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No es donde naces sino qué lengua hablas

Nueve de cada diez europeos y estadounidenses consideran la lengua clave para la identidad

Becky Perlman, una inmigrante iraní durante una protesta contra el veto migratorio de Trump el 26 de enero.
Becky Perlman, una inmigrante iraní durante una protesta contra el veto migratorio de Trump el 26 de enero. JOSHUA LOTT (AFP)
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Nueve de cada diez europeos y estadounidenses consideran que el idioma es más importante que el lugar de nacimiento a la hora de definir la identidad nacional, según un estudio publicado este miércoles por el Pew Research Center. El informe titulado Lo que hace falta para ser uno de nosotros, elaborado en base a las encuestas realizadas a 14.500 personas de 14 países, concluye que el debate acerca de la apertura de las fronteras ha estado centrado en la identidad nacional. El Brexit en Reino Unido, el recrudecimiento del discurso nacionalista en Francia, Hungría o Alemania y la llegada a la presidencia de EE UU de Donald Trump, han girado en torno al concepto de identidad.

Lo que significa ser un verdadero estadounidense, español o alemán ha estado ligado históricamente al lugar de nacimiento. Sin embargo, el 97% de los europeos cree que dominar el idioma nacional es fundamental para la identidad frente al 33%, que cree que es el sitio donde se nazca lo que la define.

En Europa, unas naciones le dan mayor peso al idioma que otras. Ocho de cada diez holandeses, húngaros, ingleses y alemanes lo consideran fundamental, mientras que en España (62%) e Italia (59%) son los países europeos que menos peso le dan al uso del español o el italiano para ser considerado nacional.

"En EE UU, una nación de inmigrantes, es curioso que el 60% le da importancia a nacer aquí", afirma Bruce Stokes, director del estudio. El dominio del inglés es importante para siete de cada diez de los estadounidenses. "Eso quiere decir que hay forma de ser aceptado en un país. Si aprendes el idioma eres más funcional y por tanto es más fácil integrarse", añade por teléfono.

En Europa hay excepciones. Hungría destaca por tener un sentimiento nacionalista más pronunciado. Más de la mitad de sus ciudadanos cree que es fundamental haber nacido en el país para ser considerado húngaro. "Esto se debe a que no tienen mucha población inmigrante y temen a los refugiados", explica Stokes. Los griegos también le dan una gran importancia al lugar de nacimiento. En el extremo opuesto se encuentran los suecos: solo el 8% lo considera primordial. España se encuentra en un punto medio, ya que tres de cada diez  españoles le dan peso a nacer dentro de sus fronteras.

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Los encuestadores interrogaron a los ciudadanos acerca de la importancia que le concedían el hecho de ser cristiano para vertebrar su identidad. El 15% dio una respuesta afirmativa. Grecia es el país que mayor peso le da a la fe a la hora de ser griego, un 54%. En España baja a un 9%. Uno de cada tres estadounidenses considera que el cristianismo es fundamental. Esta cifra sube al 57% para aquellos que se definen como blancos protestantes evangélicos.

Acerca de esto, Trump dijo que daría prioridad en la solicitud de refugio a cristianos sirios, tras el anuncio del veto migratorio del pasado viernes. "El estudio se realizó antes de que llegara Trump, pero los valores no cambian tan rápido en una sociedad", explica Stokes.

La ideología política también influye en el concepto de identidad nacional. En Estados Unidos el idioma es importante para el 83% de los republicanos y para el 61% de los demócratas. En Reino Unido un 73% de aquellos que se identifican con el Partido por la Independencia de Reino Unido (UKIP) creen que adquirir la cultura británica es básico para ser inglés. Ese porcentaje baja al 44% para los contrarios al UKIP.

En Francia ocurre algo similar. Un 65% de los afines al Frente Nacional le dan en peso a la práctica de costumbres francesas frente a un 39% de aquellos que se oponen al FN. Sobre esto, Stokes añade: "España e Italia son dos casos particulares, ya que no existen partidos tan orientados al nacionalismo como en el resto de Europa".

Los resultados muestran que Suecia es especialmente desapegada a conceptos como las costumbres (26%) o el lugar de nacimiento (8%). "Si caminas por las calles suecas, todos tienen colgada una bandera en el jardín. Sin embargo, son una sociedad muy cosmopolita, no tienen una identidad nacional cerrada", dice Stokes.

Pero hasta ese rincón de Europa también ha llegado el populismo nacionalista: los extremistas de Demócratas Suecos son la tercera fuerza política en el país. Un 44% de los simpatizantes de este partido creen fundamental adoptar la cultura para ser un "sueco verdadero". Solo dos de cada diez suecos de otras ideologías apoya esta idea.

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