el mandatario gobierna “de espaldas a la ciudad” y aunque han señalado que la oposición a esa alcaldía tiene tintes políticos, los promotores aseguran que desde diferentes sectores se han unido para que Cartagena tenga otro alcalde. En Bucaramanga, la idea de una revocatoria está motivada, según uno de sus líderes Óscar Iván Díaz, por el olvido en el que parecen haber quedado los programas sociales.

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Sobre la firma

Sally Palomino
Redactora de EL PAÍS América desde Bogotá. Ha sido reportera de la revista 'Semana' en su formato digital y editora web del diario 'El Tiempo'. Su trabajo periodístico se ha concentrado en temas sobre violencia de género, conflicto armado y derechos humanos.

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