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Silicon Valley se moviliza contra las medidas migratorias de Trump

Tras Zuckerberg, los fundadores Google, Airbnb y Netflix se pronuncian en contra

Protesta en el aeropuerto de San Francisco a la que se unió Sergey Brin, cofundador de Google.
Protesta en el aeropuerto de San Francisco a la que se unió Sergey Brin, cofundador de Google.PETER DASILVA (EFE)

La última medida migratoria ha acabado con el silencio con el que el polo tecnológico del mundo había recibido al presidente Trump. El pasado viernes Mark Zuckerberg rompió el hielo con un extenso mensaje en su muro en contra de su negativa a aceptar a inmigrantes de Irak, Irán, Sudán, Somalia, Siria, Yemen y Libia, aunque cuenten con permiso de residencia o visado en curso. Durante el fin de semana se han unido algunos gigantes tecnológicos.

Airbnb ha procurado ser consecuente con su lema, hacer que cualquiera se sienta como un local en una nueva ciudad, y también se ha pronunciado. Brian Chesky, cofundador y consejero delegado, ha mostrado su solidaridad con palabras, a través de un tuit: “Abrir las puertas nos ha unidos a todos. Cerrarlas divide a los Estados Unidos. Vamos a encontrar una forma de conectarnos, no de separarnos”, y también con una medida, ofrecer alojamiento a aquellos residentes de Estados Unidos que, tras pasar por sus países de origen, ahora no pueden hacer el viaje de vuelta. “Tenemos tres millones de casas a su disposición. Algo podemos hacer”, añadió en su perfil de Facebook.

El consejero delegado de Google, Sundar Pichai, de origen indio, envió una circular a sus empleados el viernes. En la carta pedía a aquellos trabajadores de los países afectados por la medida del presidente que se encuentren en el exterior vuelvan de inmediato a Estados Unidos. “Nos duele el daño personal que esta orden ejecutiva tiene en nuestros colegas. Siempre hemos hecho pública nuestra visión de la inmigración y vamos a seguir así, tan Washington y en todo el mundo”. Se calcula que los afectados podrían llegar a 200.

Mientras que a Larry Page, cofundador del buscador, ha sido objeto de críticas por atender a la primera reunión de la industria con Trump. Sergey Brin, nacido en Moscú y nacionalizado, se ha presentado como un manifestante más en el aeropuerto de San Francisco para mostrar un inusual apoyo: “Estoy aquí porque soy un refugiado más”.

Sam Altman, inversor de capital riesgo y presidente de Y Combinator, la incubadora de startups más brillante, también se ha unido a los que pretenden acampar en el aeropuerto.

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Reed Hastings, fundador de Netflix, el mayor videoclub del mundo con más de siete millones de clientes de pago, y funcionamiento en casi todo el mundo con la excepción de China, se pronunció en su perfil de Facebook. “Los actos de Trump están afectando a empleados de Netflix en todo el mundo. Esto es tan antiamericano que nos duele a todos. Estas medidas hacen que América sea menos segura, dando que genera odio y pérdida de aliados, en lugar de lo contrario”, escribió, “Semana muy triste. Y lo que nos queda con las vidas de más de 600.000 dreamers que están bajo amenaza inminente. Es hora de que nos unamos para defender los valores y libertad de América”. Hastings llama la atención, precisamente, sobre el mismo colectivo que lo hizo Zuckerberg solo 24 horas antes, los dreamers, o soñadores, como se denomina a aquellos que llegaron muy jóvenes y carecen de un hogar o referencia fuera de Estados Unidos.

Satya Nadella, máximo ejecutivo de Microsoft, es inmigrante de origen indio, envió un correo interno en el que se compromete a dar apoyo moral, financiero y legal a todos los empleados de la firma que puedan verse afectados. Brad Smith, responsable de asuntos públicos de los de Seattle, estima que son 76 los potenciales afectados.

Chris Sacca, uno de los primeros inversores en Twitter, Uber e Instagram, pidió que se donase a ACLU, una organización sin ánimo de lucro que quiere llevar a Trump a los tribunales por estas medidas migratorios. Propuso igualar donaciones de particulares hasta llegar a 25.000 dólares. Tres horas después terminó por poner 150.000 dólares de su bolsillo.

Meme repetido en redes sociales: "El hijo de un inmigrante sirio".
Meme repetido en redes sociales: "El hijo de un inmigrante sirio".

Esta orden ejecutiva no es la única fuente de temor en un lugar en el que la contratación de extranjeros es constante. Se teme por los visados J1, que permiten la llegada de trabajadores recién licenciados. En su mayoría suelen ser jóvenes programadores o investigadores que cubren la gran demanda de estos perfiles en el mundo tecnológico. Entran en calidad de becarios, pero lo habitual es que sirva para trampolín en su carrera en Estados Unidos.

Una vieja imagen de Steve Jobs se ha convertido en la mejor defensa de los emigrantes en Silicon Valley. Se replica de perfil en perfil por las redes sociales recordando que el mago de Apple era hijo de un inmigrante sirio. El nombre real de su padre biológico es Abdulfatá John Jandali. Sin Macs, iPhones o iPads, Silicon Valley no sería lo que es. Es un síntoma, también un símbolo, de cómo una de las zonas más privilegiadas del planeta reivindica la entrada de talento del exterior.

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