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“Trump me dijo que Venezuela no está sola”

Tintori habla de la ratificación de la condena de su marido, que cumple tres años en prisión, de su encuentro con Donald Trump y de la situación política en el país

Lilian Tintori en una manifestación en octubre.
Lilian Tintori en una manifestación en octubre.AFP

Lilian Tintori (Caracas, 1978) regresó a Caracas desde Washington el jueves después de reunirse con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. De inmediato se puso al frente de los preparativos de la concentración que este sábado recordará que su esposo, Leopoldo López, está preso desde hace justo tres años. En todo este tiempo, las circunstancias de su encarcelamiento, la condena a casi 14 años y los vicios del juicio han elevado a López al altar de los presos de conciencia. No es poca la contribución de Tintori en el nuevo perfil de su marido, exalcalde del municipio más rico de Venezuela (Chacao) y educado en Harvard. La prisión los ha transformado tanto que cuesta reconocerlos ahora como la pareja que cruzaba a nado el río Orinoco, o a Tintori como la mujer que desde el punto más al norte de Venezuela llegó hasta la vecina isla de Aruba, territorio holandés de ultramar, en kitesurf. Tintori ha dejado de lado a la deportista para vestir la ropa de una defensora de derechos humanos. Y así habla.

Pregunta. El Supremo ha ratificado la condena a Leopoldo López. ¿Cómo recibe la familia esa sentencia?

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Respuesta. Cualquier sentencia que emita el Supremo es nula porque es el brazo ejecutor de una dictadura. En Venezuela, como lo sabe casi toda la comunidad internacional, no existe la autonomía de poderes. Las sentencias del Supremo han desestimado leyes aprobadas por la Asamblea Nacional que hubiesen contribuido a aliviar la crisis humanitaria. No permitieron, por ejemplo, el instrumento legal para traer desde otros países los insumos necesarios para salir de esta crisis que ellos mismos han provocado. El Supremo aplasta con sus fallos el rescate de la democracia. Y su decisión en el caso de Leopoldo es una clara retaliación por la reunión que sostuve con Donald Trump, su vicepresidente, la primera dama y el senador Marco Rubio.

P. Aunque el régimen venezolano siempre ha desconocido los tratados internacionales, ¿van a llevar el caso a la Corte Interamericana?

R. Nosotros ya hemos iniciado ese camino desde mucho antes de conocerse la ratificación de la condena. No es nuevo el empeño del máximo tribunal de bloquear la libertad. Cualquier Supremo de otro país que lea la sentencia y compruebe que Leopoldo está preso por el arte de la palabra lo liberaría de inmediato. Él es un líder moral.

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P. ¿Qué puede aportar a la causa de Leopoldo López el apoyo de Trump?

R. Muchísimo. Estados Unidos se ha sumado a naciones de América como Argentina, Perú, Canadá y Brasil, y a otros países de Europa, como España y Francia, en el apoyo a nuestra causa por el rescate de la democracia en Venezuela y en la exigencia de liberar a los presos políticos del régimen. Trump ha cerrado el círculo y ayuda mucho que Washington conozca la situación de una fuente directa. Trump no es indiferente. "Dile a Venezuela que no está sola y que estoy con el pueblo", me dijo.

Trump no es indiferente. 'Dile a Venezuela que no está sola y que estoy con el pueblo', me dijo

P. Trump ha apoyado la construcción del muro en la frontera con México, el proteccionismo nacionalista y una política xenófoba. López jamás se ha identificado con esas ideas...

R. Mi rol es luchar por la libertad de Leopoldo. Cada vez que viajo al exterior hablo de mi país como defensora de derechos humanos porque eso soy. Cuando liberen a Leopoldo podré opinar sobre las decisiones de otros países. Por ahora mi foco es la lucha contra la dictadura de Venezuela, a la que se le ha pasado la mano con nosotros y con todos los demás presos políticos. Hace dos semanas funcionarios del Sebin [policía política] me apuntaron. Han atacado a mis hijos, a mi familia consanguínea, a mi suegra, y mi suegro tuvo que irse de Venezuela. Han sido duros estos tres años. Es muy difícil luchar contra una dictadura, pero no han podido ni podrán acallar a la oposición, ni lo logrará la censura a los medios de comunicación.

P. ¿La ha sobrepasado lo que le ha tocado vivir?

R. Me ha tocado y lo he asumido. No estaba acostumbrada a la persecución. Hoy entiendo que no me puedo dejar llevar por los sentimientos y que, antes de responder a una agresión, me corresponde denunciar esos atropellos. Hay otros venezolanos presos, gente que no puede comer, que no tiene cómo comprar medicinas y es víctima de un sistema injusto. El mejor ejemplo que tengo es Leo. Su fortaleza me guía. Le torturan a diario, los militares entran a su celda de madrugada, le han destrozado sus pertenencias y él sigue fuerte. Si él está fuerte, yo no debo ser menos.

P. ¿Ha cambiado la visión de Venezuela en el exterior?

R. Hoy el mundo entero reconoce a Venezuela como una dictadura. Y más temprano que tarde saldremos de ella mediante el voto y con el apoyo de la comunidad internacional. Todos los días me levanto pensado que Leopoldo va a ser liberado y eso me da ánimo... Esta lucha ha valido la pena. La gente está con nosotros y no podemos renunciar. Como dice Leopoldo, el que se cansa pierde.

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